Silicon Valley celebra Halloween
As¨ª ambientaron sus casas Marissa Mayer, consejera delegada de Yahoo!, Larry Page, de Google, y la familia de Steve Jobs
Palo Alto, una de las ciudades con mayor n¨²mero de directores generales y ejecutivos tecnol¨®gicos por metro cuadrado. La competici¨®n llega a los jardines de sus casas incluso en la fiesta de Halloween. Los ni?os recuerdan las casas m¨¢s espectaculares, pero sobretodo, recuerdan las m¨¢s generosas repartiendo golosinas. Estas casas definen el itinerario que siguen los ni?os, que las nombran por el cargo y compa?¨ªa de sus inquilinos. ¡°Primero iremos a la casa del CEO de Google!¡±, ¡°A la de Steve Jobs vamos a la ¨²ltima que hay mucha cola¡±...
La noche de Halloween empieza de d¨ªa, sobre las 5.30 de la tarde. Los primeros grupos de ni?os, con una pareja de padres a escasos metros detr¨¢s, empiezan la recolecci¨®n. Pido permiso a unos padres para acompa?arlos un rato en la ruta del ¡°truco o trato¡±. Aceptan. Me explican que primero vamos a la casa de la consejera delegada de Yahoo!, Marissa Mayer. Me aclaran que ahora vive en San Francisco y que utiliza esta casa en contadas ocasiones.
La casa de Mayer est¨¢ en la calle Addison, cerca de la escuela de primaria con el mismo nombre, la misma calle donde naci¨® HP. Al acercarnos vemos tres grandes calabazas, las m¨¢s grandes que he visto nunca. Con casi dos metros de di¨¢metro. Una, esculpida en forma de gran serpiente, otra es una cara de ogro enorme y la m¨¢s cerca de la entrada, ha sido tallada con una escena de un bosque encantado. El resto del jard¨ªn se ha cubierto por decenas de calabazas esculpidas. Nos incorporamos a la cola. Hay rumores de que este a?o reparten algo m¨¢s que simples caramelos de tama?o King Size. Al cabo de 10 minutos, guiados por algunos empleados contratados para la ocasi¨®n, nos toca turno. Nos recibe la propia Mayer con su conocida sonrisa. Los ni?os gritan: ¡°Trick or treat!¡±, Mayer les contesta ¡°Feliz Halloween¡± y que muchas gracias por venir. Efectivamente, los caramelos llegan con sorpresa: un peque?o peluche de los que est¨¢n de moda por aqu¨ª.
Andamos una milla por la calle Waverley en direcci¨®n al Old Palo Alto. Larry Page vive en un callej¨®n sin salida, delante de la casa de la familia de Steve Jobs. Decidimos pasar primero a ver la de Google.
En vez de invitarnos a entrar en su finca, Larry Page ha convertido el callej¨®n de la casa en una ruta del terror. Nos recibe un ¨¢rbol viviente que nos invita a visitar el bosque. En la entrada, una ardilla nos indica el camino. Hay luces, ara?as e insectos gigantes. Algunos motorizados. Llegamos a una casita montada para la ocasi¨®n donde dos chicos entregan caramelos. Me dicen que no tenga verg¨¹enza que para los adultos tambi¨¦n hay. Continuamos la ruta hacia la salida y veo que hay una ara?a gigante protegiendo la entrada de la casa de Larry. ?Ser¨¢ la ara?a de Google que rastrea Internet?
La ¨²ltima parada es la casa donde viv¨ªa Steve Jobs. La cola da la vuelta a su casa. En el jardin, lleno de manzanos, hay calabazas esculpidas clavadas en palos, como si un ej¨¦rcito de esp¨ªritus nos diera la bienvenida. En la entrada de la casa hay un t¨®tem muy alto formado por calabazas. Nos da la bienvenida una estatua de zombie que se recoge sus propios intestinos. Me pregunto si no es un poco macabra, ya que Jobs muri¨® de c¨¢ncer de p¨¢ncreas¡
Despu¨¦s de 25 minutos de cola llegamos a la puertecita del jard¨ªn. Nos reciben unas chicas. Parecen estudiantes contratadas para la ocasi¨®n. Nos desean Feliz Halloween y nos entregan chocolates. Todo muy r¨¢pido, pero pisado la casa de Steve Jobs en Halloween.
Hablo con algunos ni?os y entre sonrisas y risas me explican que cuando viv¨ªa Jobs, en vez de chocolates, repart¨ªa iPods a los 100 primeros ni?os. La leyenda contin¨²a.
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