La junta de los imitadores en jefe: c¨®mo ¡®Saturday Night Live¡¯ se convirti¨® en una instituci¨®n estadounidense
Robustecido por sus parodias de Donald Trump, el veterano programa escribe este mes el primer borrador de la historia de unos comicios de EE UU en directo
¡°Se?oras y se?ores, el presidente de Estados Unidos¡±, anuncia la voz en off. Suena Hail to the Chief, esa marcha que acompa?a al l¨ªder de la primera econom¨ªa mundial cuando entra en una estancia. Hay un atril y una bandera con sus barras y estrellas. Pero quien entra en antena, en directo este s¨¢bado de 1975, no es el presidente Gerald Ford. El hombre en pantalla ni siquiera intentaba parecerse a ¨¦l. Es alguien que se tropieza c¨®micamente con el escenario, y de hecho acaba enredado en la bandera de EE UU. Por fin llega al atril. Le recibe un r¨®tulo superpuesto: ¡°Este no es el presidente. Pero cree que lo es¡±.
El actor Chevy Chase estrenaba as¨ª su imitaci¨®n en jefe en un biso?o Saturday Night Live (SNL), el programa de sketches c¨®micos hechos en directo que, tras 45 a?os en antena, semana tras semana, siempre los s¨¢bados, se ha convertido en una instituci¨®n estadounidense. Ford se hab¨ªa ca¨ªdo por las escaleras del Air Force One al llegar a Austria y eso hab¨ªa inspirado aquella parodia que pasar¨ªa a la historia. Han pasado 12 elecciones desde entonces, y mucho ha cambiado, tanto en pol¨ªtica como en televisi¨®n. Pero el programa sigue escribiendo, a su manera, el primer borrador de la historia estadounidense.
Saturday Night Live ¡ªque este s¨¢bado regresa a Movistar CineDoc&Roll¡ª tiene esta temporada electoral a dos veteranos imitando a los candidatos: a un lado, Alec Baldwin reincide en el papel de Donald Trump y, al otro, Jim Carrey se estrena como el dem¨®crata Joe Biden. La cantera del humor que descubri¨® al hoy solicitad¨ªsimo Will Ferrell (El reportero) con su imitaci¨®n a George W. Bush a principios de siglo, ahora se echa a un lado en favor de estrellas mundialmente famosas que buscan la viralidad en Internet. La relevancia se ha vuelto m¨¢s dif¨ªcil de capturar en un panorama donde las estrellas m¨¢s punteras, como Dwayne Johnson o Taylor Swift, crean sus propios v¨ªdeos de apoyo con millones de me gusta.
¡°SNL tuvo el monopolio de este tipo de contenido, pero ahora lucha en redes sociales sin horario y contra todo tipo de humor pol¨ªtico. El programa tiene menos incentivos para desarrollar personajes y nuevas voces. Hay mucho m¨¢s empe?o en crear algo inmediatamente reconocible para los internautas que no ven el programa semanalmente ni entero¡±, explica a EL PA?S Matt Sienkiewicz, jefe de la c¨¢tedra de Comunicaci¨®n del Boston College y coautor del libro Saturday Night Live & American TV.
Biden, dem¨®crata de carrera y s¨ªmbolo del triunfo del establishment del partido, es buen ejemplo de esta evoluci¨®n. Su personaje est¨¢ presente desde 1991. Entonces fue el veterano del programa Kevin Nealon quien se puso en la piel del entonces senador que dirig¨ªa el comit¨¦ para entrevistar a Anita Hill, la mujer que acus¨® de abusos al candidato a juez del Tribunal Supremo Clarence Thomas.
La presencia del pol¨ªtico en SNL se volvi¨® m¨¢s constante desde 2007, gracias a su candidatura en las primarias dem¨®cratas, y a ser nombrado vicepresidente de Barack Obama. Entonces la imitaci¨®n de Jason Sudeikis (Ted Lasso) sirvi¨® para colocar a alguien f¨¢cilmente parodiable junto a un presidente dif¨ªcil de satirizar. Igual que con Ford, la suya no era una copia del original, pero constru¨ªa un car¨¢cter propio, torpe, y, por tanto, adorable. Ese carisma hab¨ªa triunfado tambi¨¦n con Bush padre e hijo. Este ¨²ltimo incluso invitaba a su imitador, Dana Carvey, a participar en eventos conjuntos; sus personalidades acabaron mezcl¨¢ndose en la huella cultural.
