Dentro de Apple Park, la futurista sede del fabricante del iPhone
La compa?¨ªa da los ¨²ltimos retoques a su nueva sede, el ¨²ltimo 'invento' de Steve Jobs
Apple ya no vive en 1 Infinite Loop. O no del todo. Su nueva sede est¨¢ en un espacio propio, alejado del ruido, rodeado de ¨¢rboles que todav¨ªa est¨¢n trasplantado. Pasado el d¨ªa de la presentaci¨®n de los iPhone, Apple TV y Apple Watch, llega la normalidad al campus de la compa?¨ªa en Cupertino (California, EE UU).
Los jardineros dan los ¨²ltimos toques y riegan. En el ambiente todav¨ªa huele a esti¨¦rcol y nos movemos en carritos de golf, con cintur¨®n de seguridad. Antes de pasar la primera barrera, nos espera el centro de visitantes. Este quiere ser el primer punto de encuentro entre Apple, sus proveedores, socios y consumidores. Consiste en un edificio separado del campus por una carretera, con mesas y sillas al aire libre bajo la sombra de los olivos. Rodeado de cristal, el espacio interior est¨¢ dividido en tres salas que se comunican entre s¨ª.
La primera es una sala con una sola atracci¨®n: una maqueta gris del campus. En apariencia no tiene m¨¢s inter¨¦s, hasta que se toma uno de los iPads que ofrecen los empleados y comienza la magia. Se trata de un programa creado en exclusiva para esta experiencia, para mostrar el flujo de empleados, energ¨ªa y actividad dentro del campus, incluyendo el parking. El resultado sorprende, las animaciones son simp¨¢ticas y recrean c¨®mo se vive a pocos metros.
El espacio central es una tienda Apple, de las de ¨²ltima generaci¨®n, con dos paredes con los productos para tomar en la mano, las mesas habituales, los taburetes para sentarse en el centro y algunos recuerdos, como bol¨ªgrafos, tazas, camisetas, bolsas de tela o cuadernos que solo se venden en esta tienda. Para terminar de crear la sensaci¨®n de exclusividad, muchos de estos productos son temporales, se renuevan los dise?os con frecuencia para siempre ofrecer alguno nuevo.
El tercer espacio es un Caf¨¦Macs, una cafeter¨ªa, pero con la est¨¦tica, las mesas de roble y algunos de los productos que tienen las de los empleados. En nuestras visitas anteriores en el campus antiguo siempre encontramos variedad. Su sushi es una de las leyendas m¨¢s repetidas de Silicon Valley. Eso s¨ª, como en Amazon, aqu¨ª los empleados pagan por su comida. Nunca vimos las patatas fritas como opci¨®n, salvo si son de bolsa.
El techo es una terraza en la que se podr¨¢ contemplar el campus y parte del sur de la Bah¨ªa. Se ha pensado como el lugar en el que probar los cacharros reci¨¦n comprados, charlar con un amigo tras dar un paseo hasta all¨ª o tomar un caf¨¦ tranquilo.
Al frente de este primer punto de contacto de Apple con el mundo exterior estar¨¢ Pepe Sebasti¨¢n, un valenciano que ha dejado su labor abriendo tiendas en Asia, para trasladarse a Cupertino. Este nuevo cargo se interpreta como un premio a su trayectoria. El centro de visitantes es lo m¨¢s parecido a una embajada de Apple.
Su sushi es una de las leyendas m¨¢s repetidas de Silicon Valley. Eso s¨ª, como en Amazon, aqu¨ª los empleados pagan por su comida
La compa?¨ªa no ha dicho cuando se abrir¨¢ al p¨²blico de manera concreta. Solo que esperan hacerlo la pr¨®xima semana. Lo m¨¢s probable es que tampoco lo digan con comunicado alguno, sino que un buen d¨ªa alguien pasar¨¢ por all¨ª, pondr¨¢ un tuit o una foto en Instagram diciendo que entr¨® y comenzar¨¢ la peregrinaci¨®n de los muchos fieles en la zona. Al fin y al cabo, es una empresa en la que la comunidad siente que forma parte de ella, son vecinos. Todo el mundo tiene un amigo, conocido o familiar en Apple.
Antes de pasar el control de acceso, en la carretera, una peculiar marquesina servir¨¢ para que los empleados suban al bus. Metal de una sola pieza que se va girando, con curvas suaves. S¨ª, tambi¨¦n tiene el toque de la casa.
Una vez dentro, las farolas de los lados del camino recuerdan a la futura AirPower, la plataforma de carga inal¨¢mbrica de Apple. Dentro de Apple Park tambi¨¦n habr¨¢ un gimnasio para empleados y varias sendas de m¨¢s de tres kil¨®metros para incentivar que los trabajadores se pongan en forma corriendo o paseando. En la parte interior del anillo, al que todav¨ªa no hemos tenido acceso, tendr¨¢n una huerta, una pradera y un estanque, pero s¨ª hemos ido a otro edificio circular, el teatro Steve Jobs.
Ah¨ª fue donde el pasado martes se desvelaron las novedades que quieren vaciar nuestros bolsillos de aqu¨ª a Navidad. Un espacio circular de seis metros de altura, de cristal, con un di¨¢metro de 50 metros. Cuenta con dos pisos, uno en la superficie y el otro debajo, con suelo de terrazo, el gran descubrimiento de los t¨¦cnicos de la manzana, es eficiente y el mantenimiento es escaso, un ascensor giratorio que para ir de una planta a otra y dos escaleras con laterales de piedra labrada que podr¨ªan pasar por m¨¢rmol.
La parte superior de la nave central sirvi¨® para, nada m¨¢s terminar Tim Cook su puesta en escena, poner las manos en los m¨®viles y reloj. En la parte trasera, una sala de espera y cinco salas accesorias para demostraciones de productos o reuniones de negocios.
Se sit¨²a en una de las cimas del complejo, desde donde se divisa el edificio central y con un espacio para tomar algo bajo la sombrilla que acaban de poner.
El teatro en s¨ª cuenta con 1.000 asientos. Cada una de las butacas, de cuero, tiene un enchufe en la parte inferior. El precio es de 14.000 d¨®lares por unidad. Todos los carteles del Apple Park tienen una l¨ªnea en braille.?
El Apple Park fue el ¨²ltimo sue?o de Steve Jobs. El edificio central, de Norman Foster, al igual que el resto fueron proyectados inicialmente. Toda la energ¨ªa usada en este espacio es renovable. Est¨¢ pensando para requerir muy poca calefacci¨®n o aire acondicionado. Se ha pensado en algo que no se contempla demasiado a menos que se viva en California y la falla de San Andr¨¦s se convierta en tema de conversaci¨®n, los terremotos. El anillo central puede oscilar hasta 1,3 metros en horizontal gracias a una base agarrada a los cimientos que lo a¨ªsla, de modo que si hay un temblor, se mece con el suelo y amortigua al edificio.
Les ha costado 5.000 millones de d¨®lares. En su interior tiene m¨¢s de 9.000 robles, secuoyas y variedades locales de ¨¢rboles capaces de soportar ¨¦pocas de sequ¨ªa. En total son 37 las variedades.
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