Millennials: ?Son realmente una generaci¨®n de nativos digitales?
Han crecido rodeados de dispositivos tecnol¨®gicos, pero muchos j¨®venes muestran alarmantes carencias en su formaci¨®n digital
El Foro Econ¨®mico Mundial publicaba el pasado junio un art¨ªculo de ?Yuhyun Park, presidenta de la Fundaci¨®n Infollution Zero, en el que se detallaban las ocho habilidades digitales que debemos ense?arles a nuestros hijos para alcanzar la ciudadan¨ªa digital.
Estas competencias hacen referencia a la gesti¨®n de la identidad digital ¡ªo la habilidad para que nuestros hijos creen y gestionen su identidad en la Red y su reputaci¨®n¡ª; al uso responsable de los diferentes dispositivos en cuanto a tiempo de conexi¨®n; a la seguridad en la Red; a la privacidad; al pensamiento cr¨ªtico; o a la empat¨ªa digital, entre otras. Aunque, como cualquier lista, puede ser discutible, esta propuesta puede servir para que nos hagamos una idea de cu¨¢n digitales somos ¡ªtanto ni?os como padres y profesores¡ª, y c¨®mo de preparados estamos para un mundo digital. Y si somos realistas la respuesta es que, en general, no estamos demasiado bien preparados.
Si cuando son peque?os los llevamos de la mano cuando salen a la calle, ?por qu¨¦ no hacemos lo mismo con su uso de Internet, m¨®viles y dem¨¢s?
La causa principal de esta falta de preparaci¨®n es que desde hace unos a?os hemos dado por v¨¢lida, de forma generalizada y totalmente normalizada, la etiqueta nativos digitales. La expresi¨®n fue acu?ada en 2001 por el experto estadounidense en educaci¨®n Marc Prensky en un art¨ªculo titulado Digital Natives, Digital Inmigrants.
Con nativos digitales, Prensky se refer¨ªa a un nuevo tipo de estudiante que iba apareciendo en las instituciones educativas y que, por ejemplo, en lugar de imprimir un documento para revisarlo, se sent¨ªa perfectamente c¨®modo con hacer estas revisiones en el ordenador. Usaba la expresi¨®n para diferenciar a esos estudiantes de aquellas personas a las que denominaba inmigrantes digitales, y que, por el contrario, se sienten m¨¢s c¨®modas corrigiendo documentos en papel.
Pero con el tiempo la etiqueta fue perdiendo su significado original. Prensky hace mucho que ha renegado de esta diferenciaci¨®n y habla en su lugar de la adquisici¨®n de sabidur¨ªa digital, como algo que no tiene que ver con la edad, sino con una cuesti¨®n de actitud. Tambi¨¦n muchos padres y profesores usamos la expresi¨®n nativos digitales para referirnos a aquellos nacidos a partir de un momento indeterminado, probablemente a mediados de los noventa, quienes est¨¢n acostumbrados a la presencia de ordenadores y otros dispositivos digitales en sus vidas, y supuestamente no necesitan que nadie les ense?e a utilizarlos.
Y nos equivocamos. Nuestros hijos est¨¢n muy lejos de rozar siquiera esa ciudadan¨ªa digital a la que hac¨ªamos referencia. Por mucho que los supuestos nativos digitales hayan nacido pr¨¢cticamente con un m¨®vil o una tableta en las manos y por mucho que para ellos no sea tecnolog¨ªa punta. A este respecto, como bien dec¨ªa el inform¨¢tico estadounidense Alan Kay, ¡°tecnolog¨ªa es todo aquello que no exist¨ªa cuando t¨² naciste¡±, as¨ª que ellos no lo ven como tal.
Seg¨²n la ¨²ltima edici¨®n de la Encuesta sobre equipamiento y uso de tecnolog¨ªas de informaci¨®n y comunicaci¨®n en los hogares, publicada por el INE en 2016, el 94% de los adolescentes espa?oles de 15 a?os ya tienen un smartphone. Es decir, tienen una herramienta con un gran potencial para descubrir el mundo. Sin embargo, la utilizan sobre todo para la mensajer¨ªa instant¨¢nea y alguna aplicaci¨®n tipo Instagram o Snapchat con las que compartir contenido. Pero poco m¨¢s.
