Mercedes Revuelta, activista por la vivienda: ¡°Con el miedo a la ¡®okupaci¨®n¡¯ se criminaliza a los pobres¡±
Fuertemente implicada en el movimiento contra los desahucios, denuncia la necesidad de un parque amplio de vivienda p¨²blica y el control de los alquileres
Mercedes Revuelta vio un desahucio por la tele, cuando la efervescencia del 15M, y se inici¨® en el activismo. Forma parte de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y de la Coordinadora de Vivienda de Madrid. Entre tanto desahucio ha recibido algunos porrazos y pasado un par de noches en el calabozo. La cosa est¨¢ peor que nunca, seg¨²n cuenta, pero los peque?os logros cotidianos hacen que siga adelante. En su entorno familiar, por cierto, esto de la pol¨ªtica se lo toman muy en serio. La hija de Revuelta es Lilith Verstrynge, secretaria de Estado para la Agenda 2030, y su pareja el polit¨®logo Jorge Verstrynge.
Pregunta. ?C¨®mo se inici¨® en el activismo?
Respuesta. Muy f¨¢cil: vi el 15M en la Puerta del Sol y me dije: ¡°Ah¨ª tengo que estar yo¡±. Hasta ese momento solo trabajaba, trabajaba, trabajaba. Familia y trabajo, solo eso. As¨ª que me un¨ª a una asamblea de vivienda, en el distrito de Usera, en Madrid, y comenc¨¦. Recuerda que eran unos a?os muy aburridos¡
P. ?Por qu¨¦?
R. Antes no se hablaba de nada. No se hablaba de pol¨ªtica, no pasaba nada. Pero el 15M nos abri¨® los ojos. Al menos a m¨ª. Entonces empieza a haber m¨¢s debate, m¨¢s informaci¨®n¡
P. Antes del 15M hablar de pol¨ªtica estaba mal visto, sonaba panfletario. Luego se ha convertido en el deporte nacional.
R. Es que est¨¢bamos con el bipartidismo, algo acomodados¡ De aquella yo vi un desahucio por la tele, que suced¨ªa en un pueblo de Barcelona. Yo no sab¨ªa ni lo que era un desahucio. Vi a la Guardia Civil intentando llegar al portal y a los activistas poniendo su cuerpo para pararlos. Pens¨¦: ¡°Hostia, qu¨¦ bestia¡±.
P. ?C¨®mo es el d¨ªa a d¨ªa del activista?
R. Es olvidarte de todo lo dem¨¢s y estar siempre pensando en vivienda, en desahucios, en derechos¡ Ir a juicios para aprender, hablar con secretarias judiciales, trabajadores sociales, abogados de oficio. Se aprende todo el rato.
Antes no se hablaba de nada. No se hablaba de pol¨ªtica, no pasaba nada. Pero el 15M nos abri¨® los ojos. Al menos a m¨ª.
P. ?Es rentable el esfuerzo? A veces percibo cierta frustraci¨®n en el activismo.
R. Son esfuerzos muy grandes que no siempre se traducen en resultados igual de grandes. Pero hay algunos resultados que son muy impactantes: cuando se regulariza a una familia que est¨¢ ocupando un piso vac¨ªo de un banco por necesidad, o cuando otra familia consigue un contrato de alquiler, y ya tendr¨¢ tranquilidad, y no sufrir¨¢ por la vivienda. A veces conseguir un pu?etero contrato cuesta cuatro a?os de trabajo, ?c¨®mo puede ser?
P. Mucho l¨ªo.
R. F¨ªjate, todav¨ªa estamos con casos de hipoteca de la crisis anterior, la de 2008. Todav¨ªa se est¨¢ desahuciando a familias v¨ªctimas de aquello.
P. Los desahucios se pusieron entonces en primera plana, ahora parecen olvidados.
R. Nos lo dec¨ªs los periodistas: cuando algo pasa todo el rato, deja de ser noticia. Cada d¨ªa laborable suceden 166 desahucios en Espa?a. 40.000 desahucios al a?o. A pesar de la bestialidad que es, ya no es noticia. Pero el panorama est¨¢ peor que nunca.
P. La liturgia de los desahucios, con la embestida de los antidisturbios y la resistencia de los activistas, ya est¨¢ incrustada en el imaginario colectivo. ?Se mete usted ah¨ª?
R. Una vez que te metes, te metes. La violencia policial en los desahucios suele ser desproporcionada, no es necesaria, no se ve en otros pa¨ªses. Una brutalidad que no se entiende y que es made in Spain. Todas las recomendaciones internacionales, incluidas las de Naciones Unidas, dicen que hay que llegar a cualquier acuerdo posible antes de usar esa fuerza. ?C¨®mo va a ser necesario sacar as¨ª a unos ni?os de su casa, como tantas veces hemos visto en el ¨²ltimo a?o?
