¡°Era una etiqueta rid¨ªcula, solo nos un¨ªa la edad¡±: por qu¨¦ nadie se tom¨® en serio a la generaci¨®n X (ni siquiera ellos mismos)
Los ¡®boomers¡¯ defienden el trabajo duro, los mileniales la justicia social, pero, ?qu¨¦ ha pasado con el grupo intermedio? Analizamos qu¨¦ le ocurri¨® a la primera cohorte demogr¨¢fica que se dio cuenta de que era parte de una cohorte demogr¨¢fica
Fue el grupo demogr¨¢fico m¨¢s codiciado por los anunciantes, protagoniz¨® editoriales de moda y pel¨ªculas de culto, inspir¨® tendencias y su expresi¨®n musical, el grunge, acapar¨® las portadas de las revistas de m¨²sica, los escaparates y el canal MTV. Son los inventores y primeros usuarios de las redes sociales: el chat IRC, Friendster, MySpace. Y sin embargo, como generaci¨®n, carecen de identidad propia en todas ellas en la actualidad, al menos si aceptamos el meme como medida de relevancia social. Su huella digital brilla por su ausencia: solo hay que pasearse por las redes para constatar que los dos bandos de un debate encarnizado se lo reparten boomers y mileniales, y en medio hay un profundo vac¨ªo. Ha reparado en ello The Wall Street Journal, que hace unos d¨ªas se preguntaba: ¡°?C¨®mo ha eludido la Generaci¨®n X la memificaci¨®n?¡±. Y conclu¨ªa que aquella fue una generaci¨®n tan anodina que ni siquiera da para burlas.
Tomemos como ejemplo el popular Ok, boomer, expresi¨®n que salt¨® de las redes a los medios generalistas gracias a la joven pol¨ªtica neozelandesa Chl?e Swarbrick: tras ser interrumpida por un miembro del parlamento de Nueva Zelanda mientras daba un discurso sobre la emergencia clim¨¢tica, reprendi¨® a su increpador con un sucinto ¡°Ok, boomer¡± (que podr¨ªamos traducir libremente como ¡°vale, abuelo¡±). Desde ese momento, boomer se convirti¨® en sin¨®nimo de cualquier persona de m¨¢s de 30 a?os con actitud condescendiente hacia los j¨®venes, fagocitando as¨ª a tanto a la Generaci¨®n X como a los mileniales (tambi¨¦n conocidos, por ser los siguientes, como generaci¨®n Y) m¨¢s talludos y desvirtuando su verdadero significado.
Refresquemos conceptos. El t¨¦rmino boomer proviene del bum de natalidad que se vivi¨® tras la II Guerra Mundial. Sus integrantes superan hoy los 60 a?os, mientras que los mileniales o Generaci¨®n Y se sit¨²an aproximadamente entre los 25 y los 40 y pocos y deben su nombre a la cercan¨ªa del cambio de milenio a su nacimiento. Entre ellos se encontrar¨ªa la Generaci¨®n X, que recibi¨® ese nombre por la novela hom¨®nima de Douglas Coupland de 1991. No era la primera vez que se usaba el t¨¦rmino, pero cr¨ªticos y lectores vieron en aquella historia de tres treinta?eros que conflu¨ªan en un desierto californiano que empezaba a reinventarse como vergel de la tecnolog¨ªa el esp¨ªritu de su tiempo. Junto a Coupland conviv¨ªan, en las librer¨ªas, Bret Easton Ellis y David Foster Wallace, que hablaban tambi¨¦n a una juventud desencantada y cuyos personajes rebosaban apat¨ªa y cinismo.
En Espa?a sus representantes fueron Jos¨¦ ?ngel Ma?as, autor de Historias del Kronen (1994), Luc¨ªa Etxebarria con Amor, curiosidad, prozac y dudas (1997) y Ray Loriga con Lo peor de todo (1992) y H¨¦roes (1993). Musicalmente, los defin¨ªa el grunge de Seattle con Nirvana al frente; en Espa?a se los asociaba al Xix¨®n Sound, cuyo grupo m¨¢s medi¨¢tico fue Australian Blonde. Ellos fueron autores del himno no oficial de la generaci¨®n, el Chup chup, banda sonora (precisamente) de la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de Historias del Kronen de Montxo Armend¨¢riz en 1995.
