El aborto en EE UU se enfanga en divisiones, una avalancha legislativa y posturas m¨¢s radicalizadas
El 50 aniversario de Roe contra Wade, la sentencia que reconoci¨® ese derecho ahora anulada, llega con partidarios y oponentes enrocados en sus posiciones
En la Casa Blanca, Joe Biden promet¨ªa este viernes utilizar su poder como presidente de Estados Unidos para proteger el derecho de las mujeres al aborto. Solo unas calles m¨¢s all¨¢ Claire, una estudiante de 20 a?os, se sumaba a otras miles de personas en la Marcha por la Vida hacia el Capitolio y el Tribunal Supremo para reclamar m¨¢s restricciones contra la libertad de interrupci¨®n del embarazo. ¡°Nuestra lucha no ha terminado. Es m¨¢s importante que nunca¡±, aseguraba convencida tras sus gafas redondas. Su grupo de amigas asent¨ªa.
Este domingo se han cumplido 50 a?os de la sentencia Roe contra Wade, que en 1973 legaliz¨® el derecho al aborto en todo el territorio estadounidense. Y el primero de esos aniversarios en que aquella decisi¨®n del Tribunal Supremo ya no protege esa libertad. Los jueces de la corte m¨¢s alta de Estados Unidos dictaminaron en junio pasado que aquella opini¨®n hab¨ªa sido err¨®nea. La decisi¨®n de permitir o prohibir el aborto, y en qu¨¦ circunstancias, pasaba a depender de cada uno de los estados. Algo que ha aumentado las ya de por s¨ª profundas divisiones en el pa¨ªs, desatado una avalancha de legislaciones de uno y otro signo y fomentado que partidarios y oponentes se atrincheren en sus posturas.
¡°El Supremo acert¨® con Roe hace 50 a?os. Fue una decisi¨®n equilibrada con un amplio apoyo nacional que la mayor¨ªa de los estadounidenses han seguido respaldando durante los ¨²ltimos 50 a?os. Y fue un principio constitucional mantenido por jueces nombrados por presidentes tanto dem¨®cratas como republicanos¡±, apuntaba Biden en su proclamaci¨®n sobre el aniversario. ¡°Voy a seguir apelando al Congreso para que apruebe medidas que conviertan la protecci¨®n [del derecho al aborto] en ley de una vez por todas. Hasta entonces, seguir¨¦ utilizando mi poder presidencial para proteger a las mujeres y a las familias de las consecuencias de la decisi¨®n Dobbs¡±.
Biden hac¨ªa referencia al dictamen del Supremo de junio, que decidi¨® sobre una demanda presentada en Misisipi, Dobbs contra la Jackson Women¡¯s Health Organization, una cl¨ªnica de salud reproductiva que ofrec¨ªa interrupciones de la gestaci¨®n.
Aquella decisi¨®n no caus¨® sorpresa: un primer borrador ya se hab¨ªa publicado dos meses antes, en una filtraci¨®n sin precedentes en el Supremo y cuya autor¨ªa a¨²n se desconoce. Pero s¨ª gener¨® numerosas protestas. La mayor parte de los estadounidenses, seg¨²n las encuestas, es partidario de mantener este derecho. Un sondeo del Pew Center revelaba el a?o pasado que un 62% de los adultos residentes en el pa¨ªs considera que el aborto debe ser legal, por un 36% que considera que debe ilegalizarse en todas o la mayor parte de las circunstancias.
La furia desencadenada entre gran parte del electorado femenino tuvo consecuencias pol¨ªticas: como bloque, las mujeres se inclinaron a favor del Partido Dem¨®crata en las elecciones de medio mandato en noviembre. Este partido logr¨® resultados mejores de lo esperado. Afianz¨® su control del Senado y solo perdi¨® la C¨¢mara de Representantes, actualmente en manos republicanas, por un pu?ado de esca?os.
Pero tras aquella sentencia, una docena de estados donde gobierna el Partido Republicano ha aprobado legislaci¨®n que restringe de manera casi absoluta el derecho al aborto. Es el caso de Alabama, Arkansas, Idaho, Oklahoma o Virginia Occidental, entre otros. En algunas instancias, esas medidas est¨¢n pendientes de revisiones judiciales.
En otros estados, simplemente no hay acceso al derecho al aborto de ninguna manera. En el caso de Wisconsin, debido a la incertidumbre legal que rodea a la situaci¨®n de los m¨¦dicos que lo practiquen. En Dakota del Norte, la ¨²nica cl¨ªnica que lo ejerc¨ªa se traslad¨® a otro estado.
Pero el dictamen del Supremo tambi¨¦n gener¨® una contrarreacci¨®n. Estados como California, Vermont o Michigan votaron en las elecciones de medio mandato de noviembre en favor de blindar los derechos reproductivos de las mujeres en sus jurisdicciones. Kentucky, y unos meses antes Kansas, rechazaron propuestas de ley que hubieran inscrito en las Constituciones locales la prohibici¨®n del aborto. Este mes, el Tribunal Supremo de Carolina del Sur anulaba una ley estatal que vetaba el aborto en embarazos de m¨¢s de seis semanas, argumentando que esa prohibici¨®n infring¨ªa el derecho a la intimidad.
