Draper Academy, la escuela de superh¨¦roes
La medi¨¢tica incubadora, ubicada en Silicon Valley y dirigida por una familia de emprendedores, busca inspirar a todos aquellos valientes decididos a crear negocios que antes no exist¨ªan
Silicon Valley capta cada vez m¨¢s atenci¨®n de los medios. No solo es objeto de una serie que parodia el ambiente, o de programas de tono reflexivo en prime time como el grabado con los CEOs de Google y YouTube. Ahora,?la familia Draper (tres generaciones de emprendedores) protagoniza un reality show: Meet the Drapers.
Su incubadora se encuentra en San Mateo, una de las localidades de Silicon Valley, a medio camino entre San Francisco y Palo Alto, cerca del aeropuerto. Por fuera recuerda una escuela al estilo de la escuela Hogwarts de Harry Potter. Por dentro parece una f¨¢brica de superh¨¦roes. De hecho, ese es el nombre oficial: Hero City. En la entrada, una tienda con productos con el logo y una recepcionista en un Tesla cortado, convertido en escritorio. En las paredes, los personajes de Marvel y DC sirven de inspiraci¨®n para los valientes decididos a crear negocios que antes no exist¨ªan.
¡°En Silicon Valley, la diversi¨®n por crear y no tener miedo a fallar son dos aspectos ¨²nicos. Aceptar todas las ideas es otro. Se prueba todo y despu¨¦s se decide¡±
Pigeonly es una de las empresas que compite en esta camada y valora su paso por este peculiar espacio: ¡°Te dan la red que no tienes. Necesitas exposici¨®n y gente a tu alrededor. Fallas una y otra vez, pero no tienes miedo. Es un honor pasar por aqu¨ª¡±. Entre las ense?anzas que destacan los alumnos est¨¢ la capacidad para levantarse, ser flexibles y poseer la capacidad para conocer bien un negocio.
Otra de las reflexiones es que en Silicon Valley no solo se piensa en multiplicar por 10 o por 100, sino que el cielo es el ¨²nico tope.
Durante nuestro encuentro, preguntamos a los Draper qu¨¦ hace especial a Silicon Valley. La respuesta fue clara: ¡°Por la acumulaci¨®n de ¨¦xito sin precedentes ya se marca una diferencia, pero no es lo ¨²nico. El aconsejar y dar acceso a capital es esencial. Las grandes aportan a las nuevas. Esto hace un ecosistema sano, saludable¡±.
William Henry Draper III, con casi 90 a?os, se hab¨ªa quedado viudo a finales de enero, pero no perdi¨® la ocasi¨®n de asistir al encuentro. Quiso contestar la pregunta: ¡°Stanford es la clave. Sin la universidad de Stanford esto no existir¨ªa. Y lo dice uno de Yale¡±. A continuaci¨®n, comenz¨® a recordar: ¡°Un d¨ªa me llam¨® mi hijo y me dijo que le hab¨ªan aceptado en Yale. Estaba feliz. Dos d¨ªas despu¨¦s me volvi¨® a llamar y me dijo que le hab¨ªan aceptado en Stanford y que esa era su opci¨®n. Quer¨ªa llorar. No sab¨ªa si de pena por no ir a Yale o de felicidad, al ser aceptado en Stanford¡±.
Tim Draper sigui¨® relatando los motivos del ¨¦xito de este floreciente valle: ¡°La diversi¨®n por crear y no tener miedo a fallar son dos aspectos ¨²nicos. Aceptar todas las ideas es otro. Se prueba todo y despu¨¦s se decide¡±.
?Su ¨²ltima iniciativa? Un curso intensivo para entender las posibilidades del bitcoin y blockchain. Lo que Tim considera ser¨¢ la pr¨®xima ola de prosperidad e innovaci¨®n. Es uno de los evangelistas m¨¢s destacados. Durante la visita a su incubadora luc¨ªa una corbata con el s¨ªmbolo de esta criptomoneda. Basta darse una vuelta por su Instagram para ver que lo hace casi a diario, con diferentes colores y dise?os. ¡°Me interesa el bitcoin, sus usos, la salud, incluso la ciencia ficci¨®n. Esos terrenos son los que llaman m¨¢s mi atenci¨®n¡±, dijo a modo de despedida.
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