Hay m¨¢s pel¨ªculas que forman parte de su legado moral y est¨¦tico ¡ªTodo es mentira (1994), Solteros (1992) o Clerks (1994)¡ª, pero es Reality bites (Bocados de realidad) (1994) la que ofrece la imagen so?ada por cualquier publicista para aquella generaci¨®n. Ethan Hawke y Winona Ryder, en la cima de su atractivo, protagonizan un editorial de moda rodado en 35 mil¨ªmetros. ?l, con cabello falsamente graso y ropa cuidadosamente descuidada. Ella, con un corte de pelo entre bixie y capeado, y vestidos cortos floreados. Era una moda sencilla y pr¨¢ctica. ¡°Hoy se hace mucho hincapi¨¦ en el cambio clim¨¢tico, pero fue en los noventa cuando empez¨® la preocupaci¨®n por la capa de ozono, cuya degradaci¨®n esper¨¢bamos combatir simplemente reduciendo el uso de laca¡±, apunta Esperanza (48 a?os), que a mediados de los noventa trabaj¨® en una tienda de ropa de segunda mano. ¡°Tambi¨¦n tratamos de plantar cara al capitalismo que representaba la industria de la moda mirando hacia el reciclaje, las calles se llenaron de pellizas rescatadas de los arcones de los abuelos o de vestidos tipo la la la que dorm¨ªan desde los sesenta en los armarios de nuestras madres. Las marcas se miraban de reojo, solo se permit¨ªan las Martens o las Converse y siempre que no estuviesen demasiado lustrosas¡±.
Fue tambi¨¦n el momento de la ropa y los perfumes unisex, un t¨¦rmino que daba tanto miedo a algunos como lo dan ahora las palabras gender fluid. Hoy Harry Styles o Timothy Chalamet se pone una boa o perlas y las redes enloquecen; pero hace 30 a?os el llorado Kurt Cobain llegaba a sus conciertos en falda o vestido y las mujeres ten¨ªan referentes de feminidad tan poco convencionales como la cantante Justine Frischmann de Elastica, cuyas relaciones con iconos m¨²sicales y est¨¦ticos como Brett Anderson o Damon Albarn ofrec¨ªan roles a los que est¨¢bamos poco habituados: masculinidades relajadas y feminidades fuertes. S¨ª, la trastienda del pop era el mismo reducto de machismo y misoginia que cualquier otra escena musical de cualquier generaci¨®n anterior, pero al menos sus im¨¢genes resultaban rompedoras.
¡°Es bastante dif¨ªcil asociar valores a grupos. Tengo muchas dudas de que el concepto de generaci¨®n se pueda trasplantar de una cultura a otra, as¨ª sin m¨¢s¡±, explica Francisco Nixon, cantante y compositor, miembro de Australian Blonde y La Costa Brava. ¡°Incluso en el caso de las generaciones literarias, que es un concepto mucho m¨¢s acotado, presenta muchos problemas. Siempre tuve la sensaci¨®n que era un invento de las revistas de tendencias para captar publicidad de las marcas. En plan: el kilo de milenial lo tengo a tanto¡±. Que en cuanto la Fox detect¨® la viralidad del Ok boomer lo registrase para desarrollar un programa televisivo y alguien comprase el dominio okboomer.com y lo tasase en 100.000 d¨®lares le da la raz¨®n.
Reality bites, con un presupuesto de 11 millones, recaud¨® casi 40. Contaba con estrellas y una banda sonora omnipresente, pero no fue ning¨²n fen¨®meno masivo. Tal vez pocos se sintieron representados en ella. Las revistas de tendencias crearon un monstruo monetizable, pero catalogaron a la Generaci¨®n X de vaga, c¨ªnica y ermita?a. Mientras los boomers reivindicaban el trabajo duro y los mileniales se preocupan por el activismo y la diversidad, ?qu¨¦ reivindicaba exactamente la Generaci¨®n X? ¡°Hablar de valores morales de toda una generaci¨®n sin tener los datos me parece gratuito¡±, opina Nixon. ¡°En general, la gente se adapta a sus circunstancias y no creo que las diferencias entre unas generaciones y otras sean significativas. La prueba es que podemos leer hoy La Il¨ªada y se entiende. Las personas de hace 3.000 a?os son b¨¢sicamente las mismas de hoy, cambia lo accesorio. Pantal¨®n pitillo, pata de elefante. Con sombrero, sin sombrero¡±.
Los X escaparon en masa de la etiqueta con la que los medios trataban de encasillarlos. Los boomers s¨ª presumen con orgullo de pertenecer a su generaci¨®n, seg¨²n una encuesta de Pew Research Center. Un sentimiento de pertenencia que jam¨¢s se les habr¨ªa ocurrido a esos que responden por Generaci¨®n X. ¡°Por dignidad¡±, se?ala Francisco Nixon. Esperanza es de la misma opini¨®n: ¡°Era una etiqueta rid¨ªcula, solo nos un¨ªa la edad. Pero no es lo mismo haber tenido 20 a?os en el Madrid de los noventa que en Mansilla de las Mulas o en Botsuana. En aquella ¨¦poca viv¨ªa con mi hermana, que solo es un a?o mayor, y no ten¨ªamos nada en com¨²n. Yo escuchaba a Spiritualized y ella, a El ?ltimo de la Fila, yo aspiraba a vivir de la moda y ella estudiaba Econ¨®micas. Ni est¨¦tica ni cultural ni pol¨ªticamente ten¨ªamos nada que ver. Sentirse identificado con los rasgos que los medios asocian a una generaci¨®n es tan absurdo como decir: ¡®Yo soy tauro¡±.
