Los jesuitas apartaron del contacto con menores en Barcelona en 2005 a uno de los religiosos acusados en Bolivia
Cesc Peris, que pas¨® d¨¦cadas en el colegio Casp de la capital catalana y por su fama era apodado ¡®Sex Penis¡¯, fue retirado por ¡°conductas inapropiadas¡±. Pas¨® solo un a?o en el pa¨ªs latinoamericano en los ochenta y volvi¨® al mismo centro
EL PA?S puso en marcha en 2018 una investigaci¨®n de la pederastia en la Iglesia espa?ola y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce alg¨²n caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en Am¨¦rica Latina, la direcci¨®n es: abusosamerica@elpais.es.
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La Compa?¨ªa de Jes¨²s admite ahora, tras la publicaci¨®n en EL PA?S de las acusaciones de abuso de una ni?a contra el jesuita Francesc Peris en Bolivia, que apart¨® a este religioso del contacto con menores en Barcelona en 2005, a ra¨ªz de una ¡°conducta inapropiada¡± con una alumna del colegio de la calle Casp, en la capital catalana. Este diario ha hablado con antiguos estudiantes del centro y aseguran que las actitudes abusivas hacia las alumnas de Cesc Peris, como era conocido, eran ¡°un secreto a voces¡±, y desde muchos a?os antes, hasta el punto de que su apodo era Sex Penis. Salvo el a?o que pas¨® en Bolivia en los ochenta, estuvo tres d¨¦cadas en el centro, desde los a?os setenta.
El caso de Alfonso Pedrajas destapado por este diario, el jesuita que llevaba un diario de sus abusos durante d¨¦cadas, ha causado una conmoci¨®n en Bolivia y est¨¢ haciendo aflorar acusaciones contra otros religiosos espa?oles de la orden. Francesc Peris es uno de ellos, y ahora el impacto se vive en Barcelona, donde era muy conocido en el colegio Casp. Era sabido que se encerraba con alumnas en su despacho, aprovechando su cargo de conciliario, y siempre con llave o con un pestillo. A veces las llamaba en plena clase de otra asignatura para que le acompa?aran. Algunas relatan que les daba abrazos, besos y caricias. Es m¨¢s, dos exalumnas de este centro, de iniciales M. D. y M. L. R., aseguran que lo contaron en 1996 y 1999, respectivamente, a sus tutoras, pero se mostraron impotentes. ¡°Mi tutora, R. R., me dijo que ya hab¨ªa sabido de conductas similares y lo hab¨ªa comunicado a la direcci¨®n y al claustro, pero que por su parte no hab¨ªa demasiado apoyo, y de hecho con Cesc ten¨ªa una p¨¦sima relaci¨®n¡±, recuerda M. L. R..
La orden, que ha enviado este martes una circular a familias del colegio para informar sucintamente del caso, asegura que su cese en 2005 se debi¨® a un episodio con una alumna que ocurri¨® en presencia de testigos adultos, aunque no lo ha precisado. Portavoces de los jesuitas a?aden que despu¨¦s han recibido m¨¢s acusaciones contra ¨¦l, aunque no de abusos sexuales, sino de conductas y expresiones inapropiadas, pero se niegan a revelar el n¨²mero exacto. Tampoco quieren aclarar d¨®nde fue enviado tras ser apartado, aunque fuentes cercanas a la orden afirman que fue enviado varios a?os a Paraguay, extremo que los jesuitas no confirman. Despu¨¦s acab¨® en un centro de la orden en Manresa y sigue dentro de la orden.
Este peri¨®dico recogi¨® ya un testimonio de un antiguo estudiante del colegio Casp que acusaba de abusos a Peris ya en los a?os setenta. El caso fue incluido en 2021 en el primer informe sobre abusos que este diario entreg¨® al Papa y a la Conferencia Episcopal. Este exalumno recordaba que despu¨¦s el religioso ¡°desapareci¨®¡±. Peris fue enviado a Bolivia en 1982, aunque la orden lo desvincula de una acusaci¨®n de abusos y asegura que no tiene constancia de denuncias en ese periodo. En realidad, Peris pas¨® solo un a?o en Bolivia, y regres¨® en 1983 al colegio Casp. Los jesuitas tambi¨¦n afirman que hoy no les consta que el traslado se debiera a acusaciones de abusos. El caso de abusos publicado por este diario, de una ni?a, fue en ese breve periodo.
