H¨¦ctor Cebolla, soci¨®logo: ¡°La jornada intensiva en los colegios es una tragedia para muchas familias¡±
El investigador del CSIC, que estudia c¨®mo se transmite la vulnerabilidad social, explica que en la crianza actual ¡°se exige mucho tiempo de calidad, de est¨ªmulo. Se quiere tener todo controlado¡±
H¨¦ctor Cebolla pudo observar y vivir en primera persona todo aquello que llevaba d¨¦cadas estudiando en otras familias hace tres a?os, cuando tuvo a su hija. Madrile?o de 48 a?os, se doctor¨® en Sociolog¨ªa en la prestigiosa Universidad de Oxford en 2008 y se especializ¨® en las din¨¢micas de desventaja infantil asociadas a la vulnerabilidad familiar y al estatus migratorio, especialmente en los primeros a?os de vida. Es investigador cient¨ªfico del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas de Espa?a (CSIC) y entre 2019 y 2023 fue director general de Innovaci¨®n y Estrategia Social en el Ayuntamiento de Madrid, con el gobierno del Partido Popular. Cebolla tiene claro que el discurso de la meritocracia que propagan algunos influencers ¡ªese ¡®si quieres puedes y si no lo consigues es porque no te has esforzado lo suficiente¡¯¡ª es una falacia. ¡°Son herederos del liberalismo m¨¢s simpl¨®n¡±, argumenta en una cafeter¨ªa de Madrid a refugio del calor en la capital, y a?ade que ¡°las ventajas y desventajas¡± familiares se transmiten de forma ¡°brutal¡±.
A finales de julio, present¨® un estudio en el que aborda el porqu¨¦ y las alternativas al modelo preponderante de crianza, la ¡°parentalidad determinista¡±: la creencia de los padres de que si invierten una enorme cantidad de tiempo y de recursos pueden programar el ¨¦xito de sus hijos. Algo que, por la propia naturaleza de la educaci¨®n, no es del todo predecible.
Pregunta. Las redes sociales est¨¢n llenas de consejeros sobre c¨®mo educar y criar a los hijos.
Respuesta. Existe una tendencia, que viene de los a?os setenta, de recurrir a expertos en la crianza. Sucede con la alimentaci¨®n, el sue?o o la educaci¨®n. Tambi¨¦n con el juego o la lactancia. Incluso antes de que nazcan. Hay obsesi¨®n por las pr¨¢cticas basadas en la evidencia. Y ahora ya hemos entrado en el siguiente nivel, en el que ese conocimiento se democratiza a trav¨¦s de las redes y genera una red de influencers que exhiben su modelo de crianza.
P. ?Obsesi¨®n es sin¨®nimo de ansiedad para los padres?
R. Claro, todo eso genera estr¨¦s, porque el modelo imperante de crianza ahora mismo es muy intensivo en tiempo, en recursos y en reglas. No vale ya con el tiempo de cuidado rutinario: se exige tiempo de calidad, de interacci¨®n, de est¨ªmulo. Se quiere tener todo controlado. Ojo, es cierto que da buenos resultados, pero llega un momento que, por m¨¢s tiempo que pases con los hijos, el impacto positivo no crece de manera infinita. Invertimos un poco m¨¢s de lo que deber¨ªamos.
P. Como para querer tener m¨¢s de un hijo con esa presi¨®n¡
R. Todos los pa¨ªses est¨¢n haciendo esa transici¨®n de querer tener muchos hijos a tener menos, pero de m¨¢s calidad. Aunque suene un poco brutal, eso de calidad. As¨ª se consiguen ni?os con m¨¢s ¨¦xito, mejor educados y que pueden acumular mucho m¨¢s capital humano. En general, hemos alcanzado niveles educativos m¨¢s altos que en generaciones anteriores y aspiramos, a su vez, a que nuestros descendientes nos igualen o nos mejoren. Cuantos m¨¢s hijos se tienen, m¨¢s hay que dividir los recursos y menos capacidad se tiene para impulsarlos hacia adelante.
P. Y aqu¨ª aparece la parentalidad determinista que se menciona en el estudio, en la que los padres sienten que todo el peso del presente y el futuro de sus hijos recae en sus decisiones.
R. S¨ª, tambi¨¦n conocidos como ¡®padres helic¨®ptero¡¯, que inciden mucho en las reglas e invierten mucho tiempo en la supervisi¨®n de los ni?os. Los sobrevuelan. Esto tiene costes atroces para la gesti¨®n del tiempo familiar y de las carreras profesionales. Genera ansiedad en los progenitores y falta de autonom¨ªa en los hijos. Y hay que ser conscientes de que el desarrollo infantil es un proceso muy robusto y dif¨ªcil de moldear. Es como tratar de reconducir un r¨ªo.
