Datos sin fronteras
Conceptos como la soberan¨ªa nacional o el derecho a la privacidad han cambiado de significado sin un debate p¨²blico
Un n¨²mero creciente de asuntos de inter¨¦s p¨²blico pasan y se dirimen en el mundo de los datos. La libertad de expresi¨®n, los medios de comunicaci¨®n, la privacidad individual, temas incluso relacionados con los derechos pol¨ªticos¡ Me refiero a los datos en el sentido inform¨¢tico del t¨¦rmino. Es decir, desde los registros generados por los dispositivos m¨®viles que hoy llevan miles de millones de personas, hasta enormes ficheros con informaci¨®n financiera, de movilidad, de pasajeros, de transacciones de tarjetas de cr¨¦dito, pasando por dispositivos de monitorizaci¨®n de actividades personales o incluso de los llamados metadatos recopilados por operadores de telefon¨ªa.
De la mano de Internet, del auge de los dispositivos m¨®viles y de la comunicaci¨®n ubicua en la que una buena parte de la humanidad participa hoy, est¨¢ surgiendo, en otras palabras, una nueva dimensi¨®n virtual en la que se acumula un minucioso registro con importantes implicaciones sociales, individuales e institucionales.
Sin embargo, as¨ª como la tecnolog¨ªa ha avanzado a gran velocidad y desarrollado estas capacidades t¨¦cnicas hasta hace poco insospechadas, los marcos jur¨ªdicos, las herramientas legales y los foros de discusi¨®n p¨²blica sobre estas cuestiones no lo han hecho.
Sin darnos del todo cuenta, conceptos como la soberan¨ªa de los Estados, las fronteras, la censura o el derecho a la privacidad han ido perdiendo o cambiando de significado sin la discusi¨®n p¨²blica que har¨ªa falta en democracia. Los Estados pierden capacidad de hacer valer las reglas del juego dentro de sus fronteras al tiempo que ese poder se dispersa, se atomiza y su control se transfiere de la esfera p¨²blica a la privada.
Un ejemplo reciente ha sido el tortuoso esfuerzo por parte de autoridades europeas por hacer valer el llamado derecho al olvido, un intento de adaptar la legislaci¨®n de varios pa¨ªses y aplicar a escala europea su equivalente digital. Se podr¨ªa resumir como el derecho individual a que el titular de datos o informaciones solicite su borrado o supresi¨®n de la red debido a que las considere obsoletas, no relevantes o que interfieran con sus derechos fundamentales. Despu¨¦s de largas negociaciones y resistencia por parte de las tecnol¨®gicas a las que iba dirigida la iniciativa, la Comisi¨®n Europea lleg¨® a un acuerdo con los grandes buscadores. Tras la eliminaci¨®n de los datos solicitados en las versiones europeas de los buscadores, sus originales en EE UU y otros pa¨ªses permanecieran igual que antes. Un ejemplo que pone de relieve las dificultades para reconciliar normas estatales y cambios en los usos tecnol¨®gicos.
Un tema de dif¨ªcil resoluci¨®n que deber¨ªa obligar a los Estados a tomar la iniciativa para encontrar v¨ªas de conciliaci¨®n normativa; y a abordar los casos cada vez m¨¢s frecuentes en los que compa?¨ªas tecnol¨®gicas operan a escala global, pero eligen la jurisdicci¨®n estatal en la que deciden basar sus reglas de operaciones (un fen¨®meno similar al de grandes empresas trasnacionales y el establecimiento de sus sedes en para¨ªsos fiscales para fines tributarios).
En 2013, Google fue sancionada en Alemania por utilizar su funcionalidad Street View para recolectar datos de las wifis abiertas que encontraban los coches que en principio hac¨ªan fotos de las calles y carreteras del pa¨ªs ¡ªun tema legislado de manera muy distinta en Alemania y en Estados Unidos¡ª. Otras compa?¨ªas como Facebook o Twitter han tenido diversos problemas con autoridades estatales cuando estas plataformas han eliminado contenidos o se han negado a ceder informaci¨®n en casos de investigaciones criminales. A finales del a?o pasado, un juez en Brasil orden¨® la interrupci¨®n del servicio de WhatsApp durante 48 horas y en febrero de este a?o un directivo de Facebook (propietaria de WhatsApp) fue detenido despu¨¦s de que la compa?¨ªa de mensajer¨ªa instant¨¢nea se negara a proporcionar mensajes de un usuario en una investigaci¨®n de la polic¨ªa brasile?a.
La tecnolog¨ªa avanza a mayor velocidad que las herramientas legales ante las cuestiones que provoca
En el caso de los algoritmos, el control y la rendici¨®n de cuentas en asuntos de inter¨¦s p¨²blico son a¨²n m¨¢s complejos que con los datos.La mayor parte de estas plataformas no dan a conocer informaci¨®n alguna sobre su funcionamiento interno y cuando autoridades han solicitado explicaciones reclaman su derecho a no develar detalles sobre su propiedad intelectual. Es decir, sobre por qu¨¦ ciertos temas, candidatos o informaciones aparecen por encima de otras, no aparecen o s¨²bitamente desaparecen. Formas nuevas y mucho m¨¢s sutiles de censura directa o influencia velada que hasta hace muy poco no exist¨ªan.
La importancia creciente de datos, algoritmos y su relaci¨®n con un amplio n¨²mero de temas de inter¨¦s p¨²blico reclaman una discusi¨®n m¨¢s amplia e informada sobre esta nueva dimensi¨®n de la esfera p¨²blica y el marco efectivo de regulaci¨®n del Estado. De otra forma, derechos fundamentales de la vida en democracia corren el riesgo de ser arrollados por la velocidad del cambio tecnol¨®gico.
Diego Beas es autor de La reinvenci¨®n de la pol¨ªtica (Peninsula), fue investigador invitado del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford. En Twitter: @diegobeas
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.