Los titulares enga?osos de medios tradicionales son m¨¢s peligrosos que las noticias claramente falsas
Un estudio revela que los encabezados sin contexto viralizan en redes con la ayuda de actores malintencionados, provocando un riesgo mayor de desinformaci¨®n
Titulares como ¡°Un m¨¦dico ¡®sano¡¯ muere dos semanas despu¨¦s de recibir una vacuna contra la covid; el Gobierno investiga por qu¨¦¡± del Chicago Tribune o ¡°Sorprendente n¨²mero de trabajadores sanitarios de primera l¨ªnea rechaza una vacuna de la covid¡±, de Forbes, fueron dos ejemplos de los mensajes m¨¢s virales en Facebook a principios de 2021 y los que m¨¢s afectaron la tasa de vacunaci¨®n en EE UU contra la covid. Las noticias falsas son m¨¢s efectivas, pero su alcance fue mucho menor, porque lo importante es la voluntad de quienes mueven las noticias de medios fiables.
Esta es la principal conclusi¨®n de un nuevo art¨ªculo publicado en la revista Science que analiza el impacto de los links sobre vacunas en Facebook entre enero y marzo de 2021. Los enlaces marcados como falsos fueron vistos 8,7 millones de veces, que fueron solo un 0,3% de los 2.700 millones de visualizaciones sobre vacunas en ese periodo, seg¨²n datos de la plataforma. En cambio, titulares no marcados como desinformaci¨®n, pero que insinuaban que las vacunas eran da?inas, muchos en medios tradicionales, fueron vistos cientos de millones de veces. La diferencia en alcance es tan extraordinaria que en comparaci¨®n la desinformaci¨®n pura tiene mucha menos relevancia.
¡°Nuestro an¨¢lisis sugiere que los verificadores de Facebook identifican la desinformaci¨®n m¨¢s perjudicial, as¨ª que en eso Facebook hac¨ªa un trabajo ¡®decente¡±, dice Jennifer Allen, investigadora del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y coautora del art¨ªculo. ¡°Pero otras historias pueden volverse virales en redes y actores malintencionados pueden usar historias rigurosas para promover narrativas enga?osas, algo que las plataformas deber¨ªan esforzarse m¨¢s en abordar. Aunque tambi¨¦n los medios deber¨ªan ser conscientes al escribir sus titulares, ya que su contenido puede presentarse fuera de contexto¡±, a?ade. Un titular como el del Chicago Tribune en un grupo contrario a las vacunas, con ese contexto cargado, puede ser devastador.
Este hallazgo desplaza una parte del foco tradicional sobre las noticias falsas y la desinformaci¨®n para recordar que los medios m¨¢s tradicionales tienen tambi¨¦n que vigilar qu¨¦ publican, m¨¢s en una era donde la viralidad se explica a menudo solo por el titular. ¡°La competencia por los clics es un reto¡±, dice Allen, ¡°pero no creo que eso libere a los medios de responsabilidad. Los periodistas deber¨ªan tener en cuenta que en redes solo se leen los titulares y las historias pueden sacarse de contexto. Deber¨ªan esforzarse en evitar posibles malinterpretaciones de su trabajo¡±.
Los autores calculan el impacto real que tuvieron estos titulares seg¨²n las cifras de usuarios que los consumieron. El impacto negativo de los titulares enga?osos sobre la gente que deb¨ªa vacunarse fue 46 veces mayor que la desinformaci¨®n m¨¢s evidente. En un comentario en Science sobre el art¨ªculo, el investigador de la Universidad de Cambridge Sander van der Linden usa los 233 millones de estadounidenses de Facebook para calcular que esos titulares evitaron la vacunaci¨®n de al menos 3 millones de personas. ¡°Es un c¨¢lculo aproximado¡± advierte Allen.
El estudio estima que el contenido esc¨¦ptico sobre las vacunas en Facebook redujo la intenci¨®n de vacunarse en EE UU en 2,3 puntos, pero la intenci¨®n de vacunarse puede diferir de la decisi¨®n real final de vacunarse. ¡°Asumimos, bas¨¢ndonos en otra investigaci¨®n, que la adopci¨®n de la vacuna es el 60% de la intenci¨®n de vacunarse y de ah¨ª obtenemos el n¨²mero de 3 millones. Esa cifra es especulativa, pero sugiere que el impacto potencial de estos titulares podr¨ªa ser considerable¡±.
El art¨ªculo se centra en los efectos de los titulares sobre vacunaci¨®n. Pero Van der Linden cree que ser¨ªa f¨¢cilmente replicable en otros ¨¢mbitos, como la pol¨ªtica, y ¡°solo depende de un acceso continuado a datos relevantes¡±, dice.
