Nueva York se ofrece como refugio a las mujeres de EE UU que no puedan abortar en sus Estados
Sociedad civil e instituciones hacen frente com¨²n en la defensa de los derechos de salud reproductiva de las estadounidenses
Una marea verde ha inundado esta semana el coraz¨®n de Nueva York. Convocadas por redes sociales, muchas vestidas del color con que se identifica la movilizaci¨®n proaborto en el mundo, decenas de miles de mujeres ¡ªy bastantes hombres¡ª se manifestaron el martes y el mi¨¦rcoles contra la intenci¨®n del Tribunal Supremo de EE UU de derogar la doctrina que hace 50 a?os garantiz¨® la interrupci¨®n voluntaria del embarazo en el pa¨ªs. Pero no solo eso: tambi¨¦n subrayaron la necesidad de consagrar Nueva York como refugio para las mujeres que no puedan abortar en sus Estados. De confirmarse el fin de Roe vs. Wade, Nueva York se convertir¨ªa en el Estado m¨¢s cercano donde poder abortar para entre 190.000 y 280.000 mujeres de otros territorios, seg¨²n c¨¢lculos de los legisladores estatales. Un eventual aluvi¨®n de llegadas plantea la pertinencia de una mayor financiaci¨®n. Sociedad civil e instituciones, de la mano, dan la batalla.
Nueva York ha sido vanguardia en la defensa de los derechos de salud reproductiva de las mujeres. En 1970, tres a?os antes de que el Supremo sentara el precedente de Roe vs. Wade, el Estado legaliz¨® la interrupci¨®n voluntaria del embarazo, convirti¨¦ndose en un im¨¢n para miles de estadounidenses. En 2019, fue uno de los primeros del pa¨ªs en codificar el derecho, adem¨¢s de terminar con la prohibici¨®n de abortar despu¨¦s de la semana 24?. Ese mismo a?o, el Ayuntamiento vot¨® a favor de financiar el Fondo de Acceso al Aborto de Nueva York (NYAAF, por sus siglas en ingl¨¦s), que ayuda a las neoyorquinas de bajos ingresos y a quienes viajan desde fuera para ser intervenidas.
?tem m¨¢s, a principios de a?o, dos senadoras dem¨®cratas introdujeron una legislaci¨®n para ampliar la cobertura del aborto en el Estado de Nueva York, que cuenta con una aceptable red de salud p¨²blica. Desde 2020, la ciudad destina 250.000 d¨®lares al a?o al fondo, una cantidad que parece insuficiente ante la eventual llegada de pacientes. Si el Supremo tumba Roe vs. Wade, el acceso a la hipot¨¦tica interrupci¨®n del embarazo de 36 millones de estadounidenses estar¨ªa en el aire, lo que aumentar¨ªa la presi¨®n sobre Nueva York, en una coyuntura econ¨®mica delicada.
Dadas las salvaguardas legales existentes, si se confirma el fallo del Supremo, no tendr¨ªa un impacto instant¨¢neo, pero s¨ª podr¨ªa provocar cambios locales para reforzar el estatus de Nueva York como refugio. Adem¨¢s, subrayan las activistas, legalidad no implica necesariamente acceso cuando el coste queda por encima del derecho.
¡°Esta lucha est¨¢ a la vuelta de la esquina¡±, dijo en la protesta del martes Sasha Neja Ahuja, una de las organizadoras. ¡°No es algo de lo que los neoyorquinos puedan desviar la mirada y decir: ¡®Oh, esto [solo] sucede en Texas, Alabama y Misisipi¡¯. No podemos hacer la vista gorda ante lo que est¨¢ pasando en este pa¨ªs. Tenemos que ser un lugar seguro para que las personas accedan a atenci¨®n m¨¦dica¡±. La activista se refer¨ªa a los casos de Texas, que en septiembre introdujo la ley m¨¢s restrictiva del pa¨ªs, y Misisipi, cuya vuelta de tuerca a la doctrina Roe vs. Wade est¨¢ en el origen del filtrado borrador del Supremo. La ley de Alabama ya desafi¨® el precedente en 2019.
¡°El Consistorio de Nueva York ya comenz¨® a financiar completamente el aborto¡±, sostiene Ahuja. ¡°Ampliar la financiaci¨®n es un gran paso que el Ayuntamiento puede dar f¨¢cilmente, ya que prevemos que cada vez m¨¢s personas busquen acceso [al aborto] en lugares como Nueva York¡±.
