El fin de Muface deja de ser una quimera: ?puede la sanidad p¨²blica atender a un mill¨®n de funcionarios?
Sanidad cree que es una opci¨®n ¡°viable y razonable¡± mientras expertos, pacientes y entidades ven problemas y oportunidades en el fin del modelo
Durante d¨¦cadas, el final de la mutualidad de funcionarios Muface ha sido una especie de quimera, un motivo frecuente de debates tan acalorados como vac¨ªos de datos que apuntaran a una posibilidad real. Todo cambi¨® el pasado 5 de noviembre. La negativa de Adeslas, Asisa y DKV a presentarse al nuevo ...
Durante d¨¦cadas, el final de la mutualidad de funcionarios Muface ha sido una especie de quimera, un motivo frecuente de debates tan acalorados como vac¨ªos de datos que apuntaran a una posibilidad real. Todo cambi¨® el pasado 5 de noviembre. La negativa de Adeslas, Asisa y DKV a presentarse al nuevo convenio para los a?os 2025 y 2026 ha precipitado los acontecimientos y el fin del modelo, que supondr¨ªa el desembarco en la sanidad p¨²blica de un mill¨®n de empleados p¨²blicos, ha dejado para muchos de ser algo impensable. Incluso el Ministerio de Sanidad califica en un reciente informe esta opci¨®n como ¡°viable y razonable¡±.
Para el Ministerio para la Transformaci¨®n Digital y de la Funci¨®n P¨²blica, que es el que gestiona Muface, situarse en ese escenario es correr demasiado. Tras el fracaso de la primera licitaci¨®n, que ofrec¨ªa un incremento de las primas del 17%, el ministerio impulsa una segunda que incluye una consulta previa, que concluy¨® el pasado mi¨¦rcoles, en la que las aseguradoras ¡ªque reclaman un 40% m¨¢s de dinero por paciente¡ª deben detallar las razones que justifican este incremento. Incluso si esta segunda licitaci¨®n fracasara, Funci¨®n P¨²blica asegura que ning¨²n paciente ver¨¢ en riesgo su asistencia sanitaria.
Las dos partes, coinciden los expertos consultados, est¨¢n jugando una especie de ¡°partida de p¨®quer¡± en una negociaci¨®n larga y compleja. ¡°Lo m¨¢s probable es que, tras esta fase de tanteo, alcancen un acuerdo. Tienen m¨¢s incentivos para seguir con el modelo que en ponerle fin de forma abrupta. Aunque, una vez abierta la mano, nunca puedes estar seguro de c¨®mo va a acabar¡± considera Jos¨¦ Soto, presidente de la Sociedad Espa?ola de Directivos de la Salud (SEDISA) y con d¨¦cadas de experiencia en la gesti¨®n de grandes hospitales p¨²blicos.
Jos¨¦ Ram¨®n Repullo, profesor em¨¦rito de Planificaci¨®n y Econom¨ªa de la Salud de la Escuela Nacional de Sanidad, tambi¨¦n ve un riesgo en que las negociaciones ¡°puedan torcerse¡±. Si esto ocurre, Funci¨®n P¨²blica deber¨¢ decidir qu¨¦ hacer con una mutualidad que engloba a 1,5 millones de empleados p¨²blicos ¡ªaltos funcionarios del Estado, polic¨ªas y profesores de secundaria, entre otros¡ª cuyos beneficiarios pueden elegir cada a?o si quieren ser atenidos en la sanidad p¨²blica o la privada.
Riesgos e incertidumbres para los pacientes
La pregunta que se repiten todos los actores es si la sanidad p¨²blica est¨¢ preparada para recibir al mill¨®n de funcionarios de Muface que actualmente opta por la privada. ¡°S¨ª, pero hacerlo no estar¨ªa libre de importantes tensiones y problemas de adaptaci¨®n. Estas ser¨ªan mayores cuanto m¨¢s corto sea el periodo de transici¨®n y cuanto m¨¢s hostil sea el proceso de trasferencia de informaci¨®n desde las aseguradoras a los servicios p¨²blicos de salud de las comunidades aut¨®nomas¡±, resume Repullo.
Algunos pacientes se muestran angustiados. ¡°Tengo 68 a?os y voy a tres especialistas por la privada porque tengo hipertensi¨®n, problemas con la pr¨®stata y otras cosas t¨ªpicas de la edad. Mi m¨¦dico de cabecera es el de toda la vida. Tengo mucha confianza con ellos y, claro, me preocupa mucho pensar que tendr¨¦ que ir a m¨¦dicos nuevos¡±, cuenta Pedro Cruz Age, funcionario de 68 a¨²n en activo en la Agencia Estatal de Seguridad A¨¦rea.
