El Supremo de Brasil retoma fugazmente el debate sobre la despenalizaci¨®n del aborto
La presidenta saliente del alto tribunal vota a favor de permitir la interrupci¨®n del embarazo hasta la semana 12
La presidenta del Tribunal Supremo de Brasil apura sus ¨²ltimos d¨ªas en el cargo y quiere dejar huella en un asunto tan capital como controvertido. La magistrada Rosa Weber ha votado este viernes a favor de despenalizar el aborto hasta la semana 12 al reabrir las deliberaciones sobre un caso con potencial para que Brasil deje de ser el ¨²nico de los grandes pa¨ªses latinoamericanos donde la interrupci¨®n voluntaria del embarazo todav¨ªa sigue restringida a tres supuestos. Esa decisi¨®n de Weber en un caso del que es ponente es parte de su despedida. La semana pr¨®xima se jubila forzosamente al cumplir 75 a?os. Muestra de lo espinosa que es a¨²n la cuesti¨®n, inmediatamente despu¨¦s del voto de la jueza la vista qued¨® suspendida y el debate ser¨¢ retomado m¨¢s adelante en una fecha indeterminada.
La magistrada sostiene en su decisi¨®n que, ¡°al observar el mundo a partir de la lente de la mujer, la maternidad no debe derivar de la coerci¨®n social (¡), sino del ejercicio libre de su autodeterminaci¨®n para construir su proyecto de vida¡±. Weber ha querido dejar clara su postura en un caso que el Supremo tiene sobre la mesa hace seis a?os. Y en un momento en que es probable que Weber sea sustituida por un hombre y quede una ¨²nica mujer entre los once togados.
Desde hace siete d¨¦cadas, las brasile?as pueden interrumpir su gestaci¨®n en caso de violaci¨®n o de riesgo para la salud de la embarazada. Y desde 2012, y gracias a una decisi¨®n de los tribunales, en caso de que el feto carezca de cerebro.
La antrop¨®loga D¨¦bora Diniz, una de las principales referencias sobre el aborto en este pa¨ªs, afirmaba este viernes a primera hora que ¡°Brasil est¨¢ m¨¢s cerca que nunca de despenalizarlo¡±. La ¨²ltima encuesta nacional indica que una de cada siete brasile?as ha interrumpido al menos un embarazo antes de cumplir los 40. Cada a?o se practican en torno a medio mill¨®n de abortos. La mayor¨ªa, clandestinos. Las brasile?as negras tienen un 46% m¨¢s de probabilidades de someterse a un proceso inseguro. Los legales son poqu¨ªsimos, rondan los 2.000 anuales.
Sostiene Diniz que el voto de la juez Weber ¡°es muy s¨®lido¡± y deja claro que el C¨®digo Penal contradice en este ¨¢mbito la Constituci¨®n. La experta recalca que el fallo responde a las principales controversias sobre la cuesti¨®n pero recalca que ¡°tenemos que esperar al juicio¡±. La inc¨®gnita es si ser¨¢ retomado en cuesti¨®n de semanas, meses o a?os.
Aunque Brasil fue pionero en Am¨¦rica al aprobar en 1940 el derecho al aborto, en los ¨²ltimos a?os ha quedado muy rezagado en la batalla a favor de los derechos reproductivos por la ola ultraconservadora que llev¨® al poder al militar retirado Jair Bolsonaro. Mientras Bolsonaro aislaba Brasil del mundo, sellaba una alianza pol¨ªtica con las Iglesias evang¨¦licas y recortaba derechos, la despenalizaci¨®n avanzaba veloz en Argentina, Colombia y M¨¦xico gracias a una potente movilizaci¨®n feminista.
El Senado argentino lo legaliz¨® a finales de 2020 hasta la semana 14. La Corte Suprema colombiana dio luz verde, en 2022, hasta la semana 24. Y, por unanimidad, el m¨¢ximo tribunal mexicano lo acaba de legalizar este mes en todo el territorio.
El caso sobre el que Weber se pronunci¨® anoche viene de muy lejos. Es una demanda presentada por el Partidos Socialismo y Libertad (PSOL), de izquierdas, que se juzga en el Tribunal Supremo desde 2017.
Como alertan los especialistas, incluso en casos evidentes como las violaciones, muchas brasile?as desconocen que tienen derecho a un aborto seguro y gratuito en la sanidad p¨²blica. Ni siquiera los m¨¦dicos y enfermeras que las atienden les informan a menudo de esa posibilidad. Y luego est¨¢ el arraigado conservadurismo, que coloca al embri¨®n por encima de cualquier otra consideraci¨®n. Cada tanto se conocen casos espeluznantes como el de una ni?a de 11 que recientemente dio a luz un segundo beb¨¦ fruto de las violaciones de un pariente.
El derecho al aborto es un asunto pol¨ªticamente t¨®xico en Brasil. Durante los 13 a?os de Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), el ¨²nico avance fue autorizarlo en casos de anencefalia y fue una decisi¨®n judicial. Durante la ¨²ltima campa?a electoral, Luiz In¨¢cio Lula da Silva insisti¨® en la postura que defiende hace a?os: es un asunto de salud p¨²blica y ¨¦l personalmente es contrario. Nunca ha abanderado la causa, como s¨ª hizo el argentino Alberto Fern¨¢ndez, porque sabe que en el Brasil actual es una receta para perder apoyo electoral.
Antes de retirarse, Weber quer¨ªa asegurarse de que la corte abordaba varios temas trascendentales: el derecho al aborto, los primeros juicios por el intento de golpe del pasado enero y los derechos de los ind¨ªgenas a las tierras que habitaron sus antepasadas antes de 1988.
La sustituci¨®n de Weber ha alumbrado una intensa e ingeniosa campa?a impulsada por movimientos negros y feministas para que el presidente Lula designe una mujer, mejor si es negra, para ocupar la plaza. ?l insiste en que busca alguien de m¨¢xima confianza y todo indica que nombrar¨¢ a un segundo var¨®n, como hizo en junio, cuando premi¨® al abogado que le sac¨® de prisi¨®n. En ese caso quedar¨ªa una sola jueza en el Supremo.
Un hecho nada balad¨ª cuando el m¨¢ximo tribunal tiene pendiente el debate sobre si despenalizar la interrupci¨®n del embarazo. El Supremo es ahora mismo la ¨²nica opci¨®n para alcanzar ese objetivo en vista de que el actual es el Congreso m¨¢s conservador de la historia.
En una de sus primeras entrevistas tras asumir el cargo de ministra de las Mujeres, Cida Gon?alves, advirti¨® abiertamente del riesgo de perder lo conquistado si cuesti¨®n aterriza en las C¨¢maras parlamentarias: ¡°De la manera c¨®mo est¨¢ siendo planteado hoy por el Congreso, en cualquier discusi¨®n sobre el aborto vamos a perder m¨¢s que ganar¡±. A?adi¨® la ministra que, ¡°en lo que sea posible avanzar, avanzaremos. Ahora, si es para retroceder, mejor asegurar lo que ya est¨¢ garantizado por la ley¡±.
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