El legado de Aaron Swartz, el ingeniero que se convirti¨® en ¡°m¨¢rtir¡± del internet libre
El estadounidense, considerado un icono en el entorno ¡®hacker¡¯, sigue inspirando a nuevas generaciones de activistas cuando se cumplen diez a?os de su suicidio

Aaron Swartz apareci¨® muerto en su piso de Brooklyn el 11 de enero de 2013. Ten¨ªa 26 a?os y era un icono de la cultura hacker. Sigue si¨¦ndolo diez a?os despu¨¦s. Invent¨® parte de la infraestructura de internet y combati¨® en¨¦rgicamente el proceso de privatizaci¨®n del conocimiento que, en su opini¨®n, se estaba dando en la esfera digital. A los 14 contribuy¨® a desarrollar una tecnolog¨ªa clave para suscripciones de contenido en internet. A los 19 se hizo millonario tras la venta de Reddit, el agregador de noticias que ayud¨® a construir, a la editorial de revistas Cond¨¦ Nast. Desde entonces, se volc¨® en el activismo. Impuls¨® la organizaci¨®n Creative Commons, dedicada a fomentar la propiedad intelectual colectiva, y la Open Library, una gran base de datos colaborativa de libros.
Tambi¨¦n llev¨® a cabo acciones m¨¢s audaces que le granjearon problemas con la justicia. Se enfrentaba a penas de m¨¢s de 35 a?os de prisi¨®n por haber infringido las leyes de copyright al descargar y difundir 4,8 millones de art¨ªculos cient¨ªficos del repositorio JSTOR. Eso fue m¨¢s de lo que pudo soportar. Swartz, que ten¨ªa una personalidad depresiva, se suicid¨® en pleno proceso judicial.
10 years ago today we lost one of the brightest minds
— Anonymous Operations (@AnonOpsSE) January 11, 2023
Aaron Swartz was a hacker in every sense of the word. His death at just 26 was a tragic loss for technology and raises questions about the fight for freedom of information on the internet which continues today#Anonymous pic.twitter.com/jWb3QEJtB1
Su familia y varias personalidades p¨²blicas vieron en el caso una persecuci¨®n desmedida contra el joven. ¡°El Gobierno parece haber perdido todo sentido de la proporci¨®n en este caso¡±, se quej¨® Tim Berners-Lee, uno de los fundadores de internet. Alex Stamos, antiguo responsable de ciberseguridad de Facebook, neg¨® que la acci¨®n de Swartz causara un ¡°peligro real¡± para JSTOR, la web de donde el activista descarg¨® millones de art¨ªculos (acceder a cada uno de ellos cuesta hasta 40 euros) con las claves que ten¨ªa en calidad de investigador de la Universidad de Harvard. El colectivo de hacktivistas Anonymous atac¨® tras la muerte de Swartz la web del Departamento de Justicia, dej¨¢ndola fuera de servicio varias horas. ¡°Aaron, esto va por ti¡±, dijeron.
¡°Swartz est¨¢ considerado un m¨¢rtir de la causa hasta por las personas que, como yo, no creen en los m¨¢rtires¡±, explica Simona Levi, directora de Xnet, una organizaci¨®n activista para la defensa de los derechos digitales. ¡°Fue pionero en visibilizar con una acci¨®n pr¨¢ctica el cerco al conocimiento que suponen las licencias y las publicaciones cient¨ªficas. Su sacrificio ha servido para crear una conciencia en torno a este tema. Desde entonces hay much¨ªsima gente que est¨¢ trabajando en c¨®mo romper el monopolio de las publicaciones cient¨ªficas¡±, a?ade.
Aaron dead.
— Tim Berners-Lee (@timberners_lee) January 12, 2013
World wanderers, we have lost a wise elder.
Hackers for right, we are one down.
Parents all, we have lost a child. Let us weep.
La hoja de servicios del joven ingeniero es amplia. En 2008 hacke¨® un portal de acceso p¨²blico a expedientes judiciales de EE UU que cobraba 10 centavos por consulta. Eso puso a las autoridades tras la pista de Swartz. De hecho, cuando a?os m¨¢s tarde se le arrest¨® por el caso de la liberaci¨®n de art¨ªculos cient¨ªficos, particip¨® en su detenci¨®n un agente del Servicio Secreto. Tambi¨¦n adquiri¨® la base de datos completa de la Biblioteca del Congreso de EE UU, que por aquel entonces guardaba una copia de todo internet, y la volc¨® en la Open Library. Se dice, aunque no se ha demostrado, que colabor¨® con Julian Assange en WikiLeaks desarrollando la infraestructura t¨¦cnica que hizo posible las filtraciones seguras de documentos.