Emilio Fern¨¢ndez Zunzunegui, de 70 a?os y docente jubilado de Vigo, resume con la siguiente frase su relaci¨®n con la sanidad privada de Muface: ¡°Soy un vivo ejemplo de contradicci¨®n¡±. Defensor de lo p¨²blico, mientras ¡°era joven y estaba sano eleg¨ªa la sanidad privada¡±. Pero hace a?os empez¨® a planear y poner en pr¨¢ctica una transici¨®n tranquila hacia lo p¨²blico. ¡°Me aprovech¨¦ de las ventajas de la privada, pero cuando empec¨¦ a sumar a?os y problemas de salud, me fui pasando a la p¨²blica¡±, a?ade.
El actual sistema de Muface permite que una persona elija un a?o ser atendida en la p¨²blica ¡ªque habitualmente es cuando necesita un tratamiento complejo¡ª y volver a la privada al a?o siguiente, cuando ha terminado. ¡°Ahora mismo estoy a la espera de dos operaciones y estoy seguro de que estar¨¦ atendido con m¨¢s garant¨ªas en la sanidad p¨²blica¡±, concluye.
La transici¨®n de lo privado a lo p¨²blico de M. R. J., de 68 a?os, fue todo menos tranquila y planificada. ¡°Me dio un infarto y cuando llegaron para atenderme, el de la ambulancia le pregunt¨® a mi madre que cu¨¢l era mi hospital. Ella les dio el nombre de mi cl¨ªnica privada de Muface. El de la ambulancia le contest¨® que, en mi estado, all¨ª no me iban a salvar. Y me trasladaron al Hospital Cl¨ªnico¡± de Madrid, cuenta esta antigua secretaria del Ministerio de Interior que pide no ser identificada con nombre y apellidos. La mujer se recuper¨®, aunque luego tuvo que lidiar con un embrollo legal para ver qui¨¦n se hac¨ªa cargo de la factura. Hoy dice estar ¡°muy contenta¡± con la asistencia que recibe en la sanidad p¨²blica. ¡°Ten¨ªa algunos recelos, pero ahora pienso que me tendr¨ªa que haber cambiado antes¡±, admite.
Dos debates: sobre el fondo y sobre la forma
En toda la controversia que rodea a Muface se superponen dos debates. El primero tiene d¨¦cadas de historia y cuestiona que en un pa¨ªs que ahora tiene 48,4 millones de habitantes, solo un reducido grupo de ellos ¡ªel 3,1%, precisamente empleados en el sector p¨²blico¡ª tenga garantizada la libre elecci¨®n de proveedor sanitario pagada con fondos p¨²blicos. El segundo pone el foco en, si se acordara acabar con el modelo, cu¨¢l ser¨ªa la mejor forma de hacerlo.
El primero de ellos se resume con las posiciones encontradas del sindicato CSIF, mayoritario entre los funcionarios, y la Federaci¨®n de Asociaciones en Defensa de la Sanidad P¨²blica (FADSP). ¡°La existencia de Muface no es un privilegio. El sistema se basa en la coexistencia de dos modelos de asistencia sanitaria p¨²blica, uno con proveedores p¨²blicos y el otro privados. Su fin supondr¨ªa un perjuicio inadmisible para m¨¢s de un mill¨®n de personas¡±, sostiene el sindicato. ¡°Muface atenta contra la equidad y debilita al sistema sanitario p¨²blico de varias formas. Una es que este atiende a los pacientes m¨¢s complejos y con un mayor gasto. Otra, con subvenciones encubiertas como que los funcionarios del ¨¢rea rural sean atendidos en los centros de salud p¨²blicos a unos precios irrisorios aunque hayan elegido la sanidad privada¡±, defiende la Federaci¨®n.
El segundo, la forma en la que ser¨ªa mejor poner fin al modelo Muface, ha sido largamente tratada por la academia. ¡°Una posici¨®n con muchos apoyos era que no era conveniente un final abrupto de Muface. Esto tiene un gran impacto sobre muchas personas porque la gente es muy fiel a sus m¨¦dicos y centros sanitarios. Pero una vez llegados a este punto, y teniendo lo anterior en cuenta, tambi¨¦n podemos pensar que toda crisis es tambi¨¦n una oportunidad. De dar una sacudida al sistema p¨²blico, de reforzarlo con m¨¢s medios, de plantear formas de mejorar en eficiencia...¡±, sostiene Beatriz Gonz¨¢lez L¨®pez-Valc¨¢rcel, catedr¨¢tica en Econom¨ªa por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y con varios trabajos cient¨ªficos publicados sobre Muface.
