Aaron Sorkin: ¡°Ojal¨¢ las elecciones sean una tormenta que limpie el da?o hecho por Trump¡±
El guionista y director estrena ¡®El juicio de los 7 de Chicago¡¯, con claros ecos del presente. ¡°Si durante a?os te han asfixiado, c¨®mo no estar indignado¡±, asegura
En 2006 Steven Spielberg invit¨® a Aaron Sorkin a su casa y le propuso escribir un guion sobre las manifestaciones durante la convenci¨®n dem¨®crata de 1968 en Chicago, y el posterior juicio a sus supuestos cabecillas. ¡°?l iba a dirigir la pel¨ªcula¡±, cuenta Sorkin por tel¨¦fono, ¡°y me pregunt¨® si yo conoc¨ªa aquellos hechos. ¡®Por supuesto¡¯, le respond¨ª. En realidad, no ten¨ªa ni idea, y al salir de la reuni¨®n llam¨¦ corriendo a mi padre para que me explicara la historia¡±. Ese viaje de 14 a?os, interrumpido en numerosas ocasiones por problemas de presupuesto, huelga de guionistas en 2007 y pandemia actual incluida, llega a los cines en Espa?a titulado El juicio de los 7 de Chicago antes de su estreno en Netflix el 16 de octubre. El thriller pol¨ªtico planeado para estrenarse durante la primera campa?a electoral de Barack Obama irrumpe ahora en medio del enfrentamiento entre Donald Trump y Joe Biden, con un Sorkin muy enfadado con la situaci¨®n y con ganas de ayudar a derrotar al actual presidente: ¡°Solo me queda una raz¨®n para ser optimista con el futuro de mi pa¨ªs. Y es que en poco m¨¢s de un mes hay elecciones. La gente es consciente de la importancia de esta votaci¨®n. Ojal¨¢ sea una tormenta que limpie el da?o hecho por Trump, que el agua torrencial purifique Washington¡±.
El neoyorquino Sorkin no necesita mucha presentaci¨®n. A sus 59 a?os, hay pocos guionistas m¨¢s famosos que este escritor, que empez¨® en el teatro y sigue pensando constantemente en los escenarios. ¡°Por eso tiendo a que mis historias se desarrollen en espacios cerrados¡±, advierte entre risas. ¡°Me pone nervioso el exterior¡±, algo que ha tenido que superar en El juicio de los 7 de Chicago. Dramaturgo -¨¦l mismo adapt¨® su obra Algunos hombres buenos al cine-, entre sus guiones est¨¢n El presidente y miss Wade, La red social, Steve Jobs o Moneyball. Pero es en la televisi¨®n donde logr¨® la excelencia creando series como El ala oeste de la Casa Blanca (de donde le echaron / se fue tras acabar la cuarta temporada, entre otras razones por su adicci¨®n a las drogas), Studio 60 o The Newsroom. En 2017 debut¨® como director con Molly¡¯s Game, y esa pel¨ªcula le dio el argumento definitivo a Spielberg, que viendo que no llegaba a tiempo empuj¨® a Sorkin a que dirigiera El juicio de los 7 de Chicago.
El thriller traslada a la pantalla el proceso ama?ado a siete de los participantes en las manifestaciones contra la guerra de Vietnam frente a la convenci¨®n dem¨®crata de 1968. Nixon, que gan¨® aquella campa?a presidencial, quiso darles un castigo ejemplar y por eso la fiscal¨ªa retorci¨® todo el juicio. ¡°En la pel¨ªcula, un personaje asegura que no existen los juicios pol¨ªticos, pero ellos sufrieron uno¡±, explica Sorkin desde su oficina en Los ?ngeles. ¡°Hoy en Estados Unidos todo es pol¨ªtico. Todo acto, hecho o declaraci¨®n tienen una vertiente pol¨ªtica. Estamos atravesando por lo que las ciencias pol¨ªticas definen el peor periodo de la historia de mi pa¨ªs¡±, sentencia.
