?C¨®mo me desescalo yo y a qu¨¦ hora?
Somos un pa¨ªs de raros ¨²nicos e imposibles de reducir a un repertorio de arquetipos
El plan de desescalada, tan galimat¨ªas, es propio de un mundo al¨¦rgico a la unanimidad. Es l¨®gico que una sociedad que funciona a la carta y por grupos para casi todo orqueste una salida del encierro que distingue y separa a los ciudadanos con criterios demosc¨®picos. El plan de zonas y horarios parece un gran estudio de audiencias o de mercado y tiene la virtud de barrer toda la hojarasca ret¨®rica sobre la igualdad en la democracia: al fin sufrimos en nuestra vida cotidiana la forma en que nos ven los estrategas pol¨ªticos y las agencias de marketing.
En los a?os dorados de la sociedad de masas, la aspiraci¨®n era llegar a todos los p¨²blicos. Para eso, afeitaban sus mensajes y productos hasta un m¨ªnimo com¨²n denominador lo bastante inane e ins¨ªpido para agradar a la mayor¨ªa de la poblaci¨®n. Hoy vivimos en una sociedad de masas desmasificada, que se divide y subdivide en grupos estancos, y el santo grial es un algoritmo que permita dise?ar mundos a medida de cada persona.
Mientras llega eso, se contentan con acotar el tiro, de ah¨ª los problemas que el gobierno tiene al organizar este l¨ªo. Ning¨²n individuo encaja en una etiqueta. No encajan ni las provincias, tan uniformes ellas en apariencia (que se lo cuenten al Condado de Trevi?o). De cerca, nadie es normal, cantaba Caetano Veloso, y las vidas originales estropean los planes m¨¢s esmerados, con sus hojas de Excel y sus gr¨¢ficos de colores. ?Qu¨¦ hago yo? ?C¨®mo me desescalo?, preguntan muchos que se buscan en los horarios y en las fases y no se encuentran, porque su situaci¨®n no responde a ning¨²n supuesto.
Y no son tres o cuatro. Somos un pa¨ªs de raros ¨²nicos e imposibles de reducir a un repertorio de arquetipos. Que pregunten a los programadores de la tele, que saben mucho de esto.
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