El derecho al aborto en Estados Unidos, bajo el mazo del Supremo m¨¢s conservador
El tribunal que se dispone a derogar el precedente de ¡®Roe contra Wade¡¯ medio siglo despu¨¦s fue moldeado por Trump desde la Casa Blanca y refleja la politizaci¨®n del poder judicial en Washington
La noticia cay¨® el lunes como una bomba, pero no se puede decir que fuera una sorpresa. La publicaci¨®n en Politico del borrador de la opini¨®n mayoritaria de cinco de los nueve jueces del Supremo, decididos a tumbar el precedente de la sentencia de ese mismo tribunal en el caso Roe contra Wade, que consagr¨® constitucionalmente en 1973 el derecho al aborto en Estados Unidos, refleja la realidad de una instituci¨®n abrumadoramente conservadora. Nunca, desde los a?os treinta del pasado siglo, se hab¨ªa dado una mayor¨ªa de seis miembros m¨¢s o menos escorados a la derecha contra tres magistrados liberales.
Ese desequilibrio en el tribunal, que no es espejo de la sociedad cuyas decisiones moldean, se ha producido en los ¨²ltimos cinco a?os. Donald Trump tuvo tiempo de colar a tres candidatos en la alta instancia, una cantidad inusualmente elevada para un presidente en una sola legislatura (que adem¨¢s era la primera). Los cargos del Supremo son vitalicios, y Trump se estren¨® seg¨²n lleg¨® a La Casa Blanca, sentando a Neil Gorsuch en el asiento vacante del tambi¨¦n conservador Antonin Scalia, fallecido en febrero de 2016 ¨Dy tras un intento de Barack Obama, bloqueado por el Senado, de introducir a un liberal, el actual fiscal general Merrick Garland.
Despu¨¦s se jubil¨® otro de los conservadores, Anthony Kennedy, y lleg¨®, desde m¨¢s a la derecha, Brett Kavanaugh. Aunque la designaci¨®n que rompi¨® las costuras del Supremo, dividido hasta entonces en un 5-4, fue la de Amy Coney Barrett para sustituir a la jueza-icono Ruth Bader Ginsburg, que, enferma de c¨¢ncer, decidi¨® jug¨¢rsela a que aguantar¨ªa hasta el final de la legislatura, pero muri¨® en septiembre de 2020, poco antes de que Trump fuera derrotado en las elecciones. Pese a la proximidad de estas, el expresidente pis¨® el acelerador para nombrar a Barrett, quien, a sus 49 a?os, lleg¨® con una larga trayectoria por delante. Y as¨ª fue c¨®mo el expresidente dej¨® un Supremo dise?ado para perpetuar su legado.
Los tres jueces de Trump, que nunca ocult¨® su aspiraci¨®n de tumbar el precedente de Roe contra Wade, est¨¢n entre los firmantes del borrador filtrado el lunes, cuya autenticidad confirm¨® el martes el propio Supremo y que provoc¨® protestas en ciudades como Los ?ngeles, Washington o Nueva York, donde cientos de manifestantes vestidos de verde se unieron al final de la tarde en Manhattan a funcionarios como la fiscal general del Estado, Letitia James. Los otros dos son Samuel Alito, que escribe la argumentaci¨®n, 89 p¨¢ginas llenas de categ¨®ricas sentencias (tal vez porque est¨¢n escritas para no ser a¨²n le¨ªdas por la opini¨®n p¨²blica), y Clarence Thomas, el m¨¢s veterano, que ha protagonizado un esc¨¢ndalo en los ¨²ltimos tiempos por persona interpuesta: seg¨²n ha averiguado el comit¨¦ del Congreso que investiga el asalto al Capitolio, su esposa, Ginni Thomas, se escribi¨® con el jefe de gabinete de Trump, Mark Meadows, para pedirle que hiciera lo posible por impugnar el resultado leg¨ªtimo que dio el triunfo a Joe Biden en noviembre de 2020.
El sexto miembro del Supremo que cuenta entre la n¨®mina de los conservadores es su actual presidente, John Roberts ¡ªque no firma el borrador y en el pasado se ha salido del guion previsto en asuntos como los derechos LGTBI, la inmigraci¨®n o el aborto¨D. Roberts anunci¨® el martes que hab¨ªa iniciado una investigaci¨®n para aclarar los t¨¦rminos de la filtraci¨®n. Porque eso s¨ª fue una sorpresa: no se recuerda ninguna otra en la historia moderna del alto tribunal, tal vez la organizaci¨®n m¨¢s discreta de Washington. Los tres magistrados progresistas son: Stephen Breyer (que entregar¨¢ el testigo al final del curso a la reci¨¦n confirmada Ketanji Brown Jackson), Sonia Sotomayor y Elena Kagan.
Vista esa composici¨®n, los activistas en favor al derecho al aborto y expertos en el Supremo consultados por este diario en los ¨²ltimos meses daban por hecho que este tribunal no ser¨ªa favorable a mantener Roe vs Wade, seguramente el fallo m¨¢s famoso de su historia, y, casi medio siglo despu¨¦s, a¨²n el m¨¢s controvertido.
