Una serie para el fin de semana: ¡®Gangs of London¡¯, nunca la acci¨®n televisiva brill¨® tanto
Heredera de ¡®Peaky Blinders¡¯, cuenta con algunas de las coreograf¨ªas m¨¢s trepidantes jam¨¢s hechas en la televisi¨®n, firmadas por Gareth Evans
La televisi¨®n es de los guionistas. Son sus estrellas, y los responsables de haber llevado las series hasta otro nivel dentro de la cultura audiovisual. Son quienes enganchan a millones de espectadores, crean los mejores di¨¢logos y dan forma a estructuras propias del medio (entre otros miles de cosas que pasan desapercibidas). Igual que el actor reina en el teatro o el director en cine, los guionistas con los due?os de las series. Aunque siempre hay excepciones. Como sucede con las pel¨ªculas de David Mamet o Aaron Sorkin, donde lo que brillan son las palabras, tambi¨¦n hay series interesantes por lo que cuenta la c¨¢mara. Una de las ¨²ltimas en demostrarlo es Gangs of London (en Starzplay).
Algunos directores de prestigio, incluso, se han mostrado cr¨ªticos con esta senda centrada en el guion narrativo de la ficci¨®n m¨¢s popular: ¡°Tengo la sensaci¨®n de que a la televisi¨®n le interesa menos el lenguaje visual que la idea de relato, en un sentido novelesco. Sigue siendo un poco esclava de la narraci¨®n: debes seguir una estructura, desarrollar arcos narrativos y mostrar bustos parlantes que hacen avanzar la trama¡±, dec¨ªa Luca Guadigno hace unos meses en una entrevista con EL PA?S mientras promocionaba We are who we are, otra de esas series cuya personalidad recae sobre los hombros del director. Como lo era Twin Peaks de David Lynch, o las a menudo olvidadas Quarry y Banshee, de Greg Yaitanes, director y showrunner, como se conoce en el argot a un autor-productor.
El nombre propio detr¨¢s de Gangs of London es Gareth Evans. Su argumento suena en la superficie como un drama sobre una familia de criminales brit¨¢nicos m¨¢s, heredera del cine de Guy Ritchie: cuando el patriarca del hampa de la capital brit¨¢nica es asesinado, se abre una guerra de bandas que amenaza con acabar el reinado de los Wallace. Aparece el heredero con dudas, la hermana avergonzada del negocio familiar, el polic¨ªa infiltrado (el actor Sope Dirisu es el gran descubrimiento), la madre dura de pelar (una brillante Michelle Fairley), el romance que no conviene y las bandas rivales llegadas de Europa del Este. Todo seg¨²n lo esperado. Sus hombres duros y siempre enfadados comparten tanto con Peaky Blinders que cuentan entre sus filas incluso con Joe Cole, uno de sus actores menos carism¨¢ticos (aunque aqu¨ª da un poco igual). Pero hay algo que la separa de las dem¨¢s: una direcci¨®n fren¨¦tica que se presenta como verdadera protagonista. Planos secuencia, giro de c¨¢mara imposibles y una acci¨®n marcada por su violencia y su cuidada coreograf¨ªa. Con influencias claras de la acci¨®n en el cine oriental, los actores se vuelven bailarines en un vals con la c¨¢mara sobre el asfalto de los lugares m¨¢s rec¨®nditos de Londres.
Evans, responsable de las adrenal¨ªnicas Redada asesina (en la que jugaba a adaptar en Occidente las artes marciales indonesias) o El ap¨®stol, solo dirige el primero, segundo y quinto cap¨ªtulos, aunque, acreditado como creador junto a Matt Flannery, imprime su estilo en el resto de la temporada. El quinto, en concreto, es la cumbre, un episodio autocontenido dedicado a narrar una b¨²squeda y captura que deja sin respiraci¨®n, el asalto de una casa como nunca se ha contado. Los dobles de acci¨®n y los creadores de las coreograf¨ªas acaban siendo los protagonistas de esta acci¨®n sin medida y sucia, en la que vemos sufrir y agotarse a cada personaje.
Ser¨ªa f¨¢cil decir que sin Gareth Evans en la direcci¨®n, Gangs of London habr¨ªa pasado sin pena ni gloria. La realidad es, sin embargo, que sin el cineasta, la serie ni siquiera tendr¨ªa sentido. Es su motivo de existir, y la raz¨®n para verla.
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