La Campus Party m¨¢s femenina
La asistencia de mujeres dobla la de ediciones anteriores. - El ?gora de Valencia se queda grande como segunda sede
Miguel no ha pegado ojo en toda la noche. Lleg¨® ayer a medianoche a la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia desde Madrid e inaugur¨® junto a sus amigos la cola de acceso a la Campus Party. Pronto se les sumaron varias personas m¨¢s, empezaron a hablar y fue imposible dormir. El esfuerzo le ha valido ser el primero en entrar en el Museo Pr¨ªncipe Felipe, una de las dos sedes que este a?o acogen la Lan Party (evento de Internet que re¨²ne a personas para compartir informaci¨®n y juegos) m¨¢s importante de Espa?a. A pocas horas de la inauguraci¨®n, que tendr¨¢ lugar esta medianoche, las puertas se han abierto a las 11.00 de esta ma?ana para acoger a campuseros como Miguel. A sus 19 a?os, este estudiante de Ingenier¨ªa inform¨¢tica asegura que es la primera vez que viene y que est¨¢ especialmente interesado en los cursos y conferencias que habr¨¢ en la Campus, sobre todo en la de Kevin Mitnik, el exhacker estadounidense que, tras ser encarcelado por entrar en algunos de los ordenadores m¨¢s seguros de los Estados Unidos, se ha hecho mundialmente famoso como consultor y asesor en materia de seguridad.
En la XV edici¨®n de la Campus Party de Valencia se usar¨¢ el protocolo de INternet iPv6. Ser¨¢ tambi¨¦n, seg¨²n Miguel ?ngel Exp¨®sito, director de contenidos, la edici¨®n de las app (aplicaciones para dispositivos m¨®viles). Y todo apunta a que ser¨¢, tambi¨¦n, la edici¨®n de las mujeres. Ma?ana se conocer¨¢n los datos absolutos de los campuseros acreditados pero Pablo Ant¨®n, director del evento, ya adelanta que el n¨²mero de mujeres se ha elevado notablemente desde la ¨²ltima edici¨®n hasta el punto de que se podr¨ªa hablar del doble que el pasado a?o.
A primera hora de la ma?ana las colas ya eran multitudinarias, sobre todo la que rodeaba el Museo Pr¨ªncipe Felipe. All¨ª permanec¨ªan, buscando la sombra, los campuseros pendientes de acreditaci¨®n. Los que ya la ten¨ªan esperaban pacientemente en la cola que conduc¨ªa al Village, el aparcamiento de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, habilitado como zona de acampada. Hasta dos de sus plantas aparec¨ªan llenas de tiendas montadas y numeradas, obsequio de la organizaci¨®n este a?o, donde dormir¨¢n los campuseros desde hoy y hasta el s¨¢bado. En la mesa, con el correspondiente n¨²mero de tienda, se les entregaba una esterilla, para pasar mejor la noche. "Son un poco peque?as [las tiendas]", se quejaban algunos. Otros, los m¨¢s desconfiados, han preferido llevar la suya propia.
El ?gora se queda grande
La cola m¨¢s corta era la que llevaba al ?gora. La inclusi¨®n de este espacio (capaz de acoger unas 2.800 personas) como segunda sede se presentaba como la mayor novedad de esta edici¨®n tras los problemas de capacidad del pasado a?o. En ella permanecer¨¢n durante esta semana los campuseros acreditados en las ¨¢reas de innovaci¨®n, creatividad, astronom¨ªa, simulaci¨®n y ciencia. En el interior, mucha calma. En comparaci¨®n con los numerosos jugones instalados en el Pr¨ªncipe Felipe, pocos eran los campuseros que se instalaban en el ?gora donde el robot coctelera acaparaba todas las miradas. "S¨®lo me ha llevado una tarde fabricarlo", dec¨ªa su creadora. Para hacerlo funcionar basta con escoger el cocktail o chupito que se desea y, mediante un sencillo mecanismo de presi¨®n de agua, las bebidas se vierten en un baso creando la mezcla deseada. A pocos metros, en el ¨¢rea de innovaci¨®n, un grupo de amigos ense?aba su ordenador hecho a partir de la integraci¨®n de dos CPUs. Llevan seis a?os viniendo a la Campus y ahora llegan para presentar su proyecto, un nuevo programa para compartir archivos. "Nosotros no descargamos, compartimos", afirman sonriendo. La alegr¨ªa les ha durado poco. Una hora despu¨¦s el calor se hac¨ªa patente en el ?gora. El sol entraba directamente por la estructura met¨¢lica del edificio de Calatrava agravando la situaci¨®n: "Espero que pongan el aire acondicionado, porque esto me empieza a preocupar", se quejaba un campusero ignorando que ya estaba puesto.
