?H¨¦roes?

Cantaba Bowie: ¡°podemos ser h¨¦roes. Solo por un d¨ªa¡±. Quiero pensar que un antih¨¦roe como yo tambi¨¦n actu¨¦ de esa forma alguna vez durante unas horas o unos minutos. Que simplemente hice lo que ten¨ªa que hacer en una situaci¨®n dif¨ªcil. Pero me abruma la inmensa cantidad de h¨¦roes que est¨¢n apareciendo durante la peste. Espero que no empiecen a incluir en esa categor¨ªa sublime a los pol¨ªticos, gente que se insulta e interpreta pat¨¦ticamente su miserable y siempre previsible discurso actoral.

Y vale, es l¨®gico aplicar esa heroicidad a la clase m¨¦dica y sanitaria. Su labor es tan dura como arriesgada. Pero imagino que habr¨¢ de todo entre ellos. Que igualmente existir¨¢ una apreciable cantidad en su gremio en posesi¨®n de la baja m¨¦dica desde que apareci¨® el monstruo. Con razones imaginarias o tan humanas como el miedo, el escaqueo de tus obligaciones, la comodidad. Y comprendes el agotamiento f¨ªsico y mental de los que siguen en el frente de batalla. Pero que no se apunten a las reivindicaciones y al homenaje los oportunistas, los cobardes, los apologistas del ¡°tonto el ¨²ltimo¡± y del ¡°s¨¢lvese quien pueda¡±.

Inmerso en el tema de la heroicidad me sorprende lo que cuenta el historiador Max Hastings, al que entrevista Jacinto Ant¨®n en este peri¨®dico, sobre esos seres proteicos que lograron haza?as en las guerras. Asegura que son mala compa?¨ªa en el campo de batalla y tampoco son muy buenos en la paz, ya que no suelen ser personas sensibles ni sensatas. A Nadal le debe resultar muy cansino que todo dios le califique de h¨¦roe. Yo creo que este deportista portentoso, ante todo, se comporta como una buena persona. El mago Iniesta tambi¨¦n era as¨ª de cre¨ªble. Nadal confiesa no tener la exclusiva preocupaci¨®n de ser el mejor. Se alegra de su ¨²ltimo triunfo en Roland Garros y se confiesa un privilegiado, pero a?ade que le gustar¨ªa que su victoria sirviera para donar un poco de ilusi¨®n y alegr¨ªa a la gente que lo est¨¢ pasando fatal. Siempre me creo a este t¨ªo. Me parece, de verdad, un ganador mod¨¦lico.