La resistencia contra Netflix: 300 videoclubes sobreviven en Espa?a pese al auge de las plataformas
Clientes y peque?os empresarios apelan al coleccionismo, a la b¨²squeda de t¨ªtulos descatalogados y al rechazo a ceder datos y poder de decisi¨®n al algoritmo para aferrarse al formato f¨ªsico

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¡°Tengo plataformas por mis hijos, pero yo no las veo porque solo dan basura y no quiero que sepan cu¨¢les son mis gustos¡±. Juli¨¢n (nombre ficticio) est¨¢ cotilleando en la secci¨®n de cine cl¨¢sico de Regreso al pasado, una tienda de compraventa de DVD, Blu Ray, vinilos y art¨ªculos de coleccionismo en el centro de Las Palmas de Gran Canaria. ¡°Muchas veces veo que la familia est¨¢ viendo algo repugnante y yo me doy la vuelta, me cojo el ordenador y me voy a ver una pel¨ªcula de Cary Grant¡±.
Este establecimiento, ¨²nico en la capital, est¨¢ regentado por Enrique Asunci¨®n, V¨ªctor Mu?iz y Jorge Sosa. Los tres tienen experiencia en la industria del cine y la m¨²sica, y un d¨ªa decidieron que el bum de las plataformas digitales pon¨ªa en peligro el formato f¨ªsico, indispensable para el coleccionismo, y que dejaba fuera mucho cine que no ten¨ªa cabida por no ser lo suficientemente comercial. Es uno de los aproximadamente tres centenares de videoclubes que siguen activos en Espa?a, seg¨²n datos del sector, que operan al margen del pu?o de hierro de las plataformas digitales, las cuales, al contrario de lo que ha sucedido con estos negocios tradicionales, no han hecho sino crecer durante la pandemia.
Forman parte de una resistencia muy debilitada, pero global. Recientemente, el diario Wall Street Journal destap¨® la iniciativa Free Blockbuster, un movimiento que comenz¨® en 2019 y que permite que los ciudadanos de Los ?ngeles se presten pel¨ªculas en VHS de manera gratuita usando los antiguos cajetines en las calles que serv¨ªan para vender peri¨®dicos. Un apego por el formato f¨ªsico y una desconfianza hacia el algoritmo que tambi¨¦n se da en Espa?a.
¡°Queremos que nuestros hijos sigan con nuestras tendencias cin¨¦filas¡±, explica Asunci¨®n (48 a?os). ¡°Aqu¨ª viene mucha gente no solo a comprar, sino tambi¨¦n a hablar de cine, a comprar programas de mano, a adquirir p¨®steres. Y viene mucha gente joven pidiendo cl¨¢sicos o pel¨ªculas descatalogadas, o preguntando por vinilos de Pink Floyd o la ELO porque sus padres se los han ense?ado. Eso me da esperanza y satisfacci¨®n¡±. Regreso al pasado constituye una excepci¨®n. ¡°El negocio va muy bien, la verdad¡±.

¡°Yo no me imagino trabajando en otra cosa¡±, asegura por su parte Aurora Depares (45 a?os), la propietaria de Video Instan, en Barcelona, que pasa por ser la tienda del ramo m¨¢s antigua de Espa?a tras llevar activa desde 1977. Depares no tiene contratada ninguna plataforma en casa. Pero no se muestra beligerante contra ellas. ¡°No tengo nada en contra¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica, ¡°la cultura cuanto m¨¢s llegue mejor, claro. Lo ¨²nico es que no hay nada que necesite ver porque me vaya a aportar algo, o porque la necesite ver y que no haya salido en DVD o en Blu Ray¡±.
Mantiene el establecimiento por algo m¨¢s que la emoci¨®n de proseguir con el negocio familiar. ¡°Ofrezco 46.000 pel¨ªculas, y muchas de ellas no est¨¢n en plataformas. Creo que hago una labor de salvaguardar estas pel¨ªculas y recomendarlas. La gente me lo demuestra cada d¨ªa¡±.
?Qu¨¦ piensa de la lucha contra el algoritmo? ¡°Nosotros funcionamos con una tarifa plana, por 8,95 euros pueden alquilar lo que quieran. Somos m¨¢s baratos que cualquiera, y recomendamos con conocimiento¡±. En un intento de hacerlo viable, la empresaria ampli¨® el negocio en 2008 con una cafeter¨ªa, un videoclub y un minicine donde planeaban programar una pel¨ªcula diaria. Al menos, antes de la pandemia. ¡°Todo se ha ido a hacer pu?etas¡±, exclama. ¡°Espero que ahora que estamos vacunados y que hay m¨¢s control se reactive mi negocio y el de los barrios, de todo tipo. Nos est¨¢ costando¡±.
