El lado turbio del ¡®showtime¡¯ de Magic Johnson y los Lakers
HBO Max estrena la serie ¡®Tiempo de victoria: la dinast¨ªa de los Lakers¡¯, centrada en la temporada de la NBA 1979-1980, cuando la liga de baloncesto vivi¨® una revoluci¨®n liderada por el equipo de Los ?ngeles
Detr¨¢s de cada sonrisa de Earvin Magic Johnson hab¨ªa una pu?alada trapera. Cada sky hook (tiro de gancho que ¨¦l ejecutaba a la perfecci¨®n) de Kareem Abdul-Jabbar escond¨ªa una pelea de gallos. Y cada movimiento de esos Los Angeles Lakers de los a?os ochenta provoc¨® una convulsi¨®n en la NBA que solo tuvo una r¨¦plica parecida con la llegada, a?os despu¨¦s, de Michael Jordan a la liga de baloncesto. Aquella temporada 1979-1980 el baloncesto, y en extensi¨®n los deportes profesionales estadounidenses, dio un salto gigantesco: en concepci¨®n, en venta del espect¨¢culo al p¨²blico y en estrellas. Fue la primera vez de muchas cosas, un momento hist¨®rico del que HBO Max levanta acta audiovisual en Tiempo de victoria: la dinast¨ªa de los Lakers, serie de 10 episodios (de los que la prensa ha visto ocho), y que se enfanga en sexo, fiestas, drogas, diversi¨®n, rivalidades y, por suerte y tambi¨¦n, baloncesto.
Aunque los creadores de la serie son Max Borenstein y Jim Hecht, entre sus impulsores est¨¢ Adam McKay (El vicio del poder, La gran apuesta, No mires arriba), que participa como productor ejecutivo y director del primer episodio. Su estilo encaja con el tono de la serie: se mezclan im¨¢genes ficcionadas con reales, el histrionismo de los protagonistas bebe del de anteriores personajes de McKay y casi todos ellos hablan directamente a c¨¢mara, subrayando la importancia o la necedad del instante. Tiempo de victoria: la dinast¨ªa de los Lakers hace espect¨¢culo de unos meses que ya de por s¨ª dieron suficiente espect¨¢culo. Y de paso logra que quien no sepa de baloncesto tambi¨¦n disfrute de la trama, al estilo de Halt and Catch Fire, que ahondaba en la relaci¨®n emocional entre cuatro personas m¨¢s all¨¢ de ser una serie sobre inform¨¢tica, ordenadores e internet.
En 1979 arranc¨® una era en el deporte estadounidense. Fue el a?o en que un turbio empresario inmobiliario, el doctor ¡ªen qu¨ªmica, algo que repet¨ªa con orgullo¡ª Jerry Buss compr¨® los Lakers, una franquicia de la NBA que no acababa de exprimir todo su potencial. En la compraventa tambi¨¦n entraron el equipo de hockey de la ciudad, el Forum (m¨ªtico estadio asentado en Inglewood, uno de los peores barrios angelinos) y el edificio Chrysler en Nueva York. Pero Buss ¡ªal que da vida de forma brillante John C. Reilly, alternando sus facetas de payaso y triste ga?¨¢n con la de profeta y l¨ªder¡ª ansiaba los Lakers.
En aquel tiempo el equipo solo jugaban de una manera: saque de fondo, avance hasta la canasta contraria y pase a Abdul-Jabbar, el gran p¨ªvot de la ¨¦poca, para que anotara. Dirigidos por el entrenador Jerry West ¡ªfigura legendaria del baloncesto, su silueta es la que conforma el logo de la NBA¡ª, el equipo carec¨ªa de gracia. Justo en la ciudad del cine, del espect¨¢culo, del showbusiness. Buss decidi¨® quitarse de en medio a West e impulsar la elecci¨®n en el draft (sorteo en el que entran los mejores jugadores universitarios) de Earvin Magic Johnson, un jugador de 2,06 metros capaz de jugar en cualquier posici¨®n y de ritmo diab¨®lico... pero que el equipo de entrenadores de los Lakers cre¨ªa que no encajar¨ªa en su esquema. En esa temporada est¨¢ ambientada la serie, basada en el libro Showtime: Magic, Kareem, Riley, and the Los Angeles Lakers Dynasty of the 1980s, de Jeff Pearlman, del que han aprovechado los primeros cinco cap¨ªtulos, los centrados en la temporada 1979-1980 (de ah¨ª que pueda haber m¨¢s entregas de Tiempo de victoria, como se intuye en su primera secuencia, en la que Magic Johnson descubre, lustros despu¨¦s, que ha contra¨ªdo el VIH).