El mismo eco se escucha en otra frase del filme: ¡°Es imposible no estar enfadado¡±. El guionista as¨ª lo confirma: ¡°Si durante a?os te han asfixiado, c¨®mo no estar indignado¡±. Esa asfixia asesin¨® a George Floyd. ¡°Lo curioso es que yo en estos a?os no retoqu¨¦ el guion. Rodamos el pasado oto?o y de repente sentimos que la actualidad subrayaba la pertinencia del proyecto. En mayo mataron a Floyd, y las manifestaciones posteriores contra la violencia policial coincidieron con la posproducci¨®n. Protestar es necesario. No hay nada m¨¢s americano que protestar. Era el momento de El juicio de los 7 de Chicago¡±. De ah¨ª que Paramount vendiera la pel¨ªcula a Netflix: hab¨ªa que estrenar antes de las pr¨®ximas elecciones de noviembre.
?C¨®mo lo har¨ªa William Goldman?
Sorkin, tras bucear en los archivos, decidi¨® que quer¨ªa contar tres historias en la pantalla: ¡°La primera es, obviamente, el juicio y su manipulaci¨®n; la segunda es c¨®mo las manifestaciones se convirtieron en revueltas impulsadas por la guardia nacional en sus cargas contra los protestantes, y la tercera es m¨¢s personal: la tensi¨®n entre Tom Hayden -l¨ªder de los estudiantes contra la guerra, y a?os m¨¢s tarde senador californiano- y Abbie Hoffman -l¨ªder de los yippies, miembros del Partido Internacional de la Juventud-, dos personas que estando en el mismo lado y queriendo lo mismo piensan lo opuesto al otro¡±. Como admirador incondicional de William Goldman, uno de los m¨¢s grandes escritores de la historia del cine, Sorkin siempre se plantea: ?c¨®mo lo har¨ªa Goldman? Y m¨¢s en un thriller pol¨ªtico, habiendo escrito Goldman Todos los hombres del presidente. ¡°Para nosotros, los guionistas, era el decano. Por suerte, le conoc¨ª y aprend¨ª de sus consejos. Sab¨ªa explicar de manera clara en el cine relaciones y problemas complejos¡±.
Pregunta. Cada cuatro a?os, coincidiendo con la campa?a presidencial en EE UU, reviso El ala oeste de la Casa Blanca. ?No tiene la sensaci¨®n de que est¨¢ aumentado la brecha entre lo narrado en su serie y la realidad, que El ala oeste va a parecer una obra de ciencia ficci¨®n?
Respuesta. S¨ª, porque est¨¢ desapareciendo la decencia. Y no quiero hablar desde una perspectiva ideol¨®gica, sino que vivimos en un tiempo en que efectivamente llevas raz¨®n. Hemos permitido y ensalzado la falta de integridad, la ausencia de coraje... Demasiados l¨ªderes le dan la espalda a la decencia. Mucha gente te dice eso de que todos los pol¨ªticos mienten en alg¨²n momento, que los dos partidos son las dos caras de una misma moneda. No, solo hay una cara, la de la decencia. El resto... A veces oigo cosas desde el Gobierno que, sencillamente, parece incre¨ªble no que se digan, sino siquiera que se piensen.
A Sorkin siempre le han interesado los protagonistas h¨¦roes. Con sus dobleces y problemas, pero el guionista ha rehuido poner como l¨ªder de sus ficciones a personajes maquiav¨¦licos, incluidas sus tramas con pol¨ªticos. ¡°Es que prefiero imagin¨¢rmelos como personas que hacen lo que tienen que hacer, arriesgando¡±. ?Al estilo Frank Capra? ¡°No s¨¦ yo si a Capra le har¨ªa gracia esta comparaci¨®n [r¨ªe]. Me gustan estos h¨¦roes sin superpoderes, gente como nosotros, que no podemos esperar a que llegue Superman volando a salvarnos. Gente humana, como el espectador, alguien que se est¨¦ jugando su estatus quo por hacer lo correcto¡±.
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