En las primarias de 2019, Biden tuvo el rostro de Woody Harrelson. Pero los titulares solo llegaron cuando, hace unas semanas, se anunci¨® que ser¨ªa Jim Carrey quien le encarnar¨ªa a partir de ahora. Cuando el Biden real anunci¨® a Kamala Harris como su candidata a la vicepresidencia, su imitadora m¨¢s evidente dado al parecido f¨ªsico, Maya Rudolph, se convirti¨® en trending topic en Twitter. Rudolph fue anunciada como imitadora oficial al poco. ¡°La situaci¨®n medi¨¢tica motiv¨® esta elecci¨®n. Si SNL confiara en que el p¨²blico iba a ver el episodio, preferir¨ªan una estrella en ciernes y una perspectiva humor¨ªstica rompedora. Pero como la mayor¨ªa ve los v¨ªdeos en Internet, es necesario atraer a los m¨¢s impacientes. Carrey es una elecci¨®n segura y poco original. Lo mismo que Biden como candidato. Funciona en lo instant¨¢neo para atraer a un grupo, pero a la larga es una oportunidad perdida para las ideas¡±, analiza Sienkiewicz.
SNL mantiene su relevancia medi¨¢tica, aunque la ansiada influencia en la carrera presidencial es algo m¨¢s abstracto. En 2008, los analistas pol¨ªticos volvieron a plante¨¢rsela cuando Tina Fey, haciendo de la candidata Republicana a vicepresidenta Sarah Palin, recuper¨® la audiencia perdida. Una de las frases m¨¢s c¨¦lebres que se le achacan a Palin, cuando supuestamente le preguntaron por pol¨ªtica exterior y contest¨®: ¡°desde mi casa puedo ver Rusia¡±, es en realidad invenci¨®n de Fey. La humorista siempre respondi¨® as¨¦ptica a quienes concluyeron que hab¨ªa cambiado el devenir de las elecciones: ¡°No creo que mi trabajo convenza a la gente, simplemente arroja luz sobre el personaje. Les ayudas a articular algo que ya piensan de la persona¡±. Aun as¨ª, la candidata se dej¨® llevar por la ola y apareci¨® un s¨¢bado frente a su imitadora (tambi¨¦n en 1976 Ford hab¨ªa invitado al elenco al despacho oval).
It¡¯s the first Presidential debate of 2020. Pretty fun to watch, as long as you don¡¯t live in America.
Posted by Saturday Night Live on Sunday, October 4, 2020
¡°Posiblemente el efecto de Saturday Night Live es limitado. Los medios est¨¢n hoy segmentados y es dif¨ªcil captar mentes dispuestas a cambiar. Lo que s¨ª logra es construir un discurso subconsciente que marca la imagen y discurso del candidato. El Trump de Baldwin es parte de un puzle que refleja c¨®mo es percibido el presidente, sobre todo entre sus cr¨ªticos¡±. Y no es el primero. Aquel Bush era conocido por el latiguillo c¨®mico strategery (como un ni?o pronunciar¨ªa la palabra estrategia en ingl¨¦s), y en 2017, el expresidente real reconoc¨ªa que ya no se acordaba si fue invenci¨®n suya o del programa. Los asesores de Al Gore le recomendaron ver los debates sat¨ªricos para entender lo que hac¨ªa mal. Ahora, Maya Rudolph presenta su imitaci¨®n de Harris con voluntad de influir en la realidad: ¡°Es mi labor civil. Debo hacer lo que sea para lograr que gane¡±, ha dicho.
Los presidentes siempre respond¨ªan con talante de cara a la galer¨ªa. Al menos hasta Baldwin y Trump. ¡°Se ha vuelto mezquino, y no tiene gracia¡±. ¡°Deber¨ªa ir a los juzgados. ?Es esto legal? Solo difaman¡±, tuiteaba en 2017. Cada comentario disparaba la audiencia de la vaca sagrada de la comedia, que logr¨® sus mejores datos en 22 a?os (desde el juicio a O. J. Simpson). Los sketches luchaban por superar el surrealismo de la realidad y cada vez eran m¨¢s feroces contra su gabinete. Quiz¨¢s tambi¨¦n buscaran compensar la promoci¨®n que le regalaron cuando, en noviembre de 2015, dieron al magnate el codiciado puesto de presentador semanal: ¡°Llevan a?os enmend¨¢ndolo. Hay cierto sentimiento de culpa al normalizar la marca Trump en un espacio relevante, y lo aprovechan para atraer espectadores j¨®venes y liberales¡±, apunta Sienkiewicz.
A Ford tambi¨¦n le molest¨® la imitaci¨®n torpona que hac¨ªa Chase de su persona: ¡°Las noticias me dol¨ªan¡ pero era m¨¢s da?ino el uso que hac¨ªan Johnny Carson y Chevy Chase de mis tropiezos. Sus bromas crearon la percepci¨®n de que era torpe. Y eso no era gracioso¡±, recordaba en su biograf¨ªa. Tuviera influencia SNL o no, las urnas no lo apoyaron. Pero Trump hace tiempo que fij¨® otras dianas, y Baldwin, que lo ha imitado en m¨¢s de 30 ocasiones (superando a Darrell Hammond, legendario como Trump, Bill Clinton y Gore), est¨¢ cansado: ¡°No quiero hacerlo. Creo que la s¨¢tira ya no le causa nada bueno ni malo y Trump ama la atenci¨®n. A veces en el camerino espero que llegue un meteorito y me mate¡±.
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