Hacer EL PA?S no es f¨¢cil
Los ciudadanos necesitan informaci¨®n veraz y opiniones plurales, medios que respeten y busquen la verdad
En abril de 1976, una campa?a de publicidad algo extra?a apareci¨® en decenas de carteles en las principales ciudades de Espa?a. Dec¨ªa: ¡°Hacer EL PAIS no es f¨¢cil¡± y jugaba con dos ideas: Espa?a, en los inicios del proceso de Transici¨®n, estaba experimentando un dif¨ªcil y radical cambio, y EL PA?S, un nuevo peri¨®dico, nac¨ªa sometido a estrictas normas profesionales, tan desconocidas, casi, como la democracia en nuestro pa¨ªs. No iba a ser f¨¢cil.
Ahora, en marzo de 2020, casi 44 a?os despu¨¦s, les escribo, como directora de EL PA?S, para decirles, otra vez, que hacer EL PA?S es dif¨ªcil. Las circunstancias han cambiado: Espa?a es una democracia consolidada, pero afronta un tiempo, casi una nueva era, sometida a unos cambios tan extraordinarios y radicales que, como los otros pa¨ªses del mundo occidental, se mira a s¨ª misma y mira al exterior con perplejidad e incertidumbre, a veces con miedo y a veces, tambi¨¦n, con esperanza. El trabajo, la salud, el poder de los enormes conglomerados tecnol¨®gicos, el impacto de Internet en la vida cotidiana, los efectos de un cambio clim¨¢tico ya inevitable, la emergencia de nuevas potencias mundiales nos intrigan y nos inquietan. Sabemos que no va a ser f¨¢cil adaptarse a esos cambios, pero tambi¨¦n que es inevitable y que tenemos fuerza, sabidur¨ªa y voluntad de sacar lo mejor de toda esta espectacular transformaci¨®n para terminar mejorando nuestra vida y la manera en la que nos relacionamos.
Lo mismo sucede con EL PA?S peri¨®dico. Igual que la sociedad en la que nacimos, hacemos frente a retos nuevos provocados, en nuestro caso, por un cambio tecnol¨®gico enorme, avasallador. El mundo digital, las nuevas tecnolog¨ªas aplicadas a la informaci¨®n, han cambiado de arriba abajo las herramientas con las que trabajamos, el modelo de negocio de la empresa, la manera de relacionarnos con nuestros lectores, el ¨¢mbito, infinitamente m¨¢s amplio, al que podemos llegar. Y tenemos que adaptarnos a esas nuevas realidades.
En realidad, las necesidades de los ciudadanos en ese nuevo mundo que nace no son muy diferentes a las de los ciudadanos de 1976. La mayor¨ªa aspira a lo mismo: ser razonablemente feliz, vivir en paz, en una sociedad que le proteja en la enfermedad y la vejez, donde poder disfrutar de la naturaleza y desarrollar sus propias habilidades; quiz¨¢s, amar y ser amado, quiz¨¢s, tener hijos. Y saben que para lograr esos objetivos tienen que mantener algo que es fundamental e irrenunciable, su libertad y sus derechos civiles, y que para ello lo primero es disponer de informaci¨®n veraz y opiniones plurales. Es decir, que siguen necesitando, quiz¨¢s m¨¢s que nunca, medios de informaci¨®n, como EL PA?S, que respeten y busquen la verdad, que sean capaces de indagar en los hechos, la verdadera esencia del periodismo de calidad.
Los periodistas que hacen ahora EL PA?S dominan las nuevas tecnolog¨ªas y se mueven en el mundo digital con la misma naturalidad con la que se mov¨ªan quienes hac¨ªan el peri¨®dico solo en papel. Pero como los propios ciudadanos, ellos tampoco han cambiado sus objetivos profesionales: comparten la misma preocupaci¨®n y la misma pasi¨®n por un oficio que solo alcanza su m¨¢xima expresi¨®n en grandes redacciones, dispuestas a respetar su compromiso social. Seguras de que el periodismo al que sirven es el que indaga en los hechos, respetando normas que son p¨²blicas y conocidas y que los lectores pueden reclamar. Los periodistas de EL PA?S comparten una cultura profesional propia, no se dirigen a clientes o usuarios, sino a lectores, ciudadanos que no consumen informaci¨®n, sino que la procesan, la comentan y utilizan para sus propios debates. No pretenden convertir a los lectores en nada ni a nada, sino informarles. Se trata de saber qu¨¦ les pasa y lo que pasa a su alrededor. Buscar el contexto en que todo eso se produce. Hacerles llegar opiniones diversas, pero informaciones verificadas.
Los ciudadanos, los lectores, saben que entre los cambios que experimenta la sociedad figuran las grandes redes de manipulaci¨®n que se han puesto en marcha a trav¨¦s de entornos digitales y que la ¨²nica manera de luchar contra ese movimiento de fake news que pretende confundir su libre criterio y limitar su libertad es darse cuenta de que necesita periodistas dispuestos a rendir cuentas de su trabajo. Necesitaremos para ello toda la tecnolog¨ªa de que podamos disponer, pero al servicio de nuestros lectores y de nuestros objetivos profesionales: necesitamos un gran EL PA?S para lograr abrir las agendas, en Espa?a, en Europa y en Am¨¦rica Latina, a aquellos asuntos que tienen realmente inter¨¦s p¨²blico. Necesitamos poder luchar contra los movimientos de distracci¨®n masiva que pretenden que los ciudadanos no dispongan de los datos necesarios para crear su propia opini¨®n.
EL PA?S tiene, como todos los grandes medios de comunicaci¨®n del mundo, su propia personalidad, forjada por el trabajo de centenares de periodistas a lo largo de cuatro d¨¦cadas y por la determinaci¨®n de Redacciones inconformistas que han luchado siempre por la credibilidad y la fiabilidad. EL PA?S tiene desde su fundaci¨®n, como peri¨®dico y como empresa, un compromiso radical en la defensa de las instituciones democr¨¢ticas. Y el deseo de acompa?ar a la sociedad espa?ola, europea y latinoamericana en los cambios, brutales, que experimenta, proporcion¨¢ndole medios de verificaci¨®n y explicaci¨®n y opiniones solventes. EL PA?S no contempla nuestras sociedades como lugares est¨¢ticos, atenazados por el miedo o la arrogancia. Las observa y las acompa?a como lo que son: sociedades en cambio.
Hacer EL PA?S no es f¨¢cil. Cuando naci¨®, les pedimos que fueran al quiosco y pagaran 10 pesetas. Hoy volvemos a pedirles apoyo. El 1 de mayo implantaremos un modelo de suscripci¨®n digital con el que estamos seguros de que podremos garantizar para las pr¨®ximas d¨¦cadas los niveles de periodismo de calidad que exige nuestro compromiso con ustedes. Un periodismo que sirva a la democracia y a la sociedad, que est¨¦ atento a ustedes, nuestros lectores, nuestro ¨²nico, apasionado y verdadero objetivo.
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