Cuando no pocos subrayan la parte positiva del asunto ¡ªque el rev¨¦s del Supremo d¨¦ ox¨ªgeno a los dem¨®cratas ante las complicadas elecciones de noviembre¡ª, Nueva York se erige como anomal¨ªa ideol¨®gica y pol¨ªtica dentro de EE UU, pero tambi¨¦n en espejo de una desigualdad flagrante que la derogaci¨®n de Roe vs. Wade pondr¨ªa de manifiesto. Como recuerdan estos d¨ªas las activistas, no se trata de no poder abortar, sino de poder coste¨¢rselo. Mayoritariamente dem¨®cratas, con abundante representaci¨®n femenina en las instituciones (incluido el Congreso estatal), la ciudad y el Estado son un rompeolas en la defensa de los derechos civiles, por lo que la movilizaci¨®n social encuentra perfecto eco en la Administraci¨®n, y viceversa.
¡°Yo tambi¨¦n he abortado, y no me arrepiento¡±
En pocos lugares m¨¢s de EE UU resultar¨ªa tan normal como en Nueva York escuchar decir a la fiscal general, Letitia James, micr¨®fono en mano ante los manifestantes: ¡°Yo tambi¨¦n he abortado, al comienzo de mi carrera. Simplemente acud¨ª a la cl¨ªnica y lo hice, y no me arrepiento de ello. Eleg¨ª abortar y no voy a disculparme por ello¡±. ¡°No vamos a dar marcha atr¨¢s¡±, desafi¨® el mi¨¦rcoles James, de 63 a?os, ¡°ning¨²n juez del Tribunal Supremo puede dictarme a m¨ª o a ti lo que hacer con nuestro cuerpo¡±. Tambi¨¦n la gobernadora, Katy Hochul, reaccion¨® de inmediato a la filtraci¨®n con un mensaje institucional: ¡°El derecho fundamental al aborto est¨¢ siendo atacado. Estamos listos para contraatacar y dispuestos a ofrecer un lugar seguro a cualquiera que lo necesite¡±.
El clamor social alcanza incluso a instituciones como la Universidad de Columbia, en cuyo seno el movimiento Colectivo Justicia Reproductiva intenta convencer al rectorado de que se proporcione la p¨ªldora abortiva ¡ªel m¨¦todo usado en el 54% de los abortos practicados en el pa¨ªs¡ª en el mismo campus, en vez de derivar a las mujeres a cl¨ªnicas. ¡°La cobertura sanitaria de las estudiantes y profesoras incluye el coste de una interrupci¨®n¡±, explica Rose, alumna de posgrado y miembro del colectivo, ¡°pero con la p¨ªldora ganar¨ªamos tiempo y transparencia, adem¨¢s de no colapsar servicios sanitarios que pueden verse desbordados en breve¡±.
El maremoto de la posible derogaci¨®n de Roe vs. Wade tambi¨¦n alcanza el mundo corporativo: numerosas empresas, incluidas algunas de las m¨¢s grandes del pa¨ªs, como Amazon, Citigroup o Levi¡¯s, financiar¨¢n los viajes de trabajadoras que deseen abortar. El Estado simbi¨®tico de Nueva York, Nueva Jersey, con la tercera tasa de abortos del pa¨ªs, tambi¨¦n se prepara para ello. Kaitlyn Wojtowicz, responsable de Planned Parenthood en Nueva Jersey, se?ala que el Estado dispone de un fondo espec¨ªfico y cubre la intervenci¨®n gracias a Medicaid, el plan de salud p¨²blica para personas sin recursos. ¡°Pero si alguien no est¨¢ amparado por Medicaid, por ejemplo una inmigrante indocumentada, no hay cobertura posible¡±, se?ala la responsable local de la ONG. ¡°En este momento, no hay ning¨²n programa estatal para ayudar a alguien que llegara de otro Estado¡±.
Desde septiembre, cuando Texas aprob¨® su restrictiva ley del aborto, Nueva Jersey est¨¢ registrando un n¨²mero creciente de visitas, subraya Wojtowicz, ¡°muchas desde Pensilvania por la cercan¨ªa geogr¨¢fica, pero tambi¨¦n del sur¡± del pa¨ªs, donde se concentran los Estados m¨¢s restrictivos. Para hacer frente a la creciente demanda, Nueva Jersey elimin¨® el a?o pasado la norma que restring¨ªa a los m¨¦dicos la pr¨¢ctica, ampli¨¢ndola a enfermeras, practicantes y otro personal sanitario.
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