As¨ª, si uno empieza a preguntar, se encuentra con profesores universitarios que hablan con asombro de alumnos ¡ªsupuestos nativos digitales por su edad¡ª que llegan a primero de carrera y no son capaces de hacer algo tan b¨¢sico como adjuntar un archivo a un correo electr¨®nico. Tambi¨¦n hay muchos que, a la hora de hacer una tarea en grupo, no tienen ni idea de que existen herramientas como Google Docs, por ejemplo, que permite que varias personas puedan trabajar a la vez en el mismo documento. O los hay capaces de enviar un correo a un profesor disculp¨¢ndose porque no podr¨¢n entregar un trabajo a tiempo pues su abuelo est¨¢ en el hospital y han de hacer turnos para cuidarlo, y ese mismo d¨ªa publican fotos en Facebook ¡ªdonde este profesor puede verlas, ya que el alumno no usa los filtros adecuados¡ª de una cena con los amigotes; no tienen nada claro qui¨¦n puede ver lo que suben a las redes sociales.
Por eso va siendo hora de que asumamos que nuestros hijos y alumnos est¨¢n m¨¢s cerca de ser ¡°hu¨¦rfanos digitales¡± que de cualquier otra cosa. Bajo esa capa superficial de familiaridad con las mal llamadas nuevas tecnolog¨ªas ¡ªllevan con nosotros mucho m¨¢s tiempo que el euro, y a ¨¦ste no le llamamos ¡°nueva moneda¡±¡ª, nuestros hijos y alumnos acumulan una serie de carencias graves en su adquisici¨®n de habilidades digitales.
Estas carencias van desde la formaci¨®n en selecci¨®n de contenidos ¡ªapenas un 33% de los alumnos que participaron en un reciente estudio publicado por el Gobierno de las islas Baleares se dice capaz de discriminar si una informaci¨®n que encuentran en Internet es fiable¡ª, hasta la seguridad ¡ªes muy habitual que compartan su contrase?a, con todos los riesgos que eso conlleva y de los que no son conscientes¡ª, pasando por una absoluta ignorancia de sus derechos y deberes como ciudadanos digitales. Y esto por citar s¨®lo algunas de sus carencias b¨¢sicas.
Llegamos ya con retraso a la hora de asegurarnos de que reciben una formaci¨®n adecuada, tanto si queremos que sean ciudadanos de pleno derecho en este mundo digital en el que les ha tocado vivir, como si queremos que puedan aspirar a incorporarse al mercado laboral en las mejores condiciones posibles. Cada vez m¨¢s, las empresas demandan, aparte de los idiomas, habilidades en el uso de estas herramientas digitales.
La tarea comienza en casa, y cuanto antes mejor, acompa?ando a estos nativos digitales igual que lo hacemos en el mundo offline. Si cuando son peque?os los llevamos de la mano cuando salen a la calle y les explicamos que no pueden cruzar cuando el sem¨¢foro est¨¢ en rojo, ?por qu¨¦ no hacemos lo mismo con su uso de Internet, m¨®viles, y dem¨¢s? Nadie dice que sea f¨¢cil, pero mirar para otro lado con la excusa de que esto de las nuevas tecnolog¨ªas no va con nosotros es de una irresponsabilidad que asusta.
Es fundamental tambi¨¦n que las cosas cambien en las aulas. Basta ya de hacer inversiones millonarias en adquirir ordenadores, tabletas y pizarras digitales sin formar al profesorado en su uso; ser¨ªa mucho mejor invertir ese dinero en ense?arles c¨®mo incorporar estas nuevas herramientas en el curr¨ªculo de forma transversal, igual que usamos el l¨¢piz o el bol¨ªgrafo en todas las asignaturas, aunque es cierto que habr¨ªa que guardar parte del dinero disponible para adquirir dispositivos para alumnos que no puedan permitirse uno propio.
De nuevo, no tenemos tiempo que perder; de hecho ya llegamos tarde. Nuestros hijos y alumnos est¨¢n creciendo en un mundo que no se comprende ni ellos comprenden sin Internet, y es nuestra responsabilidad asegurarnos de que tienen todo el apoyo adecuado para adquirir las habilidades necesarias. As¨ª podr¨¢n sacarle el m¨¢ximo partido a esta realidad con un potencial tan enorme.
Susana Lluna y Javier Pedreira ¡®Wicho¡¯ son coordinadores de ¡®Los nativos digitales no existen¡¯ (Deusto Ediciones).
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