El negocio de barrio tambi¨¦n es una preocupaci¨®n para Juli¨¢n B¨¢rcena (37 a?os), propietario de Videoclub Puente, en Reoc¨ªn (8.400 habitantes, Cantabria). ¡°Que no se olviden de las tiendas de toda la vida, que somos las que pagamos los impuestos¡°, manifiesta por tel¨¦fono. ¡°Cada d¨ªa somos m¨¢s vagos y perezosos, y nos limitamos a ver lo que nos imponen las grandes empresas, y al final vamos a acabar todos como los personajes de la pel¨ªcula Wall-E¡±, sostiene. En esta pel¨ªcula de Pixar (2008), los terr¨ªcolas han abandonado el planeta a bordo de una nave llamada Axioma debido a la contaminaci¨®n, y sus pasajeros no se levantan de sus camas, sufren obesidad extrema, las piernas no les funcionan y se encuentran enganchados a una pantalla que atiende todas sus necesidades. B¨¢rcena, por cierto, solo tiene Movistar + contratado. ¡°Pero lo b¨¢sico: sin opci¨®n cine, sin series ni nada¡±.
Algoritmo homof¨ªlico
La palabra algoritmo sale en cada conversaci¨®n con los propietarios de videoclubes o tiendas de pel¨ªculas. Para ello, explica en conversaci¨®n telef¨®nica desde Alemania Lorena Jaume-Palasi, directora ejecutiva de AlgorithmWatch y miembro del Grupo de Sabios sobre Inteligencia Artificial y Big Data del Gobierno espa?ol, ¡°se usan t¨¦cnicas de programaci¨®n que se basan en la homofilia: se asume que gente con gustos similares quieren lo mismo¡±. Esta presunci¨®n hunde sus ra¨ªces en los a?os cincuenta del siglo pasado y se desarroll¨® para estudiar la integraci¨®n de culturas en EE UU. ¡°Estas teor¨ªas sociol¨®gicas simplistas y reduccionistas fueron cooptadas por ingenieros para aplicarlas, porque son f¨¢ciles de programar¡±, asegura. ¡°Pero es algo mucho m¨¢s complejo que simplemente las recomendaciones que se est¨¢n haciendo¡±. El resultado, una bilingualidad impuesta y una cierta uniformidad en los gustos que va calando. ¡°Hay un punto extremadamente anglosaj¨®n y colonialista¡±, sentencia.
La precaria situaci¨®n de muchos de estos locales no se debe ¨²nicamente a las plataformas. ¡°La pandemia ha hecho m¨¢s da?o, incluso, que la pirater¨ªa¡±, asegura la boliviana Marcia Seburo, propietaria de Ficciones, en Madrid. ¡°Ha sido muy da?ina, no solo por el confinamiento en s¨ª, sino tambi¨¦n por el hecho de que a los que no ten¨ªan ni hab¨ªan querido tener plataforma les ha empujado a suscribirse a una. Y eso lo hemos notado much¨ªsimo¡±. La propia Seburo es una de esas personas, que ha pasado de no tener ninguna a verse abocada a pagar una mensualidad para poder ver algo. ¡°El principal motivo para no querer plataformas es que est¨¢s obligado a ver lo que la empresa quiere que veas, no tienes autonom¨ªa alguna: te van orillando, van cerrando tus gustos. Yo tengo 50.000 t¨ªtulos aqu¨ª, ni Netflix o HBO juntas llegan a mi cat¨¢logo¡±. En un principio, la empresaria solo ofrec¨ªa cine de autor. ¡°Pero he tenido que abrir la mano para sobrevivir¡±.
Ram¨®n Pag¨¢n, propietario del videoclub R. Pag¨¢n en La Uni¨®n (Murcia, 20.500 habitantes), es otro de los que reniega de las plataformas. ¡°Yo he notado el efecto del algoritmo y de Netflix desde la pandemia¡±, explica. ¡°El algoritmo es un robot interesado en favorecer a la plataforma, ¨¦l te va a recomendar pel¨ªculas buenas y malas de terror simplemente porque te gusta el terror. Yo eso no lo puedo hacer, porque si les doy una peli mala pierdo credibilidad, y mi negocio se basa en la confianza que tienen en m¨ª¡±.
Mar¨ªa Victoria tiene 35 a?os. Acaba de entrar en el local de Regreso al pasado y escudri?a en un estante de novedades. ¡°Para ver pelis prefiero la experiencia del cine¡±, explica. ¡°Y si no, pues vengo aqu¨ª, que hay m¨¢s oferta y, adem¨¢s, veo a gente y me puedo comprar cosas. La semana pasada me llev¨¦ un p¨®ster de La naranja mec¨¢nica¡±. Y remata: ¡°Yo paso de plataformas. Sobre todo porque es muy caro si quieres tener una oferta amplia y buena¡±.
Filmin, un caso aparte
"Dentro de las plataformas es la que tiene un contenido de m¨¢s calidad, de momento, aunque como ellos no producen, tienen cosas que ya existen", explica Aurora Depares.
Filmin es una compa?¨ªa espa?ola fundada en 2007 que ofrece cine de autor, independiente, cine comercial en forma de v¨ªdeo bajo demanda en 'streaming' y de forma legal bajo suscripci¨®n. En 2020 los fondos de inversi¨®n Nazca y Seaya Ventures, accionista de Cabify y Glovo, adquirieron el 51% de la plataforma.
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