¡°Numerosos estados han aprobado vetos casi absolutos contra el aborto que contemplan excepciones muy limitadas, o han prohibido ese procedimiento desde muy pronto en la gestaci¨®n. Los tribunales han anulado algunas de esas prohibiciones, lo que ha tra¨ªdo consigo un panorama legal ca¨®tico que es perjudicial para las cl¨ªnicas que intentan ofrecer cuidados a las pacientes y a las pacientes que intentan recibirlos¡±, apuntan en un informe publicado la semana pasada Elizabeth Nash e Isabel Guarnieri, del Instituto Guttmacher, defensor de los derechos reproductivos.
Ante la incertidumbre, algunos estados, como Nueva York, se han apresurado a dar facilidades para que las mujeres residentes en otros estados donde el derecho est¨¢ amenazado o vetado puedan abortar en sus territorios.
Pero las organizaciones defensoras de este derecho matizan que para muchas mujeres esa no es una soluci¨®n viable. Los traslados y la estancia les suponen un coste que no se pueden permitir.
¡°Se est¨¢ negando a millones de personas el derecho a la autonom¨ªa de su cuerpo y el acceso a cuidados de salud fundamentales. Cuando la gente no tiene acceso al aborto en su estado, se ve forzada a tomar la dif¨ªcil decisi¨®n de recorrer largas distancias para obtenerlo, a practicarse ella misma un aborto o llevar a t¨¦rmino un embarazo no deseado¡±, apuntan Nash y Guarnieri.
Los defensores de los derechos reproductivos en EE UU han tratado de buscar soluciones. Organizaciones como Planned Parenthood han comenzado a poner en marcha, entre otros recursos, cl¨ªnicas m¨®viles que puedan ofrecer servicios de salud reproductiva en las fronteras con los estados donde es problem¨¢tico obtenerlos.
Del lado federal, el Gobierno tambi¨¦n ha tratado de dar pasos. Desde este mes, la Administraci¨®n para las Medicinas y los Alimentos (FDA) autoriza que las p¨ªldoras para el aborto ¨Dmifepristone y misoprostol, utilizadas en la mayor¨ªa de las interrupciones voluntarias del embarazo en EE UU¨D puedan estar disponibles en farmacias. La vicepresidenta de EE UU, Kamala Harris, tiene previsto ofrecer este domingo un discurso en Florida para reiterar que la defensa de los derechos reproductivos es una prioridad de su Gobierno, mientras en varios estados se han convocado actos y marchas de apoyo a este derecho.
Pero, pese a su voluntad reiterada de proteger ese derecho y convertirlo en ley, la Casa Blanca encuentra que su poder para ello es limitado. Una legislaci¨®n en favor del aborto no tiene ninguna posibilidad de salir adelante en la C¨¢mara de Representantes de mayor¨ªa republicana. Y viceversa: un veto nacional o medidas m¨¢s duras sobre los derechos reproductivos no prosperar¨ªan en un Senado controlado por los dem¨®cratas.
Aunque ello no disuade a los antiabortistas de intentarlo. L¨ªderes del movimiento como Marjorie Dannelfelser, la presidenta de la organizaci¨®n Susan B Anthony Pro-Life America, aspiran a la implantaci¨®n de un ¡°est¨¢ndar m¨ªnimo federal¡± que imponga un l¨ªmite en torno a las 13 semanas de gestaci¨®n, tras el cual ya no se podr¨ªa practicar ning¨²n aborto en ning¨²n estado. Y los estados podr¨ªan imponer l¨ªmites a¨²n m¨¢s estrictos si lo desean.
Pero, pese a que exige m¨¢s medidas y sostiene que su meta es lograr la abolici¨®n completa del derecho, el propio movimiento antiabortista, exultante a¨²n tras la victoria de junio, no ha logrado ponerse de acuerdo a¨²n sobre cu¨¢les deben ser sus pr¨®ximos pasos a dar o su estrategia: si buscar medidas federales, centrarse en las legislaciones estatales o conformarse con lo ya obtenido. La marcha del viernes deb¨ªa servir, seg¨²n declaraba su organizadora Jeanne Mancini al comienzo de la manifestaci¨®n, para determinar ¡°d¨®nde debemos centrar nuestros esfuerzos como movimiento al comenzar esta nueva era en nuestra misi¨®n para proteger la vida¡±.
En cualquier caso, el derecho al aborto promete convertirse en uno de los asuntos candentes de las elecciones presidenciales el a?o pr¨®ximo. Los antiabortistas ya comienzan a pensar en ello. Cualquier aspirante a la Casa Blanca que perciban como blando en sus posiciones, sosten¨ªa Dannelfelser a la agencia AP, ¡°quedar¨¢ descalificado a nuestros ojos, y si eso ocurre tendr¨¢ muy pocas posibilidades de ganar la candidatura¡±.
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