No siempre se puede decir no
Marta Asensio relata su experiencia como superviviente de violencia sexual cuando se debate una legislaci¨®n unificada sobre el consentimiento para los pa¨ªses miembros de la Uni¨®n Europea
M¨¢s de 9 millones de mujeres han sufrido una violaci¨®n en la Uni¨®n Europea con el uso de la fuerza. Estos datos siguen lejos de reflejar la realidad de muchas mujeres, como la m¨ªa, pero quiz¨¢ ahora estemos m¨¢s cerca de cambiarlo. Yo sobreviv¨ª durante a?os a la violencia sexual a la que me somet¨ªa el que era mi pareja. Por las noches me drogaba sin mi consentimiento para violarme.
Al principio sent¨ªa mucha culpabilidad. ¡°?Por qu¨¦ no me habr¨¦ despertado para impedirlo?¡±, ¡°?C¨®mo la persona que supuestamente me ama puede hacerme esto?¡±, ¡°?Qui¨¦n me va a creer cuando se lo cuente?¡±, me preguntaba todos los d¨ªas.
Mi caso rompe con los estereotipos de ¡°la buena v¨ªctima¡±. ?l no era un desconocido en un callej¨®n oscuro que utiliz¨® la fuerza para violarme y yo no ten¨ªa moratones ni signos visibles de violencia. Pero eso no hace menos grave lo que me ocurri¨® ni las secuelas menos profundas.
El sexo sin consentimiento libre es violaci¨®n y as¨ª deber¨ªa considerarse en todos los pa¨ªses. Esto parece obvio para quienes hemos sobrevivido a esta insoportable violencia basada en la dominaci¨®n y el poder, pero no lo es para muchos dirigentes de pa¨ªses europeos.
Francia, Alemania, Holanda, Estonia, Malta y Ruman¨ªa se niegan a que la primera ley contra la violencia machista de la Uni¨®n Europea incluya una definici¨®n de violaci¨®n basada en el consentimiento a pesar de ser la misma que se recoge en el Convenio de Estambul que todos estos pa¨ªses han ratificado.
Esta ley pretende garantizar que ¡°solo s¨ª sea s¨ª¡±, independientemente del pa¨ªs de la Uni¨®n en el que te encuentres. Con su bloqueo ponen en peligro no solo la unificaci¨®n de la definici¨®n sino toda la ley en su conjunto, que incluye medidas contra los desnudos con inteligencia artificial, la violencia machista en l¨ªnea o la unificaci¨®n de medidas cautelares en todos los pa¨ªses. Y tenemos poco tiempo para lograr que cambien de opini¨®n.
Mi historia demuestra c¨®mo estos pa¨ªses est¨¢n fallando a las mujeres bloqueando este hist¨®rico avance feminista. Cuando mi agresor me violaba yo no pod¨ªa decir que no. Mi cuerpo estaba completamente inerte, como si estuviera muerta. No pod¨ªa defenderme ni pedir ayuda. Pero mi caso no es aislado. Muchas mujeres se quedan inm¨®viles por miedo, una reacci¨®n totalmente normal y humana ante esta forma tan brutal de violencia.
Once pa¨ªses de la Uni¨®n Europea tienen definiciones de violaci¨®n basadas en la fuerza como elemento principal del delito donde se sigue imponiendo a la v¨ªctima la carga de demostrar que se resisti¨®. Todos estos pa¨ªses dejan fuera casos como el m¨ªo, que es el de millones de mujeres. Solo en Espa?a, los datos disponibles apuntan a que en una de cada tres violaciones media la sumisi¨®n qu¨ªmica. ?C¨®mo se va a resistir una persona inconsciente o paralizada por miedo?
Se han vertido demasiados estereotipos sobre nosotras y el nivel de cuestionamiento al que las v¨ªctimas somos sometidas tiene que parar si queremos acabar con la violencia sexual. Es normal quedarse en shock y no identificar lo que te ha pasado hasta que pasan los a?os. No importa lo que llevabas puesto ni la hora que era cuando llegabas a casa: nada justifica la violencia sexual.
En mi caso, me ocurri¨® mientras estaba en casa, vestida con un pijama y con una persona en la que confiaba plenamente. La mejor forma de protegernos es mejorar las leyes a todos los niveles para que est¨¦n a la altura de nuestras necesidades. En este caso, tipificando el sexo sin libre consentimiento como delito en todos los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, ofreciendo centros especializados de ayuda a las v¨ªctimas y acompa?¨¢ndolo, ojal¨¢, de educaci¨®n sexual obligatoria en las aulas para prevenir.
La violaci¨®n es una de las formas m¨¢s brutales de violencia contra las mujeres y todav¨ªa estamos lejos de acabar con ella. Ninguna de las m¨¢s de 229 millones de mujeres que vivimos en la Uni¨®n Europea estamos a salvo de la violencia sexual y todav¨ªa nuestros pol¨ªticos no se han puesto de acuerdo para luchar contra ella conjuntamente. No podemos perder esta oportunidad.
Una de cada tres mujeres ha sufrido alg¨²n tipo de violencia f¨ªsica o sexual en la Uni¨®n Europea y una de cada dos, acoso. Todav¨ªa hay Estados miembros en los que no se prev¨¦ la violaci¨®n dentro del matrimonio o relaci¨®n ¨ªntima. ?A qu¨¦ esperamos para actuar? No quiero que ninguna mujer vuelva a pasar por la misma pesadilla que yo. Todas merecemos una vida libre de violencias y cerca de 400.000 personas de toda Europa lo est¨¢n pidiendo a trav¨¦s de peticiones online.
Hagamos historia, no la repitamos. No permitamos que frenen los avances imprescindibles que necesitamos para erradicar la violencia sexual en todos los pa¨ªses de la UE. Hag¨¢moslo por nosotras y por las que vienen porque ninguna mujer ser¨¢ libre hasta que todas lo seamos.
Marta Asensio es activista, superviviente de violencia sexual y una de las portavoces de la campa?a wemove.eu/JusticiaParaTodas
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