La reticencia de la generaci¨®n que se hizo adulta a finales de los ochenta a dejarse encasillar tampoco pasa desapercibida para Forbes, que sigue sin comprender por qu¨¦ la relevancia de la Generaci¨®n X en su momento no es acorde con su presencia medi¨¢tica actual. ¡°Como la generaci¨®n m¨¢s peque?a, atrapada entre los baby boomers y los mileniales, estamos acostumbrados a que nos pasen por alto. Pero aqu¨ª hay una pregunta seria: ?por qu¨¦ el marketing centrado en la Generaci¨®n X sigue fallando tanto?¡±, se pregunta la periodista Danielle Wiley. Tal vez por ese cinismo que destacaban entre sus atributos. Los X fueron los primeros que se criaron ante televisores que emit¨ªan publicidad indiscriminadamente y aprendieron a darse cuenta muy r¨¢pido de lo que es un producto. S¨ª tiene una kriptonita: la nostalgia, tal vez porque son la primera generaci¨®n cuya infancia transcurri¨® en paz y con un nivel de bienestar aceptable, lo que la convert¨ªa en un refugio seguro.
¡°Trabajando en los medios, asist¨ªa a reuniones regulares con agencias de publicidad en las que estaban completamente obsesionados con estos dos grupos: los boomers con trabajo fijo y buenas pensiones, que son ricos tanto en tiempo como en efectivo, y los ansiosos mileniales, que tienen menos seguridad financiera, pero son expertos en tecnolog¨ªa¡±, explic¨® a BBC Culture Tiffanie Darke, autora de Now We Are 40: What Happened to Generation X? (Ahora que hemos cumplido 40: ?qu¨¦ fue de la generaci¨®n X?). ¡°Despu¨¦s de un rato, comenc¨¦ a pensar: ¡®Espera, ?y yo? ?Qu¨¦ pasa con la generaci¨®n intermedia?¡¯. Douglas Coupland cree que la respuesta es que est¨¢n pagando las facturas escolares de sus hijos y los cuidados de sus padres y no tienen mucho tiempo para estar a favor o en contra del sistema¡±, agrega. Francisco Nixon ve en ello tambi¨¦n la mano de las redes sociales. ¡°Las redes no tratan de realidades, sino de discursos, que compiten entre ellos. En ese contexto, las posiciones se simplifican hasta el punto en el que todo queda reducido a un antagonismo entre dos posiciones: nosotros y ellos. Amigo y enemigo. La verdad y la mentira. Hay dos posiciones porque no puede haber tres¡±.
Se se?ala que la Generaci¨®n X empez¨® a erosionarse tras el desfile de Perry Ellis de 1993, en el que Marc Jacobs transform¨® los b¨¢sicos grunge como las amplias camisas de franela en objetos de lujo. ¡°Marc nos envi¨® a m¨ª y a Kurt su colecci¨®n grunge de Perry Ellis. ?Sabes lo que hicimos con ella? La quemamos. ?ramos punks, no nos gustaban ese tipo de cosas¡±, declar¨® en una entrevista Courtney Love, l¨ªder de Hole y viuda del cantante de Nirvana. El certificado de defunci¨®n oficial lleg¨® cuando, a finales de los noventa, Douglas Coupland se top¨® en Par¨ªs con una valla publicitaria que anunciaba un modelo de Citro?n bautizado como Generaci¨®n X. El escritor tuvo la certeza de que la publicidad hab¨ªa malinterpretado su novela. Tal vez se hubiese dado cuenta primero si se hubiese pasado por Espa?a a mediados de los noventa. Con Reality bites todav¨ªa en cartel, una marca de coches vend¨ªa, calcando su est¨¦tica y usando sin sonrojo su banda sonora, un eslogan que se convirti¨® en broma instant¨¢nea: ¡°Joven, pero sobradamente preparado¡±.
Si, como dec¨ªa Don Draper, los publicistas inventaron el amor para vender medias de nailon, las generaciones se inventaron para vender coches. Cuando le preguntaron a Coupland cu¨¢l cre¨ªa que era el futuro de la generaci¨®n a la que dio nombre, el escritor lo tuvo claro: ¡°Una buena botella de Pinot Gris, una cama c¨®moda, buen wifi y nadie alrededor para molestarlos¡±. Ni siquiera The Wall Street Journal.
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