La autoridad, la serenidad y la risa
Ana Blanco, treinta a?os de telediarios; Buenafuente, premio nacional de Televisi¨®n
El azar de los aniversarios y los premios juntaron esta semana el galard¨®n que el jurado del Nacional de televisi¨®n concedi¨® a Andreu Buenafuente y el treinta cumplea?os de Ana Blanco al frente de los distintos telediarios de TVE.
Siendo una joven periodista de Bilbao que ven¨ªa de la radio y de la m¨²sica pop, Ana Blanco se estren¨® ante las c¨¢maras de los informativos en 1990 y un a?o despu¨¦s asumi¨® la tarea de retransmitir uno de los grandes acontecimientos de entonces, la Conferencia de Paz que junt¨® en Madrid a mandatarios del mundo reunidos en torno al conflicto en Oriente Medio. Buenafuente debut¨® en Radio Popular de su ciudad natal, Reus, en septiembre de 1982. Dos a?os despu¨¦s de que lo hiciera su colega Blanco, se someti¨® al escrutinio de las c¨¢maras. Ana no se ha movido de TVE, mientras que Andreu ha ido y venido de casi de todas las emisoras de televisi¨®n hasta anclar en la de Movistar.
Los dos mantienen su autoridad gracias a virtudes que no coinciden. Ana Blanco representa la serenidad puesta a prueba por acontecimientos de la envergadura del 11-S o del 11-M, cuando el mundo y este pa¨ªs se incendiaban dram¨¢ticamente. No se le recuerda un fallo ante las c¨¢maras, y si los ha habido los ha solventado con el don de la improvisaci¨®n que puso a prueba no solo ante esas tragedias. En su primer telediario pregunt¨® a un compa?ero qu¨¦ tal lo hab¨ªa hecho. ¡°Demasiado bien¡±. Entonces y ahora ese elogio, de los muchos que le prodigan, seguir¨ªa produci¨¦ndole igual sonrojo. Le preguntaron si hab¨ªa cambiado despu¨¦s de tantos a?os ejerciendo el oficio. ¡°En el largo del flequillo¡±. En uno de los ¨²ltimos debates electorales como moderadora (esta vez con Vicente Vall¨¦s, de Antena 3) les sac¨® los colores a los aspirantes, todos hombres, por prolongar la imagen de machos de la pol¨ªtica que hiere la sensibilidad de millones. Entrevista con la serenidad que la ha convertido en leyenda cuyo 30 cumplea?os en los informativos no le afecta. Su ¨¢mbito es lo que se ve y lo que se oye. No alardea ni de su historia. Por eso ha dado ella misma tan pocas entrevistas.
Buenafuente se curti¨® haciendo re¨ªr, como Buster Keaton o Larry David, sin que se le moviera un m¨²sculo. Un d¨ªa hizo llorar de risa al muy adusto Rafael Azcona. Su m¨²sculo de contener la risa y causar carcajadas le salv¨® la vida a Concha Velasco. La m¨¢s pop de las actrices hab¨ªa decidido suicidarse esa noche en el hotel que le es m¨¢s grato en Barcelona. Ingiri¨® el recetario fatal, pero quiso ver mientras el programa de su c¨®mico favorito. Fue tal su ataque de risa que vomit¨® la p¨®cima y volvi¨® a la vida tan feliz que fue a cont¨¢rselo a Andreu. Este no dijo a nadie que estuvo a punto de llorar. Como cuando fue a Lesbos con Serrat. Ya en esta isla sufr¨ªan la desgracia quienes buscan en el Mediterr¨¢neo el refugio que les niega Europa. En Madrid, uno de sus aeropuertos, se sent¨® ¡°junto a un hombre que ten¨ªa la cara m¨¢s triste de la tierra¡ ?Se le ilumin¨® al verme!¡±
A ninguno se le ha subido el triunfo a la cabeza. Son autoridades del medio, como I?aki Gabilondo o como Luis del Olmo lo son de la historia de la radio. Ma?ana estar¨¢n ah¨ª Ana y Andreu como si fueran ellos mismos espectadores de la informaci¨®n o de la risa
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