Mujer, mayor y conservadora
En este debate entre noticias falsas de poco alcance y titulares aparentemente serios que se vuelven virales, Science publica un segundo art¨ªculo sobre un fen¨®meno conocido pero pocas veces medido: los superdifusores. Son un subgrupo centrado en desinformaci¨®n de los ¡°semibots¡±, como EL PA?S los bautiz¨® en una investigaci¨®n de 2019 titulada ¡°A 200 tuits por hora desde el sof¨¢: qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de los perfiles pol¨ªticos m¨¢s activos de Twitter¡±. Son el peque?o grupo de usuarios que convierte su cuenta en una metralleta de retuits de desinformaci¨®n o informaci¨®n sesgada. Gracias a esta nueva investigaci¨®n, se sabe que su impacto real en el debate p¨²blico es mayor del que parece.
El estudio observ¨® un panel de m¨¢s de 664.000 usuarios votantes registrados durante las elecciones presidenciales de EE UU en 2020. Entre todos ellos, solo un peque?o grupo de 2.107, que representaba el 0,3%, lograba distribuir el 80% de las noticias falsas. Son esos superdiseminadores. Solo ese grupo lograba con su labor alcanzar un 5,2% de los votantes registrados en Twitter. ¡°Estos hallazgos destacan una vulnerabilidad de las redes sociales para la democracia, donde un peque?o grupo de personas distorsiona la realidad pol¨ªtica de muchos¡±, escriben los autores del art¨ªculo.
La investigaci¨®n ha permitido tambi¨¦n identificar algunas caracter¨ªsticas personales de este grupo: son sobre todo mujeres, m¨¢s bien mayores y conservadoras. Este detalle coincide con un estudio de Nature de verano de 2023, con datos en ese caso de Facebook, que demostraba que la mayor¨ªa abrumadora de consumidores de desinformaci¨®n eran conservadores. Este estudio se limita a Twitter por falta de datos de otras redes sociales, seg¨²n Nir Grinberg, investigador de la Universidad Ben Gurion en el Negev (Israel) y uno de los coautores: ¡°Me hubiera gustado tener la capacidad de responder a las preguntas sobre otras redes con evidencia emp¨ªrica, pero la disponibilidad de datos de las plataformas de redes sociales limita este tipo de investigaci¨®n¡±.
Los usuarios de Twitter [hoy X] que segu¨ªan a estas cuentas tend¨ªan a estar m¨¢s expuestos a desinformaci¨®n y exposici¨®n repetida, lo que son factores destacados en la creencia en mentiras, seg¨²n el art¨ªculo. El impacto de estos usuarios que dedican buena parte de sus jornadas a retuitear no es banal: si un candidato hubiera querido influir como ese grupo de superdifusores deber¨ªa haber gastado 20 millones de d¨®lares: ¡°No solo encuentran una audiencia considerable en redes, sino que resultaron ser miembros influyentes de sus comunidades, porque proporcionan una cuarta parte de las noticias falsas a sus seguidores¡±, dice el art¨ªculo.
Estas novedades para entender la desinformaci¨®n abren opciones para pensar en nuevas maneras de limitar su alcance. ¡°La moderaci¨®n de contenido es un equilibrio entre la libertad de expresi¨®n y el da?o potencial¡±, dice Allen. ¡°Pero es dif¨ªcil para las plataformas medir c¨®mo de da?ino puede ser el contenido¡±. As¨ª ha ocurrido hasta ahora, donde las plataformas se han limitado a reducir el alcance del y han pasado por alto este otro tipo de contenido m¨¢s da?ino que viola el esp¨ªritu, pero no la letra de la ley.
¡°Nuestra metodolog¨ªa permite que las plataformas primero identifiquen el contenido que potencialmente tiene un impacto negativo y luego elaboren pol¨ªticas¡±, dice Allen, que trabaj¨® en Meta antes de empezar su doctorado en el MIT. ¡°Como primer paso, Facebook podr¨ªa priorizar el env¨ªo de contenido a los verificadores bas¨¢ndose en su impacto potencialmente da?ino, en su capacidad persuasiva multiplicada por su potencial audiencia, donde las p¨¢ginas con muchos seguidores se priorizan m¨¢s¡±, explica.
Allen tambi¨¦n propone como alternativa v¨¢lida algo similar a las Notas de Comunidad de X, que son una comprobaci¨®n de hechos colaborativa entre usuarios. ¡°Puede ser una forma de mitigar el impacto de historias da?inas que pasan en una verificaci¨®n de hechos, pero que carecen de contexto relevante¡±, dice Allen.
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