La aciaga mordedura de la ara?a violinista, la m¨¢s venenosa de las que viven en Espa?a: ¡°No pod¨ªa ni conducir del dolor¡±
Una enfermera de Almer¨ªa pierde la movilidad de un dedo a causa del veneno del artr¨®podo. Es el ¨²ltimo caso publicado en la literatura cient¨ªfica de las decenas registrados en los ¨²ltimos a?os
Nuria Hern¨¢ndez, enfermera en el centro de salud de Vera (Almer¨ªa), quiso coger una aguja hipod¨¦rmica de una caja reci¨¦n sacada del almac¨¦n cuando sinti¨® una ligera molestia. ¡°Fue tan poca cosa que en el momento ni me par¨¦ a pensar en ello¡±, recuerda. Un par de horas m¨¢s tarde, sin embargo, el dedo ¨ªndice de la mano derecha empez¨® a dolerle de forma cada vez m¨¢s intensa. ¡°Al final no pod¨ªa ni trabajar. Tuve que irme a casa y, por el camino, lloraba en el coche. No pod¨ªa ni conducir del dolor¡±, rememora esta profesional sanitaria que hoy tiene 48 a?os
Nuria hab¨ªa sido mordida por una Loxosceles rufescens, m¨¢s conocida como ara?a violinista mediterr¨¢nea, ara?a del rinc¨®n o ara?a parda, que es la m¨¢s peligrosa para el ser humano de las que viven en Espa?a. ¡°El veneno caus¨® una infecci¨®n grave y alcanz¨® la articulaci¨®n del dedo, donde fue destruyendo los tejidos. Al final, como no respond¨ªa al tratamiento, requiri¨® cirug¨ªa y el implante de un tornillo. Como secuela, le ha quedado rigidez en la articulaci¨®n, el dedo deformado y el tornillo, que no se lo pueden quitar. Fue todo mala suerte, qui¨¦n pod¨ªa pensar que habr¨ªa una ara?a en la caja¡±, relata Crist¨®bal Aguirre, pareja de Nuria y el m¨¦dico de familia que la atendi¨® en un primer momento.
Aunque la mordedura ocurri¨® hace casi una d¨¦cada, ahora acaba de ser publicada en la Revista Medicina General y de Familia ¡ªeditada por la Sociedad Espa?ola de M¨¦dicos Generales y de Familia (SEMG)¡ª y es la ¨²ltima en incorporarse a una literatura cient¨ªfica que, a pesar de ser un fen¨®meno relativamente desconocido, recoge decenas de episodios similares ocurridos en Espa?a en los ¨²ltimos a?os.
¡°No es extra?o que se produzcan mordeduras. Es una ara?a com¨²n que vive cerca del ser humano: en las casas, le?eras, garajes... Pero los casos graves son relativamente raros. Primero, porque es una especie poco agresiva. Hay registros de personas que han convivido con ejemplares en casa durante a?os sin sufrir ning¨²n da?o. Y luego, porque la mordedura no suele tener mala evoluci¨®n. La mayor¨ªa de las veces cursa solo con una molestia leve o incluso pasa desapercibida¡±, cuenta Mikel Alexander Gonz¨¢lez, investigador especialista en plagas en la Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (EBD-CSIC).
En Espa?a viven unas 1.400 especies de ara?a, de las que solo tres pueden ser graves para el ser humano. ¡°Las otras dos son la viuda negra europea [Latrodectus tredecimguttatus] y la viuda negra ib¨¦rica [Latrodectus lilianae], pero ambas viven en ambientes campestres muy alejados de las zonas habitadas. La Loxosceles rufescens es la ¨²nica que puede suponer un problema de salud p¨²blica¡±, a?ade Gonz¨¢lez, que el pasado mes de junio public¨® una serie de cuatro casos graves relacionados con esta ara?a en la Revista de Salud Ambiental.
Un turista gal¨¦s de 19 a?os que pasaba unos d¨ªas de vacaciones en Ibiza sufri¨® hace tres a?os la amputaci¨®n de dos dedos tras ser mordido por una ara?a violinista al meter la mano entre dos piedras sobre las que estaba sentado. Como en el caso de Nuria, apuntan los expertos, es en estas situaciones en las que el artr¨®podo puede sentirse acorralado o amenazado cuando se producen muchas mordeduras. La ¨²nica recomendaci¨®n para prevenirlas, no siempre f¨¢cil de seguir o efectiva ¡ªa veces la ara?a se mete entre la ropa o bajo objetos cotidianos y es inevitable molestarla sin querer¡ª, es no meter la mano en ning¨²n lugar oscuro, en los que suele refugiarse.