Las autonom¨ªas m¨¢s afectadas
El debate, sin embargo, est¨¢ lejos de estar cerrado. Guillem L¨®pez i Casasnovas, director del Centro de Investigaci¨®n en Econom¨ªa y Salud de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) considera que el fin de Muface tendr¨¢ una consecuencia ¡°obvia¡±: ¡°La entrada masiva de ciudadanos en la asistencia p¨²blica, presionando a¨²n m¨¢s los descosidos del sistema de salud, aunque se tenga en cuenta la aportaci¨®n econ¨®mica a?adida que la sanidad p¨²blica recibir¨¢ de lo que antes se destinaba a pagar las primas del aseguramiento privado de Muface¡±.
El informe del Ministerio de Sanidad dibuja, en cambio, un panorama relativamente tranquilo en la mayor¨ªa de comunidades. Con un incremento medio de pacientes del 2,12%, muchas de ellas no notar¨ªan m¨¢s que una subida ¡°similar a la del incremento anual de la poblaci¨®n que puede afrontar una comunidad aut¨®noma¡±. El mayor impacto se producir¨ªa en Andaluc¨ªa, Extremadura, Castilla y Le¨®n, Ceuta y Melilla, donde el incremento de usuarios de la sanidad p¨²blica va del 3% al 5%.
La reacci¨®n a este hipot¨¦tico escenario de los sistemas sanitarios m¨¢s afectados bascula entre la oposici¨®n frontal de Castilla y Le¨®n, gobernada por el PP, y la disposici¨®n a aceptar los cambios del Instituto Nacional de Gesti¨®n Sanitaria (Ingesa), dependiente del Ministerio de Sanidad y responsable de Ceuta y Melilla. La primera alerta de que ¡°la dotaci¨®n econ¨®mica para los pacientes de Muface¡±, incluido el aumento de las primas que contempla el Gobierno, es de ¡°1.300 euros por paciente¡± mientras que Castilla y Le¨®n destina en sus Presupuestos 2.110 euros por habitante. Esto, la envejecida poblaci¨®n regional y la ¡°dif¨ªcil contrataci¨®n de personal sanitario ¡° hace que el fin de Muface ¡°agudizar¨ªa los problemas¡± que ya sufre la sanidad p¨²blica.
El Ingesa, por su parte, defiende que las mejoras emprendidas en la red sanitaria de Ceuta y Melilla hacen ¡°perfectamente viable asumir la atenci¨®n directa a todas las personas mutualistas de Muface que actualmente reciben su asistencia sanitaria de provisores privados¡±.
Jos¨¦ Soto, que durante 21 a?os fue gerente del Hospital Cl¨ªnico de Madrid, afirma que el incremento de pacientes puede afectar de forma muy distinta a un centro sanitario seg¨²n su situaci¨®n actual y caracter¨ªsticas. ¡°Atender a una mayor poblaci¨®n y recibir los recursos para ello te puede permitir ampliar y mejorar tu oferta asistencial. Podr¨¢s invertir en nuevas tecnolog¨ªas, contratar a m¨¢s personal... Pero esto requiere disponer de margen de crecimiento, es decir, que sea posible ampliar espacios, adaptar servicios... Si el hospital ya est¨¢ al l¨ªmite, entonces el aumento de pacientes es un problema complejo. La ¨²nica posibilidad pasa por crear nuevos dispositivos y eso es inviable para un n¨²mero de nuevos pacientes que no deja de ser relativamente peque?o¡±, sostiene.
Los plazos y pr¨®rrogas previstos por Funci¨®n P¨²blica y la ley conllevan que la incertidumbre sobre el futuro de Muface pueda prolongarse a¨²n varios meses m¨¢s. Un periodo en el que, advierte L¨®pez i Casasnovas, influir¨¢n otras variables. ¡°Es posible que las aseguradoras, en realidad, hayan llegado a la conclusi¨®n de que les resulta m¨¢s rentable el fin del modelo. Pueden pensar que buena parte de los mutualistas seguir¨¢n contratando sus p¨®lizas, que ahora ya ser¨¢ como un seguro complementario, y que esto sea en su conjunto mejor econ¨®micamente para ellas que el actual sistema¡±, concluye.