Un invisible cuello de botella
Es imposible darse cuenta de la cantidad de p¨¢ginas que dependen de una sola empresa de CDN hasta que un d¨ªa ya no podemos leer el peri¨®dico ni comprarnos un libro por Prime
Las infraestructuras son aburridas hasta que algo se rompe. Pocos ejemplos ilustran este hecho de forma tan memorable como la irresistible historia de un carguero ancho de caderas que se queda atascado durante seis d¨ªas en el canal de Suez. El drama del Ever Given fue seguido por las masas con la efervescencia de un asalto al Capitolio o de un concurso de Eurovisi¨®n, generando su propia nube de bulos, memes y al menos una buena lecci¨®n. Si el transporte mar¨ªtimo mundial depende de que un barco de 200.000 toneladas atraviese varias veces al d¨ªa los 193,30 kil¨®metros del estrecho canal, tenemos un serio problema. Lamentablemente, no todos los cuellos de botella son visibles desde el espacio.
A diferencia de los cargueros, las CDN (Content Delivery Network o redes de entrega de contenido) son invisibles a los ojos. Es imposible darse cuenta de la cantidad de p¨¢ginas que dependen de una sola empresa de CDN hasta que un d¨ªa ya no podemos leer el peri¨®dico ni comprarnos un libro por Prime. Fastly, la empresa de soporte que dej¨® sin servicio el martes a cientos de p¨¢ginas, tiene alrededor del 5% del mercado total de CDN. Sirve p¨¢ginas de peri¨®dicos, gobiernos, comercios, redes de transporte, universidades, hospitales y ONG. Y ni siquiera es el carguero m¨¢s grande de contenido. Es un carguero peque?o comparado con otros como Amazon CloudFront.
A diferencia del Ever Given, no podemos mirar a Fastly desde arriba e imaginar c¨®mo se atasc¨® ni qui¨¦n es el responsable. Tampoco podemos investigar desde dentro, porque es una infraestructura cr¨ªtica privada, una caja negra fuertemente protegida por leyes de propiedad intelectual. Imposible saber si el apag¨®n se debe a un fallo t¨¦cnico, instalaciones anticuadas, error humano o un descuido en la actualizaci¨®n de sistemas. Tampoco podemos saber si han sido v¨ªctimas de un ciberchantaje como el que paraliz¨® el pasado mayo y durante varios d¨ªas las infraestructuras de una de las mayores redes de oleoductos en Estados Unidos, Colonial Pipeline. No lo sabr¨ªamos si el Gobierno de EE UU ¡ªel ¨²nico al que le rinde cuentas una empresa estadounidense¡ª hubiera bloqueado la libre circulaci¨®n de contenidos bajo la premisa de un ataque terrorista. No podemos saber nada ni hacer nada. Solo podemos recordar la lecci¨®n importante de teor¨ªa de redes: la centralizaci¨®n de infraestructuras debilita, la concentraci¨®n de poder corrompe.
Para que una red sea eficiente y segura, resiliente y libre, hacen falta cuatro ingredientes: redundancia, transparencia, globalidad y descentralizaci¨®n. As¨ª fue dise?ado internet hace 52 a?os, pero hoy nuestra dependencia crece paralela al abandono de esos principios, que no son solo t¨¦cnicos sino tambi¨¦n pol¨ªticos. Hay que preguntarse qu¨¦ significa la libertad de prensa cuando un solo y presunto fallo en una empresa privada y lejana puede cerrar decenas de medios en Espa?a sin explicaci¨®n alguna. Y qu¨¦ vamos a hacer al respecto, antes de que ocurra de nuevo y sea peor.
Marta Peirano es escritora y periodista.
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