Resines o la masculinidad a los setenta

¡±Las dos palabras m¨¢s bellas de nuestro idioma no son ¡®te quiero¡¯, sino ¡®es benigno¡±. Lo dec¨ªa el personaje de Woody Allen en Desmontando a Harry. Es ley de vida llegar al momento en que piensas as¨ª. Hay una edad en la que amigos y parientes de tu generaci¨®n se emparejan y tienen hijos; otra en que se divorcian o tienen c¨¢ncer; alg¨²n d¨ªa empiezas a frecuentar entierros y funerales de aquellos con los que creciste.

Ahora que salen tantas producciones audiovisuales para adolescentes, escasean las que abordan los problemas de los hombres de setenta para arriba. Problemas para asumir la vejez, para abrirse a los dem¨¢s, para no convertirse en gru?ones. Paolo Sorrentino lo hizo con buena nota en su filme La juventud, con Michael Caine y Harvey Keitel; tambi¨¦n estaba lograda la serie El m¨¦todo Kominsky, con unos cascarrabias Michael Douglas y Alan Arkin. (Sobre mujeres mayores tampoco se hace demasiado, aunque abrieran fuego Las chicas de oro).

Cuando termin¨® el rodaje de Sentimos las molestias, Antonio Resines fue hospitalizado por covid, y pas¨® a la UCI, y estuvo en coma, y tuvo alucinaciones, y todav¨ªa arrastra secuelas, por las que se mueve con muletas. Sufri¨® en sus carnes esa fragilidad de la que habla la nueva serie de Movistar Plus+. Resines y Miguel Rell¨¢n protagonizan una comedia ir¨®nica y amarga sobre lo que implica hacerse viejo. Resines es un engre¨ªdo y prestigioso director de orquesta (como Caine en La juventud); Rell¨¢n es un viejo rockero, m¨¢s afable y hedonista, que sue?a con reunir a su banda aunque est¨¦ pasada de moda.

Son diferentes, pero amigos de toda la vida, y comparten la rebeld¨ªa contra la etiqueta de anciano; cuando oyen hablar de gente mayor no se dan por aludidos. Comparten tambi¨¦n dificultades para rehacer su vida, uno tras irse de casa su mujer, el otro presionado por la abogada del casero para dejar su piso; ambos con la salud delicada, cada uno cuida del otro. El personaje de Rell¨¢n es del perfil que hoy abunda en la gente m¨¢s que madura, que viste igual que en sus a?os golfos y aspira a repetir esas correr¨ªas en cuanto tiene ocasi¨®n. El de Resines es un se?or m¨¢s a la antigua, que disimula su lado vulnerable, necesitado de un afecto que le cuesta encontrar.

Sentimos las molestias, miniserie de seis cap¨ªtulos de menos de media hora, es una creaci¨®n de los directores de Verg¨¹enza, Juan Cavestany y ?lvaro Fern¨¢ndez-Armero. Verg¨¹enza ten¨ªa un humor m¨¢s salvaje y arrancaba m¨¢s carcajadas; este es un guion m¨¢s sereno y reflexivo. Arranca lento y va ganando inter¨¦s seg¨²n avanzan los cap¨ªtulos, van ocurriendo cosas y se siente m¨¢s ternura por estos tipos que tienen m¨¢s pasado que futuro.

Est¨¢n todos los temas que preocupan a los setentones: el miedo a quedarte solo, a acabar en una residencia, el infarto, el c¨¢ncer, la eutanasia. Y el intento de seguir pareciendo joven, y el deseo sexual y la Viagra. Y lo que cuesta agacharse para recoger las cacas del perro. Hay una reflexi¨®n tambi¨¦n sobre la masculinidad en esa generaci¨®n, que fue muy avanzada comparada con la anterior, pero no tanto mirando a las siguientes.

B¨²squeda de pareja

La trama juega, claro, con los choques de valores entre generaciones. El papel de Rell¨¢n lleva con incomodidad haberse convertido en bisabuelo (como Mick Jagger, no para de repetir). Se cree muy moderno, pero le cuesta adaptarse a la idea de que lo que tiene es une bisniete, porque su madre no quiere asignarle un g¨¦nero hasta que lo elija ¨¦l, ella o elle. ¡°?Pero tiene pilila?¡±, pregunta sin obtener respuesta.

En esta sociedad envejecida y con tantos divorciados, es muy oportuno el retrato sobre la b¨²squeda de pareja pasados los setenta: ambos lo intentar¨¢n con mujeres m¨¢s j¨®venes, ante las que se mostrar¨¢n torpes. Y m¨¢s les vale ir con cuidado, porque en tiempos del Me Too el cortejo puede rayar con el acoso. Un asunto clave ¡ªlo era en El m¨¦todo Kominsky¡ª son las carencias emocionales de esa generaci¨®n que vivi¨® la revoluci¨®n sexual, pero choca con barreras para expresar el afecto.

Un respeto a los septuagenarios. Ah¨ª sigue Mick Jagger, el bisabuelo que llena estadios con lo que queda de los Stones. Nuestra sociedad no disfrutar¨ªa de las libertades y comodidades existentes sin los que empujaron antes. Y la esperanza de vida lleva d¨¦cadas al alza; volver¨¢ a repuntar, ahora que remite la pandemia y la medicina da pasos adelante. A los setenta, pueden quedarte f¨¢cilmente dos d¨¦cadas o m¨¢s por delante. Lo duro es asumir que nada ir¨¢ a mejor. Que cada paso ser¨¢ seguramente hacia atr¨¢s. Y que eso empez¨® mucho antes, quiz¨¢s el primer d¨ªa que en la calle te hablaron de usted. Lo que molesta mucho a Resines y Rell¨¢n. No son los ¨²nicos.

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