Quijotes de la rob¨®tica en la capital del tomate
Alumnos de 14 y 15 a?os de Los Palacios (Sevilla) ganan dos premios nacionales con el desarrollo de brazos automatizados y cunas que se mecen en funci¨®n del llanto del beb¨¦
Cuando Francisco Ruiz Segura, de 51 a?os, lleg¨® a principios de esta d¨¦cada al centro de Secundaria Joaqu¨ªn Romero Murube en Los Palacios y Villafranca, a 33 kil¨®metros de Sevilla, observ¨® desde las aulas el paisaje colindante de invernaderos y tierras de cultivo. Considerado por el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) como el segundo municipio de m¨¢s de 20.000 habitantes m¨¢s pobre de Espa?a (ahora cuenta con 38.173 personas censadas), este pueblo, cuyos vecinos recelan de la clasificaci¨®n oficial, es la capital del tomate. Este escenario no amilan¨® a Paco, como le llaman sus alumnos y compa?eros. Al contrario, lo consider¨® un reto para su asignatura de Tecnolog¨ªa. Ocho a?os despu¨¦s, sus alumnos de 14 y 15 a?os han conseguido dos premios nacionales y uno regional de rob¨®tica con menos de 1.000 euros anuales de presupuesto para dos clases y un infinito capital de imaginaci¨®n y voluntad. El ¨²ltimo reconocimiento ha sido este curso reci¨¦n acabado por una plataforma universal con c¨¢mara que se adapta a cualquier cuna y la mece en funci¨®n del llanto del beb¨¦. Incluso reproduce nanas de forma autom¨¢tica.
¡°Si tienes un proyecto educativo, adelante¡±, recuerda Javier Marrufo, ahora director y secretario del centro cuando Ruiz Segura acudi¨® a su despacho con la idea de crear un laboratorio de rob¨®tica. El profesor de Tecnolog¨ªa plante¨® la propuesta a padres y alumnos de su nuevo pueblo (ven¨ªa de Utrera, tambi¨¦n en Sevilla), donde la renta media es de 16.310 euros y solo 43 de cada 100 contribuyentes ganan el m¨ªnimo para presentar su declaraci¨®n anual a Hacienda. Para su sorpresa, el aula se llen¨® de manos alzadas. Con eso, casi ten¨ªa todo lo que necesitaba, apoyo de la direcci¨®n y ganas de los alumnos.
Con ocho sesiones vespertinas de tres horas que complementan las dos semanales de su asignatura y 500 euros para materiales, los chavales y el profesor se volcaron en la innovaci¨®n. Crearon un robot cuadr¨²pedo cuyas articulaciones est¨¢n hechas de carcasas de v¨ªdeos arrinconados por la muerte del VHS. Siguieron con un coche capaz de leer l¨ªneas y seguir un trayecto de forma aut¨®noma y desarrollaron, inspirados en un veh¨ªculo de la NASA, una plataforma teledirigida con direcciones independientes en las cuatro ruedas.
El primer reconocimiento regional les lleg¨® en M¨¢laga, adonde acudieron con una cesta de la compra que sigue al usuario por el supermercado sin necesidad de ser empujada. Lo programan con una aplicaci¨®n m¨®vil que registra los pasos y la direcci¨®n y transmite esta informaci¨®n al carro.
Los compa?eros de Paco se han unido a la fiebre rob¨®tica y Roberto P¨¦rez, desde su clase de pl¨¢stica, involucra a sus alumnos en el dise?o final de los prototipos. ¡°Nos encargamos de la parte de chapa y pintura¡±, bromea. As¨ª elaboraron una reproducci¨®n de R2-D2, el popular peque?o robot de la Guerra de las Galaxias, con l¨¢minas de corcho que permite al aparato contar con un cuerpo tan liviano que se puede coger con una sola mano. Zorayda Munera tambi¨¦n colabora como compa?era docente de Tecnolog¨ªa e intenta con ah¨ªnco sembrar la semilla de los circuitos en las adolescentes de su pueblo. A¨²n recuerda con desasosiego el tribunal que la examin¨® en las oposiciones, compuesto solo por hombres. ¡°No puede ser¡±, se dijo.
Paco no para. Descubri¨® una plataforma de programaci¨®n alternativa a la popular Arduino y que era mucho m¨¢s f¨¢cil para sus alumnos. Se llama Picaxe, pero solo estaba disponible en ingl¨¦s. El profesor se puso en contacto con los desarrolladores y pidi¨® permiso para traducirla. Con ella son capaces de automatizar sus robots casi como si fuera un juego. Tambi¨¦n ha desarrollado aplicaciones propias para convertir el m¨®vil en un mando a distancia y mantiene activas p¨¢ginas web, un canal de Youtube, redes sociales y un blog propio, con el que difunde trabajos y aplicaciones de su pasi¨®n: la docencia de tecnolog¨ªa.
Un t¨¢per como 'joystick'
¡°Tengo el entusiasmo de los alumnos, el apoyo de la direcci¨®n y algo de dinero¡±, comenta satisfecho mientras sus alumnos revolotean por el taller debatiendo sobre programas y circuitos. Del ¨²ltimo elemento solo cuentan con 500 euros para cada clase del programa Andaluc¨ªa Profundiza. Pero lo suplen con imaginaci¨®n. El ¡°joystick¡± de sus veh¨ªculos es una fiambrera de pl¨¢stico disponible en cualquier tienda en la que insertan la tableta y a la que le han aplicado una madera en posici¨®n vertical que hace las veces de mando. La aplicaci¨®n detecta los movimientos de la caja y transmite la orden al robot.
Con ese dep¨®sito infinito de imaginaci¨®n crearon sus dos ¨²ltimos dispositivos, premiados por la Uni¨®n de Asociaciones de Ingenieros T¨¦cnicos Industriales de Espa?a. El pasado a?o fue un brazo rob¨®tico que recoge cosas inaccesibles para personas con movilidad reducida y este a?o, la bautizada como Cunita Cuida-beb¨¦s. Cristina Moguer, de 14 a?os, explica con total desparpajo c¨®mo lo desarrollaron. ¡°Creamos cuatro grupos: bluetooth, estructura, materiales, sensores de sonido y reproducci¨®n de mp3. Cuando el beb¨¦ llora, el brazo articulado mece la cuna. Si sigue llorando, aumenta la frecuencia y si contin¨²a, activa una nana. Tambi¨¦n se puede controlar de forma manual desde el m¨®vil. Una c¨¢mara permite a los padres monitorizar al ni?o y se registran los tiempos en los que el beb¨¦ ha llorado¡±, comenta mientras muestra el funcionamiento con un mu?eco. Ya tiene en la cabeza el pr¨®ximo trabajo: un armario inteligente que elija la ropa en funci¨®n de la temperatura ambiente.
De las clases de Paco y de los campos que las rodean ya ha salido alg¨²n ingeniero. Es su mayor recompensa. El pr¨®ximo curso quiere ir a por su tercer premio nacional para seguir regando la semilla de la tecnolog¨ªa que ha sembrado.
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