P. ?C¨®mo se revierte esa sensaci¨®n de no llegar a la perfecci¨®n en la crianza?
R. Hay que dar alternativas a la gesti¨®n del tiempo familiar. No puede ser que las jornadas escolares sean m¨¢s cortas que las laborales y sean incompatibles, porque obliga a las familias a invertir recursos econ¨®micos en el cuidado de los hijos o a reducir la intensidad del trabajo. La jornada intensiva en los centros educativos es una tragedia familiar en muchos casos y, adem¨¢s, no tiene fundamentos de que mejore el rendimiento de los ni?os. Otra soluci¨®n ser¨ªa abrir espacios p¨²blicos, como los patios de los colegios u otros lugares, para potenciar un juego seguro, vigilado y libre.
P. De entre los extremos de una educaci¨®n permisiva y una autoritaria, parece que ha surgido un modelo a caballo entre ambas: el autoritativo, basado en el razonamiento y la persuasi¨®n para educar a los hijos.
R. Es el modelo que predomina en la educaci¨®n de los padres, especialmente en los pa¨ªses del sur de Europa, donde las desigualdades son mayores. Aunque surgi¨® de la clase media, ha permeado en el resto de capas.
P. ?Aplicarlo siempre es una utop¨ªa?
R. Desde luego. Cualquiera que haya visto c¨®mo funciona un ni?o de cuatro a?os sabe que no puedes estar constantemente utilizando la raz¨®n, aunque sea una aspiraci¨®n llegar a ese punto. Al final los tres modelos se combinan.
P. Hablemos de meritocracia. ?Hasta qu¨¦ punto influye el nivel socioecon¨®mico de los padres en el futuro de sus hijos?
R. Hay una correlaci¨®n muy muy tenaz y persistente entre el perfil socioecon¨®mico de los padres y el desempe?o de los hijos como adultos. La desventaja y la vulnerabilidad son muy pegajosas y muy f¨¢ciles de transmitir.
P. ?Y los colegios e institutos equilibran estas diferencias?
R. El sistema educativo, m¨¢s que transformar las opciones de las personas, lo que hace es transportarlas. O sea, si recibe desigualdad, expulsa desigualdad; y si recibe igualdad, expulsa igualdad. Los efectos de la escuela en el futuro de los menores son de hasta el 20% o 25%, pero el resto se debe a otros factores. La instituci¨®n que m¨¢s desiguala es la familia, que es como una caja negra.
P. ?Por qu¨¦ caja negra?
R. Porque la familia es la parte que m¨¢s pesa en esa transmisi¨®n y la que menos conocemos.
P. ?C¨®mo se puede paliar esa desigualdad familiar de base?
R. Compensando de forma temprana las vulnerabilidades. La inversi¨®n en los 1.000 primeros d¨ªas da un retorno muy positivo. Por eso es importante una escolarizaci¨®n de 0 a 3 a?os que sea de calidad, donde est¨¦n en entornos libres con juego seguro. Aunque debemos ser conscientes de que esta inversi¨®n ayuda a reducir la desigualdad, pero no la neutraliza totalmente.
P. ?Est¨¢ escacharrado el ascensor social?
R. La pol¨ªtica social que tenemos est¨¢ muy centrada en recuperar a los de abajo. Pero no puede haber movilidad social si no hay descenso de quienes no merezcan estar arriba. Para eso habr¨ªa que intervenir en los procesos familiares de transmisi¨®n de ventajas, pero ser¨ªa una cosa brutal y dif¨ªcil de justificar en el plano ¨¦tico. Las familias con mayor poder adquisitivo tienen varios colchones sobre los que se amortigua el fracaso. Segundas y terceras oportunidades, o m¨¢s, para volver a intentar abrir un negocio o aprobar una carrera, por ejemplo. Pero no se puede limitar la libertad de los padres para dar esas segundas opciones, porque supondr¨ªa una intromisi¨®n demasiado agresiva en c¨®mo se organizan las familias y en las decisiones que toman. Ninguna sociedad lo ha intentado hacer y no creo que sea posible, ser¨ªa una intervenci¨®n demasiado agresiva. Otra posibilidad es que haya, por ejemplo, una gran innovaci¨®n tecnol¨®gica, como podr¨ªa ser la inteligencia artificial, que abriera muchos huecos en la parte de arriba. Pero eso a¨²n est¨¢ por ver.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.