James Comey: ¡°Trump tiene el trato de un jefe mafioso. Hablar con ¨¦l me record¨® a la Cosa Nostra¡±
El director del FBI que perdi¨® su trabajo por no jurarle lealtad a presidente de EE UU traslada su historia a una miniserie, ¡®La ley de Comey¡¯
?C¨®mo se vive en la piel de uno de los seres m¨¢s odiados en Estados Unidos desde las pasadas elecciones? Esa es la propuesta que hace La ley de Comey a sus espectadores y no habla de Donald Trump (aunque el presidente de EE UU es parte de la historia). La miniserie que hoy estrena Movistar + se centra en James Comey, quien fue director del FBI nombrado en su cargo por el entonces presidente Obama y despedido por Trump un a?o despu¨¦s de llegar al poder. Un hombre al que muchos, inclu¨ªda Hilary Clinton, culpan todav¨ªa hoy de la debacle electoral del 2016, por reabrir repentinamente la investigaci¨®n contra ella por posible uso indebido de su correo electr¨®nico. Eso a solo 11 d¨ªas de la cita electoral. Volvi¨® a cerrar el caso sin encontrar pruebas incriminatorias, dejando en segundo plano la supuesta interferencia rusa en los comicios estadounidenses y sirvi¨¦ndole la victoria a Trump, su futuro n¨¦mesis, en bandeja de plata.
¡°Espero no sonar arrogante, pero sabiendo lo que sab¨ªa entonces, seguir¨ªa tomando las mismas decisiones¡±, dice en una entrevista en Los ?ngeles con EL PA?S, manteniendo la cara de p¨®ker que da una carrera en la principal agencia de investigaci¨®n criminal del Departamento de Justicia de Estados Unidos. No hay una gota de arrepentimiento en sus palabras. ¡°Estaba entre la espada y la pared. Las normas hab¨ªan entrado en conflicto unas con otras. Nunca quise influir en las elecciones, pero tampoco quise mentir al Congreso ni al pueblo de los Estados Unidos¡±, explica en persona, como ya lo hizo en su libro, A Higher Loyalty, volumen publicado hace dos a?os y ¨¦xito de ventas en el que detall¨® no solo este momento de su carrera sino sus conversaciones posteriores con Donald Trump.
El libro tampoco es un mea culpa. Lo escribi¨® llevado por la necesidad de educar a sus lectores, informarles de lo que ocurri¨® para que no se repitiera. Ese fue tambi¨¦n el argumento con el que el guionista y realizador Billy Ray (Capit¨¢n Phillips) le convenci¨® para volver a la luz p¨²blica cuando lo que preferir¨ªa es pasar desapercibido. ¡°Me dijo, ¡®en el mundo editorial, si vendes un mill¨®n de libros, tienes un best seller. En televisi¨®n, con un mill¨®n de espectadores te cancelan la serie¡¯. Entre mis metas no est¨¢ la fama. Ni dedicarme a la pol¨ªtica. Escrib¨ª el libro para ser ¨²til, para llegar a una nueva generaci¨®n y mostrarles lo que puede ser un verdadero l¨ªder y lo que nuestras instituciones pueden ofrecer¡±, sopesa este hombre de 59 a?os a¨²n optimista con el sistema. Incluso tras haber trabajado con Trump. ¡°Nos ir¨¢ bien. Conozco el talante del pueblo americano, no solo del FBI, y saldremos de esta. Pero es muy importante elegir un nuevo presidente en noviembre¡±, dice con franqueza alguien que siempre se ha declarado apol¨ªtico y que mientras ocup¨® el cargo p¨²blico no emiti¨® su voto para, en su opini¨®n, mantener su imparcialidad. ¡°Joe Biden tiene que ser nuestro pr¨®ximo presidente y debe restaurar los valores de esta naci¨®n¡±, agrega.
Ray suele comparar la historia de La ley de Comey con la de Frankenstein. En su opini¨®n, el exdirector del FBI cre¨® el monstruo que ha ocupado los ¨²ltimos cuatro a?os la Casa Blanca. Un monstruo que acab¨® con su creador cuando este no le dio la lealtad que buscaba. ¡°Todav¨ªa lo paso mal cuando veo esa secuencia¡±, admite Comey en referencia a la conversaci¨®n privada que mantuvo con Trump y en la que el mandatario estadounidense le dej¨® claro que la separaci¨®n de poderes iba a ser una falacia en su gobierno. Una secuencia que vio rodar el ¨²nico d¨ªa que se acerc¨® al set en Toronto y donde el realismo de un Jeff Daniels capaz de darle la altura necesaria a este gigant¨®n (el Comey real mide m¨¢s de dos metros: Daniels tuvo que a usar calzas). Brendan Gleeson, que retrata sin gui?os ni parodias a Trump en todo su ego, le provoc¨® la n¨¢usea emocional. ¡°Ah¨ª estaba nuestra conversaci¨®n, palabra por palabra, la amenaza. Alguien capaz de cargarse todos los pilares sin aceptar responsabilidad alguna. A lo largo de mi carrera tuve contacto con el crimen organizado y su trato era el de un capo mafioso. Lo suyo no fue una conversaci¨®n, fue extorsi¨®n. Hablar con Trump me record¨® a la Cosa Nostra. Un abus¨®n, un bocazas de barraca, un mentiroso redomado¡±.
Un abus¨®n bien conectado. Esta producci¨®n de 40 millones de d¨®lares estuvo a punto de no ver la luz, o al menos no antes de las elecciones, un momento fundamental para todos los implicados en este intento de educar al electorado. La ¨²nica explicaci¨®n dada desde las alturas de ViacomCBS fue la de que no quer¨ªan cargar las tintas antes de las elecciones. Comey se siente satisfecho del resultado. ¡°Me ayuda la certeza de que todo esto pasar¨¢ y pronto volver¨¦ a ser otro americano grandote en el aeropuerto. A la larga, las buenas noticias superan los malos sue?os¡±.
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