¡°El pr¨®ximo Steve Jobs podr¨ªa ser una mujer¡±
El expresidente de Apple, John Sculley, explica en Dubl¨ªn su relaci¨®n con el ¡°visionario¡± fundador de la compa?¨ªa y asegura que, en 1984, Jobs ¡°ya estaba pensando en un tel¨¦fono¡±
¡°?Quieres pasarte el resto de tu vida vendiendo agua con az¨²car, o quieres cambiar el mundo?¡±. Steve Jobs, el fundador de Apple, era un gran aficionado a las frases lapidarias, y con esta convenci¨® al entonces presidente de Pepsi para que dejara su trabajo y le ayudara a gestionar su compa?¨ªa. John Sculley decidi¨® que ya no quer¨ªa seguir vendiendo agua azucarada, y durante su presidencia (1983-1993) consigui¨® que Apple pasara de facturar 800 a 8.000 millones de d¨®lares (de 640 a 6.400 millones de euros) pero, tambi¨¦n, que Steve Jobs fuera despedido, y por esta circunstancia es tristemente recordado en el mundo de los negocios en Silicon Valley. El despido le sent¨® bien a Jobs, que aprovech¨® para ganar un Oscar con Pixar, inventar el ordenador desde el que se cre¨® la world wide web y, finalmente, volver a Apple, donde se consagr¨® como el genio que reinvent¨® el consumo de la m¨²sica digital (con el iPod) y el tel¨¦fono (con el iPhone). Esta semana, en Dubl¨ªn, John Sculley ha venido a reivindicar su trocito de protagonismo en la historia de la tecnolog¨ªa, y a sacarse una espina que, 30 a?os despu¨¦s, a¨²n le duele.
Yo no desped¨ª a Steve Jobs, ¨¦l se fue. Perder a un fundador es devastador para una compa?¨ªa, y m¨¢s uno como Steve"
¡°Yo no desped¨ª a Steve Jobs¡±, se apresura a aclarar ante los 20.000 asistentes al Web Summit, una conferencia que estos d¨ªas re¨²ne en la capital irlandesa a las principales firmas del mercado de la tecnolog¨ªa, y a centenares de start-ups que aspiran a serlo. A sus 75 a?os, Sculley viste con vaqueros y zapatillas, el uniforme oficial de los emprendedores de este sector desde que lo hiciera popular el propio Jobs. ¡°Cuando llegu¨¦ a Apple, ¨¦l ten¨ªa 20 a?os y ninguna experiencia en gesti¨®n¡±, recuerda Sculley, entrevistado frente a la audiencia del Web Summit por el periodista de The New York Times David Carr. ¡°Despu¨¦s de que se fuera, porque yo no le desped¨ª¡±, insiste, ¡°consegu¨ª que la compa?¨ªa facturara miles de millones m¨¢s, pero a¨²n as¨ª me despidieron a m¨ª. As¨ª son las cosas¡±, dice, sonriendo. ¡°Perder a un fundador es devastador para una compa?¨ªa, y m¨¢s uno como Steve. No siempre fue un gran gestor, pero siempre fue extraordinariamente brillante¡±, reconoce.
Sculley recuerda las conversaciones que manten¨ªa con Jobs y Bill Gates, el fundador de Microsoft, a principios de los a?os 80, y asegura: ¡°Los dos eran muy distintos, pero coincid¨ªan en una cosa: ambos quer¨ªan cambiar el mundo a trav¨¦s de la inform¨¢tica personal, quer¨ªan que los ordenadores estuvieran a disposici¨®n de todos los ciudadanos. Yo ni siquiera sab¨ªa de qu¨¦ estaban hablando. Y puedo asegurarles que en ning¨²n momento pensaban en hacerse ricos¡±.
?Por qu¨¦ Steve Jobs es la figura m¨¢s influyente de los ¨²ltimos 30 a?os en este sector? ¡°No era un ingeniero¡±, explica Sculley, ¡°era m¨¢s que eso. Era un creador. Un dise?ador. ?l sab¨ªa conectar todos los puntos que llevaban a Apple a crear grandes productos¡±.
Jobs y Bill Gates coincid¨ªan en que quer¨ªan cambiar el mundo a trav¨¦s de la inform¨¢tica personal, ordenadores a disposici¨®n de todos los ciudadanos"
Seg¨²n la brillante biograf¨ªa de Jobs escrita por Walter Isaacson, el fundador de Apple fue despedido por el Consejo de Administraci¨®n de la compa?¨ªa debido a sus m¨²ltiples problemas de egocentrismo e indisciplina. Sculley le advirti¨® repetidas veces de que su actitud estaba acabando con la paciencia del Consejo, pero Jobs nunca crey¨® que nadie tuviera la osad¨ªa de echarle de su propia empresa. Cuando finalmente ocurri¨®, Jobs culp¨® directamente al ejecutivo de Pepsi que ¨¦l hab¨ªa contratado. ¡°Nunca me perdon¨®¡±, reconoce ahora Sculley. ¡°Apple era su vida, y estaba herido. Su despido fue muy doloroso, y nunca volvimos a hablar de ello¡±, explica Sculley, que, en cualquier caso, solo tiene para Jobs palabras que reflejan una inmensa admiraci¨®n. ¡°Era un visionario, alguien que estaba 20 a?os por delante de cualquiera de nosotros. Mucha gente no lo sabe pero en 1984 ya estaba pensando en un tel¨¦fono. Era ambicioso, y brillante, y ten¨ªa un inmenso talento¡±.
Sculley dirige desde 2007 Zeta Interactive, una compa?¨ªa dedicada al mercado de los datos, y est¨¢ a punto de publicar su nuevo libro Moonshot, sobre esos momentos que han definido la historia de la teconolog¨ªa, como el lanzamiento del Apple II, la creaci¨®n de la world wide web o la puesta en marcha de Google. ¡°Pero esta vez no necesitamos el genio de gente como Jobs, Tim Berners-Lee, Sergei Brin o Larry Page; con todos los dispositivos que nos rodean conectados gracias a la nube y a la internet de las cosas, la creaci¨®n de nuevas aplicaciones es cada vez m¨¢s sencilla y barata. Esta vez es cosa de todos¡±.
A¨²n no he conocido a nadie como ¨¦l. Tiene que ser una persona con visi¨®n, inteligente, curiosa¡"
Sculley tambi¨¦n asesora a una docena de emprendedores en Silicon Valley. ¡°Les doy mi opini¨®n sobre sus negocios, les abro algunas puertas, les ayudo a buscar financiaci¨®n¡¡± Pero, preguntado por EL PA?S tras su intervenci¨®n, reconoce que a¨²n no ha encontrado al pr¨®ximo Jobs: ¡°No, a¨²n no he conocido a nadie como ¨¦l. Tiene que ser una persona con visi¨®n, inteligente, curiosa¡¡±. Y tras reflexionar unos segundos, a?ade: ¡°Podr¨ªa ser una mujer. En mi ¨¦poca, las mujeres solo pod¨ªan aspirar a ser profesoras, enfermeras o bibliotecarias. Ahora hay much¨ªsimo talento oculto entre las mujeres del mundo de la tecnolog¨ªa; hay muchas mujeres inteligentes y con visi¨®n, y t¨¦cnicamente est¨¢n muy bien preparadas¡±. Y a?ade, sonriendo: ¡°Quiz¨¢ est¨¦ aqu¨ª. Solo espero encontrarme con ella¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.