Su ideario qued¨® recogido en el Manifesto por la Guerrilla del Acceso Abierto, un manual de referencia para el movimiento hacker. ¡°La informaci¨®n es poder. Pero como todo poder, hay quienes quieren preservarlo solo para ellos. Todo el patrimonio cultural y cient¨ªfico del mundo, publicado durante siglos en libros y art¨ªculos, est¨¢ siendo digitalizado y cerrado por un pu?ado de empresas privadas. (...) Es hora de salir a la luz y, siguiendo la noble tradici¨®n de la desobediencia civil, declarar nuestra oposici¨®n a este robo privado de la cultura p¨²blica¡±, lee el texto.

Swartz no cumpl¨ªa el estereotipo del hacker t¨ªmido y sin habilidades sociales. Era un genio de la inform¨¢tica, pero tambi¨¦n ten¨ªa magnetismo, sab¨ªa hablar en p¨²blico y mostr¨® dotes de liderazgo encabezando diversas iniciativas y proyectos. Estaba sopesando dar el salto a la pol¨ªtica en un momento en el que el 15-M y el movimiento Occupy Wall Street, todav¨ªa recientes, hab¨ªan mostrado el potencial de movilizaci¨®n que ofrec¨ªa internet. Quiz¨¢s por eso, para frenar su progresi¨®n, opinan algunos, se decidi¨® darle un castigo ejemplar.
El activismo, una d¨¦cada despu¨¦s
¡°Para m¨ª, Aaron Swartz es un icono. Abraz¨® la cultura hacker de utilizar la tecnolog¨ªa como un elemento de liberaci¨®n de las personas, para poner a la disposici¨®n de los dem¨¢s el conocimiento y la informaci¨®n¡±, opina el ingeniero Jaime G¨®mez-Obreg¨®n, que ha desarrollado varias herramientas para favorecer la transparencia pol¨ªtica en la contrataci¨®n del sector p¨²blico.
El legado de Swartz sigue vivo. Su heredera espiritual es Alexandra Elbakyan, conocida como la Robin Hood de la ciencia. Esta ingeniera y neurocient¨ªfica kazaja de 34 a?os afincada en Rusia est¨¢ al mando de Sci-Hub, un repositorio abierto de art¨ªculos cient¨ªficos de referencia que ha liberado m¨¢s de 80 millones de documentos. La justicia estadounidense la persigue desde que lo puso en marcha en 2011 y hasta ha investigado su posible vinculaci¨®n con el Kremlin, que, igual que en el caso de Edward Snowden, le brinda protecci¨®n.
10 years without this face, without this voice, without this mind, without this love, without this light.
— Susan Swartz (@beadmomsw) January 11, 2023
Ten years.
RIP my darling boy. pic.twitter.com/EK6H1B5hSv
¡°El hecho de que el conocimiento solo pueda ser accesible para gente con dinero supone un impedimento para el avance de la ciencia y la investigaci¨®n. Elbakyan est¨¢ luchando contra ello, igual que lo hizo Swartz¡±, sostiene Levi. Para esta activista, en la ¨²ltima d¨¦cada se ha avanzado mucho en las reivindicaciones de los defensores de la ciencia abierta. ¡°El alto precio de las publicaciones cient¨ªficas en las universidades es un esc¨¢ndalo. Hay un movimiento que fomenta que la revisi¨®n de pares alternativa pueda puntuar de la misma forma que la de las revistas cerradas. Ah¨ª ha habido mucho avance. Tambi¨¦n en los repositorios p¨²blicos en los que participan muchas universidades¡±, explica.
La promesa original de internet, que apuntaba a ser un gran ?gora en el que compartirlo todo, hace tiempo que qued¨® enterrada bajo el peso de los intereses comerciales. ¡°Puede que el ¨²nico espacio de libertad real que hay en internet sea la dark web. El resto ha quedado capturado por ciertos oligopolios y sistemas centralizados de datos que hacen que la gente no tenga el control ni el poder de lo que hace en el terreno digital¡±, opina Albert Ca?igueral, autor de El trabajo ya no es lo que era (Conecta, 2020) y miembro de la red de colaboraci¨®n online Ouishare. El experto cree que hay cierto movimiento en los entornos activistas y acad¨¦micos, pero no en el empresarial. ¡°El gran reto es c¨®mo establecer ese puente¡±.
¡°El movimiento del software libre y de proyectos como la Wikipedia, que buscan difundir el conocimiento de forma abierta, coexiste con el poder de las grandes tecnol¨®gicas, que est¨¢n intentando convertir internet en lo que se convirti¨® ya la televisi¨®n: en un vertedero, en una especie de instrumento controlado por unos pocos al servicio de sus propios intereses¡±, resume G¨®mez-Obreg¨®n. ¡°La tensi¨®n entre estas dos visiones de internet existe. Y la batalla contin¨²a. En estas luchas, a veces hacen falta m¨¢rtires, rostros que a veces se idealizan, pero que permiten que la lucha se visibilice. La muerte de Swartz no tendr¨ªa que haber sucedido jam¨¢s, pero su fallecimiento despert¨® la conciencia de mucha gente¡±.
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