Bodas de cuarentones con hijos: la Generaci¨®n X formaliza su situaci¨®n
Las personas de entre 40 y 60 fueron las primeras para quienes convivir y formar familias sin casarse no estaba mal visto. Pero tras a?os de relaci¨®n, muchas parejas pasan ahora por el Registro Civil
En las fotos se ve una novia con canas, un novio calvo y dos hijos leyendo los votos. No es la boda que imaginabas, porque nunca imaginaste una boda. Qu¨¦ pereza, qu¨¦ antiguo. Y un d¨ªa llega un diagn¨®stico regulero, y venga va, formalicemos, no vaya a ser, que van para 18 a?os juntos. Y ya puestos, un fiest¨®n. Te crees muy original, pero cuando empiezas a contarlo, te salen al paso bodas a?osas. La de recursos humanos acaba de decir s¨ª quiero, un taxista, una amiga, ?hasta tu ex se ha casado! Est¨¢s en una cita con dos escritoras para otra cosa ¡ªtambi¨¦n cuarentonas y madres¡ª, y acabas intercambiando fotos de novias-se?oras.
En las de su enlace, celebrado en 2022, Silvia Nanclares, 48 a?os, lleva chupa de cuero: ¡°Ten¨ªa vocaci¨®n de tr¨¢mite, pero acab¨® en bodorrio¡±, dice la autora de Qui¨¦n quiere ser madre, que empez¨® dando la teta en el notario a su hijo peque?o y culmin¨® en un karaoke a las cuatro de la ma?ana. Siendo una ¡°joven ¨¢crata¡± no pens¨® en bodas hasta que muri¨® su padre: ¡°La instituci¨®n del matrimonio nunca me ha interpelado, me parec¨ªa un baj¨®n pol¨ªtico, simboliza muchas opresiones heteropatriarcales, pero cuando no cupimos en la sala laica del tanatorio para celebrar ?el funeral? me puse a pensar en c¨®mo la Iglesia, que en Espa?a est¨¢ mayoritariamente asociada a la derecha, ha secuestrado los ritos de paso: el bautismo, la boda, la extremaunci¨®n¡ Tenemos que dar la batalla por los rituales¡±.
En las fotos de Carolina del Olmo, 49 a?os, autora de D¨®nde est¨¢ mi tribu, maternidad y crianza en una sociedad individualista, sus tres hijos y su marido llevan americana por primera vez y todos lucen mascarilla. ¡°Llevamos 20 a?os juntos, pero el runr¨²n de casarnos no lleg¨® hasta que con la primera excedencia por hijo vi que perd¨ªamos dinero por no hacer la declaraci¨®n conjunta, sin embargo, tres excedencias despu¨¦s el dinero segu¨ªa sin parecernos una raz¨®n¡¡±. Hizo falta una pandemia para convencerles: ¡°En cuanto las restricciones lo permitieron, nos casamos, no tanto con la sensaci¨®n de ¡®vamos a celebrar¡¯, como con la de ¡®podemos morir¡±, se carcajea la fil¨®sofa, que la describe como ¡°una boda co?azo, un mi¨¦rcoles cualquiera en el Registro Civil¡±. ¡°M¨¢s matrimonio que nosotros no hab¨ªa¡±, dice Del Olmo de su convivencia desde el 2000, ¡°pero casarnos siempre estuvo rodeado de cierta sensaci¨®n de renuncia¡±. El matrimonio gay, aprobado en 2005, supuso una inflexi¨®n: ¡°Estar sin casar como acto reivindicativo perdi¨® un poco el sentido, al final ¨¦ramos los ¨²nicos pringados sin pensi¨®n de viudedad¡±.
?Es casualidad tanta novia mayor? Solo queda mirar el INE. Efectivamente, los primeros matrimonios heterosexuales de mayores de 40 a?os solteros se han disparado, sobre todo en la ¨²ltima d¨¦cada. Mientras los novios y las novias veinte y treinta?eros ca¨ªan a la mitad entre 2001 y 2021 (de 371 mil personas a 166 mil, siempre m¨¢s mujeres j¨®venes que hombres entre las parejas); las personas en primeras nupcias mixtas de entre 40 y 60 se multiplicaban por cinco: de 12.000 en 2001 a 60.000 contrayentes en 2021. Este retraso de las bodas ven¨ªa ocurriendo desde la Transici¨®n, pero no de manera tan acusada.