Fue el primer a?o de Buss, el primero de Johnson, el primero del showtime (el juego de los Lakers basado en el espect¨¢culo a velocidad vertiginosa), el primer a?o en que empezaron las emisiones de la cadena ESPN ¡ªque ayud¨® a vender el deporte como diversi¨®n televisiva¡ª, el primero con cheerleaders en Los ?ngeles (lideradas por la core¨®grafa Paula Abdul), el de la vuelta de los famosos, como Jack Nicholson, a la primera fila de asientos de la cancha, el de la inauguraci¨®n de un club privado para las estrellas dentro del Forum, y tambi¨¦n el primero de Larry Bird, el antagonista perfecto de Magic. Si uno era afroamericano, el otro era cauc¨¢sico. Si uno proced¨ªa de un ambiente urbano, el otro era la quintaesencia de la Am¨¦rica agr¨ªcola. Si el uno era todo sonrisas, el otro viv¨ªa en la introspecci¨®n. Si uno acab¨® en los Lakers, el otro hab¨ªa sido elegido un a?o antes (pero decidi¨® quedarse un curso m¨¢s en la universidad) por los Boston Celtics. Si uno era la cara amable, el otro devino en tipo malhumorado. La producci¨®n de HBO saca petr¨®leo de aquel duelo. Con el tiempo su relaci¨®n mejor¨® y el semblante avinagrado de Bird se suaviz¨®.
Series sobre l¨ªderes mesi¨¢nicos
Tiempo de victoria podr¨ªa considerarse parte de la corriente actual de series centradas en llamativos fen¨®menos empresariales con l¨ªderes mesi¨¢nicos dignos de estudio como Super Pumped o The Dropout. A favor de Buss hay que decir que aunque era un trilero, pose¨ªa una mina de oro. Solo algunos pocos, como David Stern (que con el tiempo se convirti¨® en comisionado de la NBA, y por tanto el mandam¨¢s de la liga), entendieron que ese era el camino a seguir para incrementar el negocio. La serie no escatima en drogas, batallas de egos ¡ªlos iniciales choques entre Abdul-Jabbar, un hombre religioso, amante del jazz y con un marcado cariz pol¨ªtico, y Johnson, que no sab¨ªa c¨®mo gan¨¢rselo para su causa, est¨¢n ilustrados de manera muy divertida¡ª y sexo. Magic Johnson, que est¨¢ involucrado en un documental sobre su carrera que se estrenar¨¢ en abril en Apple TV +, ha asegurado que no ver¨¢ Tiempo de victoria, que subraya su facilidad, como la de la mayor parte de los jugadores de la ¨¦poca, para acostarse con cualquier mujer que se cruzara en su camino. Quienes descubrieran como adolescentes la NBA en los ochenta recordar¨¢n una entrevista en la revista Gigantes del basket en la que el periodista remataba el texto con la despedida de la charla de Johnson rodeado de mujeres.
Y finalmente, Tiempo de victoria (y el libro en el que se basa) hace justicia al creador del showtime, aquel ¡°coge el rebote y corre hacia la canasta contraria, y si adem¨¢s lo haces bonito, mejor¡±. Pat Riley (estupendo Adrien Brody), que se qued¨® con la etiqueta al entrenar al equipo en sus triunfos hist¨®ricos en los ochenta, en realidad hered¨® aquel estilo. Buss, tras tantear a otros entrenadores, contrat¨® a Jack McKinney, preparador universitario que dise?¨® el juego ofensivo. Pero en noviembre de 1979, mientras montaba en bicicleta, y con los Lakers en la liga con un balance de nueve victorias y cuatro derrotas, un coche arroll¨® a McKinney. Le sustituy¨® su asistente, el timorato Paul Westhead (Jason Segel construye perfectamente a ese hombre ahogado en dudas), que estaba en el cargo por su absoluta fidelidad a McKinney. Riley, que entonces iniciaba una carrera como comentarista deportivo, ayud¨® a Westhead, le empoder¨® ante McKinney y Buss, y se convirti¨® en entrenador ayudante con maneras casi de preparador principal.
Con todo, los protagonistas de Tiempo de victoria son Buss y Johnson. El creador del espect¨¢culo en la sombra y el acaparador de los focos. Nunca ha vuelto a haber una temporada en la NBA como la 1979-1980 (la narrada en el documental The Last Dance, sobre Michael Jordan, casi le alcanza), en la que concurrieron tantos accidentes, incidentes, lesiones, decisiones arriesgadas y giros de guion, y que acab¨® con un final feliz, al menos para los seguidores de los Lakers. El equipo gan¨® la final ante los Philadelphia Sixers de Julius Erving en el sexto partido, en el que Johnson jug¨® de p¨ªvot por una lesi¨®n de Abdul-Jabbar y meti¨® 42 puntos, 15 rebotes y reparti¨® 7 asistencias. Un happy end de manual de guionista.
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