Ellen DeGeneres pide perd¨®n en medio del alud de cr¨ªticas por su ¡°t¨®xico¡± ambiente laboral
La presentadora promete cambios en uno de los a?os m¨¢s dif¨ªciles de su vida profesional
No es peor que la vez que fue expulsada de la industria televisiva tras hacer p¨²blica su homosexualidad, pero es grave. La comediante Ellen DeGeneres, de 62 a?os, ha escrito una carta pidiendo perd¨®n a los empleados de su famoso programa despu¨¦s de que salieran a la luz quejas de m¨¢s de una decena de trabajadores, antiguos y actuales, que aseguran haber sufrido maltrato laboral: desde comentarios racistas hasta despidos injustificados en The Ellen DeGeneres Show. La misiva, a la que tuvo acceso exclusivo The Hollywood Reporter, es el primer reconocimiento de la animadora ante el alud de cr¨ªticas que ha recibido en las redes sociales.
¡°Obviamente, algo cambi¨®¡±, escribe en la carta. ¡°Como alguien que fue juzgada y casi perdi¨® todo por ser quien soy [en referencia al ostracismo que sufri¨® al salir del armario p¨²blicamente], realmente entiendo y siento una profunda compasi¨®n por los que son vistos de manera diferente, o tratados injustamente, o de manera desigual, o lo que es peor, son ignorados¡±, contin¨²a. DeGeneres asegura estar ¡°descubriendo¡± que las personas que trabajan con ella y para ella est¨¢n hablando en su nombre, tergiversando qui¨¦n es ¡°y eso tiene que parar¡±. Por ¨²ltimo, promete que las cosas van a cambiar ¡ªaunque no da m¨¢s detalles¡ª y asegura que se est¨¢n tomando medidas. Seg¨²n The Hollywood Reporter, citando dos fuentes an¨®nimas, una de las medidas ser¨ªa despedir al productor Ed Glavin, uno de los se?alados por malas pr¨¢cticas perpetradas en el programa seguido diariamente por dos millones y medio de espectadores.
El mal ambiente contra la icono LGTB ven¨ªa gest¨¢ndose desde abril, cuando el programa fue suspendido por el coronavirus. Primero fue la informaci¨®n publicada por Variety en la que se contaba que los m¨¢s de 30 empleados del programa no recibieron ninguna comunicaci¨®n por escrito de los productores sobre sus horas de trabajo, pagos o consultas sobre su salud durante m¨¢s de un mes. El equipo, adem¨¢s, se enter¨® de que la productora hab¨ªa contratado a una compa?¨ªa de tecnolog¨ªa externa, ajena a cualquier sindicato, para ayudar a DeGeneres a hacer el programa desde su casa. Despu¨¦s, siempre seg¨²n el medio local, les dijeron que se preparan para un recorte salarial del 60%. D¨ªas despu¨¦s lleg¨® el desafortunado comentario de la presentadora que, desde su mansi¨®n en Los ?ngeles, afirmaba sentirse ¡°en prisi¨®n¡± durante la cuarentena por la pandemia.
Durante d¨¦cadas, DeGeneres ha sido considerada como una persona muy positiva en Estados Unidos. Cada vez que finaliza su programa, que lleva 17 temporadas, invita a sus millones de espectadores a ser amables conlos dem¨¢s. Pero ese sello de figura tolerante ha empezado a patear los est¨®magos de una sociedad cada vez m¨¢s polarizada, que busca posiciones frontales, especialmente en los personajes p¨²blicos. A finales de 2019 se hizo viral una imagen de la presentadora sonriendo junto al expresidente George W. Bush en un partido de f¨²tbol americano que enfureci¨® no solo a sus detractores, sino tambi¨¦n a varios de sus fieles. Incluso celebridades como Susan Sarandon o Mark Ruffalo exigieron explicaciones por sus buenas maneras con el hombre responsable de la invasi¨®n de Irak y quien en 2015 se opuso al matrimonio homosexual.
La respuesta de la poderosa activista entonces fue reconocer que era amiga del expresidente y se defendi¨®: ¡°Hemos olvidado que est¨¢ bien que todos seamos diferentes¡±. Esta vez la pol¨¦mica por las acusaciones de sus empleados han causado un terremoto mayor y han traspasado las esferas del submundo tuitero. WarnerMedia, el conglomerado medi¨¢tico que produce The Ellen DeGeneres Show, ha encargado una investigaci¨®n independiente sobre ¡°el ambiente laboral t¨®xico¡± dentro del programa que alegan las fuentes an¨®nimas que han hablado con Buzzfeed y Variety. La contestaci¨®n de la presentadora tambi¨¦n ha sido de otro calibre.
A pesar de que el comentario de DeGeneres sobre sentirse prisionera en su mansi¨®n de Montecito de casi mil metros cuadrados ha ca¨ªdo en el olvido, pone de manifiesto el impacto social de la pandemia en el culto a las celebridades. La segunda presentadora mejor pagada de la televisi¨®n estadounidense no ha sido la ¨²nica criticada por su falta de decoro a la hora de intentar empatizar con sus seguidores sin saber por lo que est¨¢n pasando. Estrellas como Gal Gadot o Ryan Reynolds tambi¨¦n han sido criticados por enviar mensajes de apoyo desde sus c¨®modas residencias. Con la econom¨ªa parada desde hace meses, los estadounidenses no aceptan de la misma manera que los famosos les pidan que donen dinero o se mantengan positivos. La ¡°amabilidad¡±, ahora, se mide con otra balanza.
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