Cuidar y respetar a nuestros m¨¦dicos para fortalecer la sanidad

El D¨ªa Internacional de la Profesi¨®n M¨¦dica es una oportunidad para reflexionar sobre el papel esencial que los m¨¦dicos desempe?an no solo en la salud de las personas, sino en el funcionamiento mismo de nuestras sociedades democr¨¢ticas. Los m¨¦dicos no solo son quienes diagnostican y atienden nuestras enfermedades; sino que tambi¨¦n son una pieza fundamental en el sostenimiento y la defensa de un Sistema Nacional de Salud que hoy en d¨ªa constituye el mayor baluarte de la justicia social en nuestro pa¨ªs.

El acceso a la salud es clave para la equidad y la justicia social. La capacidad de ofrecer atenci¨®n sanitaria de calidad a todos los ciudadanos, independientemente de su condici¨®n econ¨®mica o social, es lo que diferencia a una sociedad democr¨¢tica de una que se queda atr¨¢s en la protecci¨®n de sus ciudadanos.

La profesi¨®n m¨¦dica espa?ola se sustenta en valores y principios que confluyen en el C¨®digo de Deontolog¨ªa M¨¦dica, cuyo respeto es una obligaci¨®n para todos los facultativos y que garantiza que el ejercicio de la Medicina est¨¦ basado en la ¨¦tica, en el respeto a la dignidad del paciente y en la transparencia en todas sus actuaciones. Este c¨®digo de conducta no solo es una gu¨ªa para los m¨¦dicos, sino una protecci¨®n para la sociedad, asegurando que las decisiones m¨¦dicas siempre se tomen con el mayor rigor y con la mayor responsabilidad. La confianza que depositamos en nuestros m¨¦dicos nace de ese compromiso inquebrantable con la ¨¦tica y con unos valores que anteponen al paciente y el alivio de su sufrimiento por encima de todo.

Pero no podemos pedir a la profesi¨®n m¨¦dica que sea este baluarte sin asegurarnos de que ellos mismos son cuidados y respetados. El respeto hacia los profesionales de la salud no se limita solo a palabras; se refleja en las condiciones laborales, en la protecci¨®n frente a agresiones f¨ªsicas o verbales y en el reconocimiento de su labor diaria en circunstancias que a menudo son extremas. Respetar y proteger a los m¨¦dicos es mejorar nuestra democracia, porque un sistema que cuida a sus profesionales sanitarios asegura que estos puedan, a su vez, cuidar de todos nosotros con dignidad y sin comprometer la calidad de la atenci¨®n que recibimos.

No es casualidad que los pa¨ªses m¨¢s avanzados democr¨¢ticamente sean tambi¨¦n aquellos donde los sistemas sanitarios est¨¢n bien estructurados y respetados. Un sistema de salud justo y universal, con m¨¦dicos formados y bien cuidados, es sin¨®nimo de una sociedad que pone en el centro el bienestar de sus ciudadanos, priorizando los derechos humanos y la justicia social. El m¨¦dico no es solo el profesional que lidera el cuidado de nuestra salud, sino un pilar de un modelo democr¨¢tico que no puede permitirse relegar a quienes garantizan el bienestar de todos.

En una ¨¦poca en la que los desaf¨ªos sanitarios son cada vez mayores, desde pandemias hasta crisis en los sistemas de atenci¨®n, es fundamental que hagamos un esfuerzo por proteger a quienes est¨¢n en la primera l¨ªnea. Respetar y valorar a los m¨¦dicos es una cuesti¨®n de justicia social, de equidad y de compromiso con el modelo de salud p¨²blica que hemos construido y debemos seguir protegiendo.

Por ello, garantizar las mejores condiciones de trabajo, asegurar su bienestar f¨ªsico y mental, y proteger su independencia profesional son tareas imprescindibles para que puedan seguir desempe?ando su labor con la excelencia que nuestra sociedad necesita. Solo as¨ª podremos asegurar que sigan siendo ese baluarte de confianza y seguridad, contribuyendo al progreso de nuestra salud y, en ¨²ltima instancia, al progreso de nuestro pa¨ªs.