Un cerrojo
¡°La boda ya no solo marca el inicio de la relaci¨®n, muchas veces celebra la culminaci¨®n del proyecto familiar; ha cambiado su significado, ahora puede ser un cerrojo adem¨¢s de una apuesta¡±, explica la dem¨®grafa Clara Cortina, que arranca sus cursos en la Pompeu Fabra ense?ando un gr¨¢fico de c¨®mo en Espa?a el orden de los factores ¨Dcasarse/ tener hijos¨D, ha cambiado. El gr¨¢fico (con datos del INE) muestra que la edad media a la que se tiene el primer hijo ha pasado, desde finales de los setenta, de los 25 a?os a los 31, mientras que la edad media para casarse se ha retrasado m¨¢s, una d¨¦cada, de esos 25 a los 35. Boda y primer hijo siempre fueron eventos pr¨¢cticamente paralelos, hasta 2005, cuando ambas fechas se empiezan a separar m¨¢s de un a?o (2010 si nos fijamos solo en las mujeres). ¡°Desde hace 10 a?os el porcentaje de nacidos de madre no casada ha ido escalando hasta el 50%¡± , dice la profesora, que pide a los chavales (de primero, 18 a?os) que levanten la mano si sus progenitores siguen solteros. ¡°Suelen ser mayor¨ªa y ni se han planteado si sus vidas son distintas por ello; cuando les cuento que no hace tanto era un estigma social, les suena a chino¡±.
En las cifras influyen muchos factores, la inmigraci¨®n, la ley de parejas de hecho (a partir de 2001), la independencia econ¨®mica de las mujeres, el divorcio, las madres solteras¡ Pero para la experta tambi¨¦n es clave la Generaci¨®n X (formada por quienes tienen ahora entre cuarenta y pocos y cincuenta y muchos). Se est¨¢n casando ¡°en manada¡±, dice la dem¨®grafa, porque no se casaron ¡°cuando tocaba¡±: ¡°Al iniciar sus relaciones no estaba de moda, pero adem¨¢s tampoco estaba socialmente castigado, fueron los primeros que vivieron con normalidad y aceptaci¨®n social formar parejas y familias fuera del matrimonio¡±. Es decir, era una rebeld¨ªa que sal¨ªa socialmente gratis. ¡°El resultado es que somos la primera generaci¨®n de cuarentones con mucha gente casadera, con muchas parejas establecidas que pueden reconsiderar su decisi¨®n¡±. Para quienes vinieron detr¨¢s, los mileniales, el matrimonio ya no est¨¢ asociado a nada negativo, ¡°no ser¨ªa algo contra lo que reaccionar¡±, dice la experta, ¡°ni tiene ya el peso de la indisolubilidad que ha tenido hist¨®ricamente¡¡±.
Aunque pertenezcan a la misma generaci¨®n, cada pareja es un mundo y atiende a sus propias razones. A Luc¨ªa Jim¨¦nez, ilustradora madrile?a de 49 a?os, casada en 2018 con dos hijos, le empuj¨® el diagn¨®stico de una enfermedad cr¨®nica y las posibles decisiones m¨¦dicas que habr¨ªa que tomar en adelante. ¡°No lo recuerdo como algo entra?able, sino como un tr¨¢mite¡±, dice de su boda ¡°cutre¡±. Para recordar la fecha se tiene que quitar el anillo y buscar las gafas de cerca. ¡°Nuestro aniversario sigue siendo el d¨ªa que nos conocimos, 12 a?os antes¡±, zanja. ¡°Creo que a mi marido le habr¨ªa gustado un bodorrio, pero a m¨ª no me va ese rollo y adem¨¢s es un dineral, as¨ª que vinieron los ni?os, cuatro familiares y nos fuimos a comer un arroz, bien¡±.
¡°Nosotros decidimos quemar los ahorros que la vida es corta¡±, dice Rodolfo, nombre art¨ªstico de un actor de 47 a?os, reci¨¦n casado por todo lo alto en el Ayuntamiento de Sevilla con la madre de sus hijos, de 11 y 9 a?os, a quienes el concejal cedi¨® la palabra y el momento m¨¢s emotivo de la ceremonia. La novia luc¨ªa un vestidazo rojo y chanclas; ¨¦l camisa hawaiana. ¡°Me daba pereza el parip¨¦, pero los ni?os llevaban tiempo pidi¨¦ndonoslo y cuando una conocida se qued¨® viuda y sin pensi¨®n mi ahora se?ora esposa me dio un ultim¨¢tum: ¡®Yo me caso; est¨¦s o no est¨¦s¡±, recuerda el novio entre risas. Con su boda descubrieron que varios amigos hab¨ªan formalizado sus relaciones de tapadillo, pero la pareja quer¨ªa ¡°fiest¨®n¡±: ¡°Ya que nos metemos, pues celebremos la vida, lo que ya es, con la gente que queremos¡±. Como pareja de hecho, legalmente estaban relativamente protegidos. Relativamente: la ley de familias, que se aprob¨® la pasada legislatura pero decay¨® con el adelanto electoral, prev¨¦ equiparar las parejas de hecho a los matrimonios en cuanto a d¨ªas de cuidados y libranzas (avances ya recogidos en un Real Decreto de este a?o), aunque para la pensi¨®n de viudedad a¨²n requerir¨¢ demostrar un par de a?os de convivencia. La mitad de su viaje de novios la pasaron con los ni?os y la abuela en Disneyland Par¨ªs.
