La lengua del Papa y las suegras
Las declaraciones del pont¨ªfice sobre las madres pol¨ªticas destilan aquellos prejuicios que, durante siglos, han construido una imagen negativa entre suegras y nueras
Es tan gracioso odiar a las suegras que en las fiestas navide?as los pitos del cotill¨®n son llamados a matarlas. La sansevieria, una planta larga, retorcida y afilada, se denomina com¨²nmente ¡°lengua de suegra¡± por razones que cualquiera sabe, hasta el Papa.
El pont¨ªfice sorprendi¨® ayer en su audiencia dirigi¨¦ndose a las madres pol¨ªticas: ¡°A vosotras, suegras, os digo: tened cuidado con vuestras lenguas. Es uno de los pecados de las suegras, la lengua¡±. Existen, dijo, ¡°lugares comunes sobre v¨ªnculos de parentela creados por el matrimonio, sobre todo entre suegra y nuera¡±. Por ello pidi¨® superar ¡°los prejuicios m¨¢s comunes¡±. Eso s¨ª, lo pidi¨® justo antes de reforzarlos ante miles de personas en la Plaza de San Pablo.
A las nueras y yernos, aunque m¨¢s a las nueras, las exhort¨® a ser pacientes y emp¨¢ticas: ¡°Hoy en d¨ªa la suegra es un personaje m¨ªtico, no digo que pensemos que son el diablo, pero siempre se dice que son malas. Pero son la madre de tu marido, de tu mujer. Son ya mayores y una de las cosas m¨¢s bonitas para las abuelas es ver a sus nietos. Es cierto que a veces son un poco especiales, pero han dado todo. Al menos hazlas felices, deja que lleven su vejez con felicidad y si tienen cualquier defecto que se corrijan¡±.
?Que se corrijan? C¨®mo se nota que ¨¦l no tiene suegra.
Es muy f¨¢cil hacer el chiste. Desde ni?as, las futuras nueras y suegras nos hemos criado entre bromas parecidas. Temiendo que, si nos emparejamos y tenemos hijos, pasaremos dos ex¨¢menes vitales, dos peleas de gatas existenciales, con sendas contrincantes femeninas: para la primera nunca seremos suficiente, la segunda nos robar¨¢ el amor de nuestros hijos. Por si alguien quiere objetar que los hombres tambi¨¦n tienen lo suyo¡ ah¨ª est¨¢ la secci¨®n de comentarios. Todos recordamos a Robert de Niro haci¨¦ndoselas pasar canutas a Ben Stiller, pero el ¡°mito¡± al que ha hecho referencia el Papa no es comparable, basta con buscar en Google ¡°suegro¡± y ¡°suegra¡± para ver los millones m¨¢s de referencias que escupe la cultura popular sobre ellas. Tambi¨¦n se puede recurrir a la Historia.
El libro Representaci¨®n de la suegra en literatura, cine, teatro y televisi¨®n (publicado en ingl¨¦s por Lexington Books en 2018) deconstruye la figura desde la Roma cl¨¢sica hasta la televisi¨®n contempor¨¢nea. Auba Llompart Pons, doctora en Filolog¨ªa Inglesa de la Universitat Aut¨°noma de Barcelona es coautora (con Lydia Brugu¨¦) del cap¨ªtulo centrado en los cuentos de hadas de Perrault, los hermanos Grimm o Giambattista Basile basados en la tradici¨®n oral y su translaci¨®n hasta las pel¨ªculas actuales. ?C¨®mo quedan las suegras en ellos? ¡°Salen muy mal paradas¡±, explica por tel¨¦fono, ¡°se las representa como manipuladoras, siempre son un obst¨¢culo para sus nueras y una amenaza para la autoridad patriarcal de sus hijos¡±. La suegra ¡°cuestiona al patriarcado porque busca tener poder en la familia¡±. La peor de todas ellas para la experta es la suegra de La Bella Durmiente. ?Pero la mala no era un hada malvada sin lazos de sangre? ¡°Esa es la que lanza el maleficio, pero Perrault tiene una segunda parte del cuento que ha sido omitida de las versiones canonizadas: la princesa se casa con el pr¨ªncipe, que se convierte en rey, y su madre es una ogra¡±. Una ogra literal. Cuando el rey sale de viaje, intenta comerse a su nuera y a sus nietos. ¡°Es el retrato m¨¢s bestia¡±, dice Llompart.
Y no son pocos. Desde el refranero (¡°La nuera por la suegra, cag¨¢ronse en la puerta¡± / ¡°Suegra, ni de az¨²car buena; nuera, ni de pasta ni de cera¡±) hasta estrenos recientes como La madre del novio o Juego de Tronos, donde Cersey amenaza con estrangular a la esposa de su hijo, la guerra intergeneracional entre mujeres da mucho juego.
Leo con sorpresa en la tesis doctoral El romancero tradicional y las relaciones de parentesco: la suegra malvada de Ignacio Ceballos, que la canci¨®n aquella de Carrascal, carrascal, qu¨¦ bonita serenata daba la lata con los versos ¡°Cuando se muera mi suegra, que la entierren boca abajo, porque si quiere salir que se meta m¨¢s abajo¡±.
?Se traduce este hist¨®rico odio a la vida real? Las encuestas son escasas y con universos reducidos de unos poco cientos de personas, pero las pocas que hay dicen que la mayor¨ªa de las mujeres se llevan bien con sus familias pol¨ªticas, mientras que los varones son m¨¢s reacios a pasar los domingos con su contraparte, tambi¨¦n que los cu?ados y cu?adas son m¨¢s odiosas que las suegras. ?Quiz¨¢s ha sustituido el ¡°cu?ao¡± al malo de la familia? Parece que la cosa est¨¢ cambiando, aunque lentamente, la ¨²nica representaci¨®n positiva de una suegra que se me ocurre, tras preguntar tambi¨¦n a quien ten¨ªa a mano, es la comprensiva Meryl Streep en Big Little Lies y su hijo, era un maltratador¡ La encuesta m¨¢s interesante, al menos desde el punto de vista de una nuera, es de la web Fatherly, de 2016, que viene a decir que los nietos son el punto de inflexi¨®n. Sin encuesta que lo avale, plagio a una amiga que siempre dec¨ªa ¡°cuando nace un beb¨¦, nace una suegra¡±.
Cada familia feliz lo es tambi¨¦n a su manera. Lo siento Leon Tolstoi. A m¨ª mi suegra me puso un poco nerviosa como madre primeriza. Tambi¨¦n muchas otras se?oras, que no eran ni de mi familia. Luego se me pas¨®, porque ha parido al hombre que quiero y porque es estupenda.
El Papa tiene raz¨®n en que merecen ser mejor tratadas, las que lo merecen imagino. En la vida real, porque sale mejor tratar bien a la gente, en la ficci¨®n, porque es m¨¢s real. Porque igual, como dice la experta, la ra¨ªz del mito de la suegra malvada es, otra vez, el patriarcado, al que cuestiona buscando tener poder en la familia. Hay suegras maravillosas. A la m¨ªa la tengo aqu¨ª, leyendo este texto a ratitos mientras cuida de mis hijos. Le acabo de contar que en la comedia La suegra de Terencio, autor durante la Rep¨²blica Romana, el marido de la nuera se llamaba P¨¢nfilo. Y nos hemos re¨ªdo mucho.
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