P. ?A usted le han dado?
R. Me han ca¨ªdo unos cuantos porrazos, y eso que ya tengo una edad y no me pongo en primera fila. Y me han ca¨ªdo unas cuantas multas. Y he pasado un par de noches en el calabozo.
P. Uy, ?eso c¨®mo es?
R. Pues tienes un mont¨®n de colchonetas horrorosas para tumbarte, aunque da un poco de cosa, a saber lo que habr¨¢ all¨ª. Pero mejor que el suelo¡ Las celdas son compartidas, con otras mujeres. Cuando yo he estado, aquello parec¨ªa una asamblea del 15M. Los polic¨ªas de comisar¨ªa tienen otra funci¨®n que los antidisturbios del desahucio, quieren saber qu¨¦ es lo que ha pasado, as¨ª que les sueltas toda la charla.
P. Hace unos a?os el foco estaba puesto en la injusticia de los desahucios, en la especulaci¨®n, en el problema de la vivienda. Ahora en el miedo irracional a los okupas. Se ha dado la vuelta a la tortilla.
R. El movimiento por la vivienda ha pasado de ser Ciudadano Europeo, como premi¨® el Parlamento Europeo en 2013 a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, a ser considerados delincuentes o ¡°filoetarras¡±, como nos llamaba la que fue presidente de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes.
Desde hace cinco a?os se criminaliza a las personas pobres, y a las no tan pobres, tambi¨¦n de clase media, que se ven obligadas a meterse en un piso vac¨ªo.
P. ?Qu¨¦ ha pasado?
R. Es intencionado: los lobbies poderosos emprenden y pagan estas campa?as. Desde hace cinco a?os se criminaliza a las personas pobres, y a las no tan pobres, tambi¨¦n de clase media, que se ven obligadas a meterse en un piso vac¨ªo. En los programas amarillistas de la tele se habla de ¡°okupas¡± sin distinguir si es un allanamiento de morada, o la ocupaci¨®n de un piso vac¨ªo de un banco o un fondo de inversi¨®n.
P. La novedad es el ¡°inquiokupa¡±.
R. Es el nivel de agresividad siguiente: son los inquilinos de toda la vida que se han empobrecido con las sucesivas crisis y los trabajos de mierda, y ya no pueden pagar. Se les criminaliza con ese nombre. Quieren enfrentar a los caseros con los inquilinos. Es vergonzoso.
P. ?Cu¨¢l es la soluci¨®n?
R. Hacer pol¨ªtica de vivienda, que en este pa¨ªs nadie ha hecho en los ¨²ltimos 50 a?os, exceptuando alguna autonom¨ªa y ciudad puntual donde s¨ª se han hecho los deberes. El sector de la vivienda es el Salvaje Oeste en Espa?a. Casi no hay vivienda p¨²blica, es evidente al compararlo con los pa¨ªses del entorno.
P. Hace falta vivienda p¨²blica y¡
R. Tres cosas esenciales: paralizar los desahucios de las familias sin alternativa habitacional, tener un parque de vivienda p¨²blica adecuado y controlar los precios del alquiler, cosa que funciona si se ponen en marcha el resto de medidas necesarias. Igual cuando haya un 15% de vivienda p¨²blica ya no hay que poner tope a los alquileres. Si hay colegios p¨²blicos y hospitales p¨²blicos, ?por qu¨¦ no hay vivienda p¨²blica?
P. ?La Ley de Vivienda?
R. Est¨¢ encallada porque el PSOE no tiene ning¨²n inter¨¦s en enfrentarse a los lobbies y sacarla adelante. Y quiz¨¢s no veamos otra oportunidad como esta. As¨ª que se est¨¢ vendiendo la vivienda p¨²blica a los fondos de inversi¨®n, se est¨¢ desahuciando¡ ?D¨®nde va a ir la gente? Los gobernantes est¨¢n para pensar en la ciudadan¨ªa, no en fondos como Cerberus o Blackstone.
P. ?Por qu¨¦ est¨¢n los alquileres desorbitados?
R. No hay demasiada oferta de alquiler porque los fondos de inversi¨®n tienen una buena parte de sus pisos cerrados. En Madrid, hace lo mismo el IVIMA, de la Comunidad de Madrid, y, en menor medida, el Ayuntamiento. Hay escasez, y eso sube los precios. Los fondos buitres est¨¢n vaciando las ciudades para especular con las viviendas vac¨ªas, vendi¨¦ndoselas unos a otros, y no hay donde vivir. ?Queremos un pa¨ªs donde la gente est¨¦ sufriendo cada mes por pagar el alquiler o la hipoteca?
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