Remontaje
Me agota el enfermizo af¨¢n de tantos directores por ofrecer nuevas versiones de pel¨ªculas que desde que fueron estrenadas permanecen llenas de hermosura en la memoria de los espectadores
Me agota el enfermizo af¨¢n de tantos directores de cine por ofrecer remontajes o nuevas versiones de pel¨ªculas que desde que fueron estrenadas permanecen llenas de hermosura en la memoria de los espectadores. Al parecer, lo que ve¨ªamos no respond¨ªa a la voluntad de sus creadores. Los productores siempre les impon¨ªan sus tontos y mezquinos criterios en el montaje. Pero los a?adidos cambios, la inclusi¨®n de secuencias que fueron desechadas, los distintos finales, a m¨ª no me aportan m¨¢s felicidad que la que sent¨ª cuando las vi por primera vez. Coppola, Ridley Scott y Peter Jackson dedican gran parte de su obsesiva existencia retocando a sus viejas y fascinantes criaturas. Y recuerdo aquella s¨²plica antigua y pragm¨¢tica que dec¨ªa: ¡°Virgencita, virgencita, que me quede como estoy¡±.
No me imagino a Vel¨¢zquez y a Van Gogh a?adiendo o restando elementos y detalles a sus obras maestras. Ni a Miles Davis ni a John Coltrane ofreciendo nuevas versiones de discos perfectos y geniales como Kind of Blue y A Love Supreme. Ni a Stendhal ni Melville d¨¢ndole la vuelta a cl¨¢sicos como Rojo y Negro y Moby Dick. Pero algunos cineastas son tan celosos de su arte y tan perfeccionistas que todo el rato nos repiten que aquellas maravillas que parieron nacieron tullidas.
Revisitando por infinita vez la turbadora, l¨ªrica y apasionante Blade Runner constato que en el ¨²ltimo montaje de su creador aparecen enigm¨¢ticos unicornios. Deduzco que eran absolutamente trascendentes en la historia, pero nunca les ech¨¦ de menos ni comprendo qu¨¦ significan. Me llega la edici¨®n definitiva que ha hecho Coppola de la tercera parte de El padrino. Espero que no haya quitado el grito ag¨®nico de Michael Corleone ante el asesinato de su hija en la ?pera de Palermo. El pintor Edvard Munch resucitar¨ªa para darle la bronca.
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