El Supremo de EE UU valora los efectos perniciosos de la prohibici¨®n del P2P
La denuncia de las discogr¨¢ficas y los estudios de cine podr¨ªa acabar con el intercambio descentralizado de archivos a trav¨¦s de Internet
La primera vista oral del caso que enfrenta a Grokster y Morpheus, programas que operan en las redes de intercambio de archivos (P2P), con la industria del entretenimiento se sald¨® ayer con un empate t¨¦cnico. Los jueces del Tribunal Supremo de EE UU plantearon durante la sesi¨®n del juicio que si acabar con los sistemas P2P desalentar¨ªa la invenci¨®n de nuevos productos, al tiempo que sugirieron que el peer to peer podr¨ªa ser considerado responsable de las violaciones de los derechos de autor que cometen sus usuarios, porque en su momento se promocionaron diciendo que pueden copiar m¨²sica y pel¨ªculas gratuitamente.
El caso que desde ayer analiza el m¨¢ximo ¨®rgano judicial de Estados Unidos tiene su origen en una denuncia presentada por las discogr¨¢ficas y los estudios cinematogr¨¢ficos, cuyo objetivo es lograr el cierre de las empresas fabricantes de software para redes peer-to-peer (P2P o de intercambio descentralizado de archivos), como Grokster y Morpheus, argumentando que millones de canciones y pel¨ªculas son copiadas cada d¨ªa a trav¨¦s de esos sistemas, algo que est¨¢ recortando las ventas. La demanda ha sido vista ya por tribunales inferiores, que consideraron que Grokster y Morpheus no pueden ser declarados responsables por las actividades de sus usuarios porque, al igual que un grabador de v¨ªdeo, su software puede utilizarse tanto de forma leg¨ªtima como salt¨¢ndose las leyes.
Durante la vista oral los jueces del parec¨ªan compartir esa l¨ªnea de razonamiento. El juez Steven Breyer se?al¨® que otros inventos, desde la impresora de tipos m¨®viles hasta el reproductor digital de m¨²sica iPod, podr¨ªan ser utilizados para copiar ilegalmente obras protegidas, pero han demostrado ser beneficiosos para la sociedad. Si el tribunal declara a Grokster culpable de las pr¨¢cticas prohibidas de sus usuarios, podr¨ªa producirse un efecto paralizador en otros inventores, dijo Breyer y otras fuentes judiciales.
Publicidad inadecuada
Pero el tribunal tambi¨¦n se centr¨® en una cuesti¨®n que ha se ha destacado menos en los casos previos: si Grokster y los servicios de ese tipo deber¨ªan ser responsabilizados de incitar o "inducir" a la copia no autorizada.
El abogado de Grokster, Richard Taranto, argument¨® que el servicio deber¨ªa ser juzgado por su comportamiento actual, no por acciones de hace varios a?os cuando se estaba intentando atraer a los usuarios. Pero el juez David Souter calific¨® ese argumento de "rid¨ªculo". Incluso aunque Grokster ya no anuncie que los usuarios pueden encontrar f¨¢cilmente material protegido por derechos de autor, seguir¨¢ benefici¨¢ndose de la publicidad realizada en el pasado, dijo. "Las ventas de un producto el viernes son resultado de actos de inducci¨®n desde el lunes hasta el jueves", dijo Souter.
El uso ilegal de las tecnolog¨ªas
El abogado que representa a la industria discogr¨¢fica Donald Verilli insinu¨® que Grokster no ten¨ªa derecho a recibir el mismo amparo otorgado al grabador de cintas de v¨ªdeo porque en general se utiliza m¨¢s para cometer una infracci¨®n, no para usos leg¨ªtimos. "Su actual uso ilegal masivo no les permite especular con que adem¨¢s hay usos del sistema que no violan las leyes".
Ante estas acusaciones, Taranto sostuvo que los usuarios que cumplen con la legalidad son ahora m¨¢s, pues cientos de miles de canciones y millones de videojuegos han sido vendidos a trav¨¦s del sistema denominado Altnet, que permite a los propietarios de los derechos de autor mantener alg¨²n control sobre su material, mientras que los m¨²sicos que no quieren vender canciones y v¨ªdeos musicales han podido distribuirlos gratis.
Verilli dijo que esos n¨²meros palidec¨ªan en comparaci¨®n con los 2.600 millones de canciones que son reproducidas sin permiso cada mes. Paul Clement, del Departamento de Justicia, hablando en nombre de la industria discogr¨¢fica, sugiri¨® que un producto deber¨ªa disfrutar de protecci¨®n si fuese utilizado ilegalmente menos del 50 por ciento de las veces.
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