Guillermo Repetto, profesor de Toxicolog¨ªa de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla), explica que ¡°el veneno de las ara?as Loxosceles tiene una composici¨®n muy compleja, con diferentes clases de toxinas y prote¨ªnas que se potencian entre s¨ª¡±. La toxina m¨¢s destacable es la enzima esfingomielinasa D. ¡°Desencadena un mecanismo inflamatorio que da?a los eritrocitos [los gl¨®bulos rojos de la sangre] y acaba por producir la muerte de c¨¦lulas d¨¦rmicas. En los d¨ªas siguientes, las lesiones adquieren un color azul viol¨¢ceo. La afectaci¨®n sist¨¦mica es poco frecuente, aunque en algunos casos puede ser mortal, generalmente asociada con insuficiencia renal en pacientes que habitualmente sufr¨ªan dolencias previas¡±, a?ade.
Las razones por las que algunas personas desarrollan cuadros graves tras una mordedura mientras otras apenas sienten algo no son muy bien conocidas, aunque todos los expertos apuntan a variables como el lugar de la herida, los tejidos alcanzados por el veneno, la respuesta del sistema inmunitario... Tampoco se sabe muy bien por qu¨¦ algunos ejemplares de la especie, en general poco dada a atacar al ser humano, s¨ª parecen actuar de forma algo m¨¢s agresiva.
En caso de sufrir la mordedura de la ara?a, el principal consejo es no tocar la herida. ¡°Manipularla, aplicar productos qu¨ªmicos o hacer cortes o succiones para intentar quitar el veneno solo puede empeorar las cosas. Lo mejor es mantener la calma, estar tranquilo, y como mucho ponerse compresas fr¨ªas y esperar, porque la mayor¨ªa de las veces no ocurrir¨¢ nada. La asistencia m¨¦dica es conveniente para controlar alteraciones generales, si aparecieran, y para reducir complicaciones y secuelas en la piel¡±, afirma Repetto.
La Loxosceles rufescens es una especie nativa de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica y es m¨¢s com¨²n en zonas de la costa mediterr¨¢nea, lo que explica que la gran mayor¨ªa de art¨ªculos cient¨ªficos publicados tengan como autores a facultativos de zonas como Almer¨ªa o Sevilla. Cerca de esta ¨²ltima ciudad, seg¨²n describe otro trabajo publicado en 2017, se produjo dos a?os antes una peque?a epidemia de mordeduras que hizo que en solo dos semanas siete pacientes fueran atendidos en el servicio de urgencias del Hospital Virgen del Roc¨ªo. Aunque este es un tema abierto a debate entre los expertos, algunas fuentes atribuyeron estos casos a otras especies de ara?a Loxosceles, muy parecidas a la aut¨®ctona, que habr¨ªan llegado desde Am¨¦rica en cargamentos de plantas ornamentales u otras mercanc¨ªas.
¡°Nosotros atendimos a una mujer de unos 70 a?os que hab¨ªa ido inicialmente en otro centro. La ara?a la hab¨ªa picado en el labio mientras dorm¨ªa. Pese a haber sido tratada con antibi¨®tico y corticoides, vino a nuestro hospital porque la lesi¨®n se hab¨ªa vuelto negruzca y amarillenta. Ten¨ªa una escara necr¨®tica¡± ¡ªmuerte del tejido subcut¨¢neo o de la mucosa¡ª, explica Pedro Infante, catedr¨¢tico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla y facultativo del servicio de Cirug¨ªa Oral y Maxilofacial del Virgen del Roc¨ªo.
Los cirujanos que atendieron a la paciente para recuperar la zona da?ada decidieron dar a conocer el caso porque ¡°no hab¨ªa nada publicado en todo el mundo de mordeduras de ara?as Loxosceles en la boca¡±, por lo que el art¨ªculo tuvo un notable impacto. El mismo que hab¨ªa logrado poco antes la presentaci¨®n del episodio en el congreso nacional de la especialidad, donde fue elegido como la mejor comunicaci¨®n.
La pregunta que suelen hacer llegar a los expertos muchas personas es c¨®mo deben proceder si hay ara?as en sus casas. ¡°Como norma general, es mejor no hacerles nada, aunque ya s¨¦ que esto a algunas personas les puede costar. Son animales muy beneficiosos cuya funci¨®n biol¨®gica permite controlar la presencia de moscas, mosquitos, cucarachas...¡±, sostiene Mikel Alexander Gonz¨¢lez. Solo en el caso de que se haya comprobado que se trata de ejemplares de Loxosceles rufescens, este experto considera justificado tomar alguna medida. ¡°Lo mejor es intentar hacerla salir al exterior con cuidado o contactar con una empresa especializada en plagas¡±, concluye este experto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.