¡®Popular Science¡¯ suprime el foro de los lectores por los insultos
'The Atlantic' tambi¨¦n lo ha prohibido, pero no 'Scientific American' ni 'Nature', aunque los filtran
?Le gustar¨ªa comentar alg¨²n art¨ªculo de Popular Science? Por ejemplo, sobre asuntos como ¡°nanorrobots magn¨¦ticos que pueden transportar f¨¢rmacos hasta el interior del cerebro¡± o ¡°?tienen orgasmos los animales?¡±.
Eso no es posible. O por lo menos, ya no. El mes pasado, la revista, conocida por su acercamiento informal y popular a la ciencia seria, anunciaba que suprim¨ªa los comentarios en Internet, porque seg¨²n escrib¨ªa un redactor en una declaraci¨®n en la Red, ¡°pueden ser negativos para la ciencia¡±.
La revista se?alaba que los comentarios maliciosos, insultantes o ignorantes pueden contaminar unos debates que por lo dem¨¢s son inteligentes, y socavar la idea que tienen los ciudadanos de la propia ciencia. ¡°Los troles y los mensajes basura¡±, dec¨ªa, se adue?an a veces de las conversaciones, especialmente cuando se trata de temas controvertidos como el cambio clim¨¢tico o la evoluci¨®n.
Un ejemplo: de ¡°disparate¡± tildaba un comentarista un art¨ªculo publicado en agosto acerca de unos cient¨ªficos que hab¨ªan encontrado pruebas f¨®siles de que los mam¨ªferos no fueron las primeras criaturas con pelo. ¡°Lo que esto demuestra en realidad es que la evoluci¨®n sigue sin tener sentido y no funciona¡±, a?ad¨ªa el lector.
¡°Los comentaristas dan forma a la opini¨®n p¨²blica, la opini¨®n p¨²blica condiciona las pol¨ªticas p¨²blicas y las pol¨ªticas p¨²blicas determinan si una investigaci¨®n se financia, c¨®mo se financia y en qu¨¦ medida se financia¡±
Incluso en aquellos sitios donde los comentarios se revisan con atenci¨®n ¡ªcomo nytimes.com¡ª se suele permitir que quienes piensan que la evoluci¨®n es un disparate expresen su opini¨®n, a menudo acallada a continuaci¨®n por otros; para algunos lectores, seguir el hilo de esos comentarios forma parte de la diversi¨®n. Pero Popular Science y otras publicaciones no tienen los recursos necesarios para moderar todos los comentarios, de modo que pueden colarse ataques personales y otras notas desagradables.
Aun as¨ª, la medida de silenciar lo que muchos lectores en Internet consideran un ¨¢gora digital ha hecho estallar a blogueros y comentaristas, as¨ª como a los directores de otras revistas de ciencia.
¡°A menos que un hilo de comentarios est¨¦ atentamente moderado, es inevitable que los matones, los exaltados y los troles lo echen a perder¡±, escrib¨ªa James Fallows, al explicar por qu¨¦ no permite comentarios en sus columnas de la p¨¢gina de The Atlantic.
Pero otros han calificado la medida de Popular Science de exagerada y no est¨¢n de acuerdo con que el apoyo de los ciudadanos hacia la ciencia pueda verse amenazado por unas opiniones sin control. Hay quien sostiene que los comentarios, si se controlan, pueden beneficiar a la ciencia, al fomentar el debate. En Scientific American, su director ejecutivo, Fred Guterl, declara: ¡°No creo que los comentarios sean malos para la ciencia. Es bueno que la gente hable y exponga sus ideas¡±.
Para justificar la prohibici¨®n, Popular Science citaba un estudio de la Universidad de Wisconsin-Madison que indica que la percepci¨®n que tiene la gente de lo arriesgado que es un avance cient¨ªfico puede polarizarse m¨¢s tras leer comentarios escritos en tono descort¨¦s. La directora de contenidos en Internet de esta revista, Suzanne LaBarre, escribe que el estudio pone de manifiesto una espiral desconcertante: ¡°Los comentaristas dan forma a la opini¨®n p¨²blica, la opini¨®n p¨²blica condiciona las pol¨ªticas p¨²blicas y las pol¨ªticas p¨²blicas determinan si una investigaci¨®n se financia, c¨®mo se financia y en qu¨¦ medida se financia¡±. LaBarre a?ade que Popular Science no puede permitirse contratar a moderadores de comentarios.
En Nature, los comentarios p¨²blicos se eliminan si los redactores o los lectores los catalogan como abusivos o mensajes basura, seg¨²n explica el redactor jefe Noah Grey. ¡°No cabe duda de que el discurso poco c¨ªvico es malo para la ciencia¡±, explica Gray a trav¨¦s del correo electr¨®nico. Pero a?ade que los comentarios pueden ser muy valiosos, ya que a veces identifican errores o interpretaciones alternativas de los hechos y las hip¨®tesis presentados en el art¨ªculo.
Scientific American aplica lo que Guterl llama ¡°mano blanda¡±. A los autores de los art¨ªculos se les pide que participen en los comentarios y ¡°sumen su voz a ellos¡±, de modo que ¡°se pueda establecer un tono sin tener que ser dictatorial¡±.
El estudio de Wisconsin ha descubierto que las personas que leen comentarios descorteses terminan teniendo unas opiniones m¨¢s polarizadas sobre un tema. Seg¨²n uno de los investigadores, Dietram Scheufele, quienes de entrada tienen una visi¨®n negativa creen que se vuelve a¨²n m¨¢s cuestionable cuando leen un comentario como: ¡°Eso es muy arriesgado, idiota¡±. Y las personas que al principio tienen una visi¨®n positiva se reafirman a¨²n m¨¢s en ella cuando leen: ¡°Eres un est¨²pido; eso es una ventaja¡±.
Aunque la revista no permiti¨® a los lectores opinar sobre su anuncio de la supresi¨®n de comentarios, s¨ª les dejaba hacerlo sobre un art¨ªculo que citaba correos y mensajes de Facebook de los lectores. Nick Anglewicz dec¨ªa en un correo electr¨®nico: ¡°Creo que han tomado la decisi¨®n correcta, gracias por la explicaci¨®n¡±. Y a?ad¨ªa: ¡°Solo me gustar¨ªa poder decirlo p¨²blicamente en su p¨¢gina web¡±.
? 2013 New York Times News Service
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