Peris era una figura popular en el colegio Casp de Barcelona, ¡°el t¨ªpico cura enrollado¡±, recuerdan varios alumnos. Hac¨ªa excursiones de monta?a y hablaba de espiritualidad, energ¨ªa y tambi¨¦n de sexo. Era profesor de religi¨®n y daba charlas de sexualidad ¡°con una desenvoltura pavorosa¡±, recuerda M. L. R., que se vio abordada por ¨¦l en su despacho en junio de 1999. ¡°Peris era el conciliario, una figura de ayuda espiritual, y se ofreci¨® a orientarnos para escoger el bachillerato. Me hizo un test psicot¨¦cnico para valorar mis intereses y me cit¨® en su despacho¡±, recuerda. En algunas publicaciones de la orden, Peris aparece como ¡°psic¨®logo¡±.
¡°Me encerr¨® dentro, me dijo que me sentara delante de ¨¦l, y me coment¨® que era una persona con necesidades de autoestima y que ten¨ªa que valorarme m¨¢s. Me dijo que har¨ªamos unas sesiones para mejorarlo. Se acerc¨® y me pidi¨® que pusiera mis piernas entre las suyas, con mi rodilla tocando sus partes ¨ªntimas, y su rodilla entre mis piernas. Me abraz¨®, y empez¨® a hablarme al o¨ªdo, susurr¨¢ndome ¡®mis cualidades¡¯, seg¨²n ¨¦l. Eres muy guapa, cosas as¨ª. No entend¨ªa qu¨¦ estaba pasando, me qued¨¦ totalmente parada y me dijo que eso no iba bien, que ten¨ªa que cre¨¦rmelo y que ten¨ªa que respirar fuerte. Yo solo quer¨ªa salir de all¨ª, y empec¨¦ a respirar fuerte, se me hizo eterno, y luego me dio un beso en la frente, me cogi¨® de las manos, y dijo que me bendec¨ªa, que lo que hab¨ªa pasado era algo muy ¨ªntimo y deb¨ªa quedar entre nosotros. Sal¨ª de all¨ª fatal¡±. No volvi¨® m¨¢s al despacho y Peris dej¨® de hablarle. Asegura que varias amigas y conocidas suyas pasaron por situaciones parecidas.
El caso de otra alumna, M. D. es similar. Ocurri¨® en 1996. ¡°Era un profesor con mucho gancho y sus clases eran divertidas, y como conciliario lo tomabas como un amigo. Cerraba la puerta del despacho y hablabas de tus problemas. Algunos d¨ªas te ped¨ªa un abrazo, pero poco a poco estos encuentros se hac¨ªan mucho m¨¢s inc¨®modos. ?l sab¨ªa como utilizar este poder, de ser colega. Un d¨ªa me abraz¨® y cont¨¦ que me dio 17 besos en la mejilla, yo deb¨ªa tener unos 15 a?os, y recuerdo que a partir de ah¨ª ya tuve mucha angustia y no quer¨ªa ir a su despacho. Me sent¨ªa muy mal y ten¨ªa demasiada verg¨¹enza para poder cont¨¢rselo a mis padres. Con una amiga decidimos escribirle una carta an¨®nima para decirle que no nos gustaba lo que hac¨ªa. A partir de ah¨ª ya no tuve m¨¢s encuentros. Lo habl¨¦ con una tutora y me pareci¨® que no se sorprend¨ªa, solo me dijo que cuando me llamara dijera que no pod¨ªa porque iba a ir con ella. Cuando fui mayor me di cuenta de que esto es un abuso de poder y de autoridad sobre una alumna en una edad muy vulnerable. Al leer lo de Bolivia no me ha sorprendido¡±.
Otra exalumna que pas¨® por el centro de 1985 a 1998 se?ala que, por relatos de sus amigas, que ¡°en su despacho, las abrazaba y las manoseaba, pasaba de una mejilla a otra rozando los labios y las intimidaba. Yo ven¨ªa detr¨¢s de dos hermanos y ya estaba prevenida, porque todo el colegio lo sab¨ªa y no me acerqu¨¦ a ¨¦l. Pero si pillaba a alguien en momentos un poco bajos se aprovechaba. Tengo una amiga que acab¨® el curso con p¨¢nico literal hacia ¨¦l¡±.
En Bolivia, la Compa?¨ªa de Jes¨²s emiti¨® ayer un comunicado sobre las acusaciones destapadas por EL PA?S contra Francesc Peris y otro jesuita, Carlos Villamil, e inform¨® de que ¡°hasta la fecha no ha recibido ninguna denuncia directa de v¨ªctimas de estos sacerdotes¡±. ¡°Sin embargo, ambos nombres aparecen mencionados en el contexto de las denuncias e investigaciones realizadas en el caso Pedrajas, como consta en la documentaci¨®n presentada por la propia Compa?¨ªa de Jes¨²s ante el Ministerio P¨²blico¡±, admite la orden, que invita a ¡°las posibles v¨ªctimas de estos u otros jesuitas¡± a presentar sus denuncias en la Fiscal¨ªa.
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