Un pa¨ªs dividido
La inc¨®gnita era saber hasta qu¨¦ punto iban a tumbarlo y, sobre todo, c¨®mo pensaban justificarlo. Si esta opini¨®n mayoritaria acaba siendo la definitiva cuando se conozca el fallo a finales de junio o principios de julio, la respuesta a la primera pregunta es: totalmente, pese a que el Supremo estudiaba en realidad una ley de Misisipi que fija el plazo para poder interrumpir el embarazo en 15 semanas (frente a las 23 actuales). Podr¨ªan haberse quedado en ajustar ese l¨ªmite, pero parecen decididos a ir m¨¢s all¨¢, y devolver a los Estados la potestad sobre el asunto, lo que en la pr¨¢ctica dejar¨¢ un mapa del pa¨ªs dividido en un mosaico diferentes normas.
Las pistas para despejar el segundo enigma est¨¢n en un texto a¨²n sujeto a revisi¨®n o que podr¨ªa haber cambiado ya desde que Alito lo escribi¨® en febrero. Cuando los nueve miembros del Supremo estudian el tema en una vista oral (que, en este caso, se celebr¨® a principios de diciembre), votan a continuaci¨®n (una votaci¨®n que hasta ahora nunca hab¨ªa trascendido), y uno de ellos escribe la argumentaci¨®n de la mayor¨ªa. El texto que ha causado esta semana un verdadero terremoto social y pol¨ªtico en Estados Unidos de consecuencias a¨²n impredecibles, tambi¨¦n en las elecciones legislativas de noviembre, es ese primer borrador, que luego va y viene entre los magistrados para alterar p¨¢rrafos, suavizar aristas o, tambi¨¦n es posible, cambiar completamente de idea en el transcurso de las discusiones.
El lenguaje empleado por Alito es especialmente categ¨®rico, porque no es com¨²n que el Supremo tumbe un precedente tan arraigado en la ley y en las costumbres. Por eso, las emisoras de televisi¨®n progresistas han rescatado este martes en Estados Unidos, entre acusaciones por haber mentido, extractos de los procesos de confirmaci¨®n ante el Senado de Gorsuch, Barrett y Kavanaugh, en los que los tres se mostraban inflexibles con la santidad del precedente.
En el borrador tambi¨¦n se puede leer, en un p¨¢rrafo que parece destinado a poner la venda antes de la herida, lo siguiente: ¡°En muchas otras ocasiones, este tribunal ha anulado importantes decisiones constitucionales¡. Sin esas decisiones, la ley constitucional estadounidense, tal y como la conocemos, ser¨ªa irreconocible, y este ser¨ªa un pa¨ªs diferente¡±. El texto incorpora una lista de dos p¨¢ginas con letra peque?a con fallos en los que los jueces anularon sentencias previas, con el apoyo, en muchos casos, de los magistrados liberales de turno.
En su ¨²ltimo p¨¢rrafo, Alito recuerda que la Constituci¨®n no dice en ninguno de sus puntos que los Estados no puedan legislar sobre el aborto. Y que Roe y el caso que confirm¨® en 1992 esa jurisprudencia (Planned Prenthood contra Casey) se arrogaron esa autoridad. Si finalmente el Supremo falla lo que anuncia el texto filtrado, m¨¢s de 20 Estados (de Luisiana a Arizona, de Texas a Oklahoma, cuyo gobernador firm¨® el martes una norma que es la ¨²ltima en sumarse y en la pr¨¢ctica viene a vetar el derecho al aborto) est¨¢n listos para recobrar ese poder y recortar la libertad reproductiva de millones de mujeres, que se ver¨¢n obligadas a viajar para interrumpir sus embarazos, o tomar¨¢n decisiones como d¨®nde vivir o estudiar en funci¨®n de las leyes que rijan en esos lugares.
Dado que la decisi¨®n de 1973 se erigi¨® sobre la decimocuarta enmienda, que garantiza el derecho a la privacidad, un coro de expertos, analistas y pol¨ªticos como el presidente Biden y la vicepresidenta, Kamala Harris, alert¨® este martes de que este precedente podr¨ªa abrir la puerta a que se aplicara esa misma l¨®gica a conquistas como las relaciones entre personas del mismo sexo o la del uso de anticonceptivos. La abogada Mary Ziegler, una de las mayores autoridades en la materia en Estados Unidos, escribi¨® de urgencia en la revista The Atlantic: ¡°[El tono del texto de Alito] demuestra lo envalentonada que est¨¢ esa supermayor¨ªa conservadora, cu¨¢n dispuesta se siente a asumir algunos de los puntos m¨¢s pol¨¦micos de las guerras culturales, lo displicente que se muestra sobre decisiones importantes, y lo abierta que est¨¢ a hacer cambios r¨¢pidos y profundos en asuntos que cuentan con precedentes de larga tradici¨®n¡±.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la ¡®newsletter¡¯ de EL PA?S Am¨¦rica y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la regi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.