A ?ngela P¨¦rez L¨®pez, 40 a?os, que est¨¢ de luna de miel por Andaluc¨ªa (¡°sola solita con mi Rub¨¦n¡±) cuando atiende al tel¨¦fono, lo que m¨¢s le gust¨® de su boda es que participasen sus hijas: la mayor, de 18, era dama de honor; la peque?a, de seis, el paje que portaba los anillos. La novia llevaba un vestido de ¡°novia novia¡±, blanco, largo, con velo y de varios miles de euros. ¡°Desde que me qued¨¦ embarazada con 19 todo ha sido criar y trabajar¡±, dice ?ngela que ¡°ha pasado la vida en un supermercado¡±: ¡°As¨ª que hicimos un bodorrio, para darle adem¨¢s una alegr¨ªa a las ni?as y a los abuelos¡±.
¡°S¨¦ que es poco rom¨¢ntico, pero yo quer¨ªa tener mis cosas en orden¡±, explica Silvia Nanclares, ¡°decirle al Estado que estaba compartiendo mi vida hasta sus ¨²ltimas consecuencias con una persona¡±. Tuvo que ¡°picar piedra¡± para que su novio, ¡°mucho m¨¢s militante¡±, le diera el s¨ª: le terminaron de seducir los 15 d¨ªas de vacaciones.
?ngela Caparroz, wedding planner en Sevilla, ha notado un aumento de lo que ella llama ¡°boda con hijos¡± sobre todo despu¨¦s de la pandemia, ¡°creo que nos hizo ver lo importante¡±. La organizadora de De boda con ?ngela enumera los denominadores comunes de estas parejas: ¡°Tienen superclaro lo que quieren, son mucho m¨¢s de ceremonia civil que religiosa, la formalidad se queda en casa, hay cero invitados por compromiso y normalmente pasan del protocolo, no hacen las t¨ªpicas cosas de boda como cortar la tarda, abrir el baile, poner un fotomat¨®n¡ Cero postureo; se gastan menos en las pijadas, las flores, los anillos (que muchas veces ni hay). El vestido a veces es corto o de color, aunque hay novias a las que les hace ilusi¨®n uno m¨¢s cl¨¢sico. Eso s¨ª, todos piden un m¨ªnimo de cinco horas de barra libre, gastan en la m¨²sica, en que sus amigos coman y beban bien y mucho. Y claro, todos, al d¨ªa siguiente, est¨¢n que no se pueden mover, porque en la resaca tambi¨¦n se nota la edad¡±.
A pesar de la resaca, las parejas consultadas no se arrepienten. ¡°Hubo momentos durante la preparaci¨®n en los que pens¨¦ ¡®para qu¨¦ nos hemos metido en este l¨ªo¡¯; pero me volver¨ªa a casar ma?ana, fue un subid¨®n¡±, dice Rodolfo. Silvia: ¡°Yo he estado a?os en contra del matrimonio como instituci¨®n, pero lo pasamos tan bien que ahora, como Liz Taylor, me casar¨ªa ocho veces con el mismo¡±. ¡°Despu¨¦s de m¨¢s de 20 a?os juntos te da como un empuj¨®n de romanticismo¡±, opina ?ngela. Carolina, con el mismo historial, piensa en otra ventaja: ¡°Por fin le puedo presentar como mi marido sin que me de cosa, ¡®mi pareja¡¯ nunca me sal¨ªa con naturalidad, sem¨¢nticamente suena a que van a aparecer otros dos, como un par de Guardia Civiles; as¨ª que he usado f¨®rmulas absurdas que siempre llevaban a equ¨ªvocos como ¡®el padre de mis hijos¡¯ (¡¯?est¨¢is divorciados?¡¯) o ¡®el t¨ªo que vive conmigo¡¯ (¡¯?compart¨ªs piso?¡¯). ?Es que, c¨®mo llamas a un marido que formalmente no lo es? ?Mi novio? ?Mi chico? Vamos se?ora, c¨®rtese, que peina canas¡±.
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