Clanes y anonymus en el Pr¨ªncipe Felipe
La situaci¨®n era muy diferente en el Museo Pr¨ªncipe Felipe. Hab¨ªa mucho movimiento desde primera hora en este espacio, que este a?o est¨¢ destinado a los jugones y el ¨¢rea de modding. Entre los primeros est¨¢ Javier, un cocinero malague?o que, a pesar de ser la primera vez que asiste a la Campus Party de Valencia, entra por la puerta grande, como jefe del clan m¨¢s numeroso. Los clanes son grupos de jugadores, amigos o conocidos en algunos casos, organizados a trav¨¦s de la web oficial de la fiesta. Javier explica que cuentan con apoyo de la Campus Party pero que se organizan entre ellos. El orden en que se sientan no es casual. Junto al escenario se sienta el clan m¨¢s numeroso, detr¨¢s el siguiente, y as¨ª sucesivamente, hasta los m¨¢s peque?os, algunos de los cuales acogen a los que llegan solos. Valencia es, para Javier, la Campus m¨¢s importante: "Eso depende de a qui¨¦n preguntes. Algunos te dir¨¢n que lo es la Euskal Encounter de Bilbao, que es m¨¢s familiar. Pero esta tiene mejores instalaciones, mayor capacidad y muy buenos ponentes", asegura. Su mayor sorpresa, por su profesi¨®n, es la asistencia de Ferran Adri¨¤ como ponente. Javier justifica la extra?a mezcla de gastronom¨ªa y tecnolog¨ªa: "Esto no es solo para los aficionados a la inform¨¢tica, es para todos. Ferran Adri¨¤ es un innnovador. ?l empez¨® a hacer cosas que podr¨ªamos pensar que no ten¨ªan nada que ver. ?Qu¨¦ relaci¨®n hay entre el hidr¨®geno y la comida? Parece que ninguna pero ¨¦l empez¨® a unirlos", sentencia.
Mientras Javier se explica sentado en el centro de la primera mesa, cientos de campuseros contin¨²an llegando cargados de equipaje. CPUs, pantallas de hasta 42 pulgadas, botellas de agua, comida y hasta alguna m¨¢scara de la pel¨ªcula con V de Vendetta, vinculada al colectivo ciberactivista Anonymus, viajan dentro de los carros que un hipermercado cercano, situado en El Saler, ha prestado para la ocasi¨®n. Los carros llevan un cartel de la Campus y han de ser devueltos una vez que los campuseros hayan descargado su material.
Y no es poco. En el ¨¢rea de modding (t¨¦cnica de modificaci¨®ndel ordenador) se encuentran los m¨¢s espectaculares y aparatosos equipos. Desde el drag¨®n que Deborah ha tra¨ªdo desde Alicante, constru¨ªdo escama a escama con latas de coca cola, pasando por un Empire State llegado desde Murcia que integra cuatro ordenadores con sus cuatro pantallas, una en cada una de sus fachadas, hasta llegar a la ins¨®lita cibermesa de Pablo. A este joven bilbaino se le ocurri¨® que desear¨ªa poder jugar con el ordenador mientras ve¨ªa la televisi¨®n, pero que tambi¨¦n necesitar¨ªa espacio en la mesa para colocar cosas sobre ella. As¨ª, con elevadores que muestran y ocultan la pantalla, construy¨® la cibermesa, integrando en un mismo lugar todas sus necesidades. Toda una una oda al inmovilismo.
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