Nacho Cano y Ayuso en lo alto de la pir¨¢mide
Ignoro qu¨¦ se han jugado la presidenta y el m¨²sico en un juego en el que uno ha ganado una medalla y un espect¨¢culo en Ifema, y la otra, una mayor¨ªa parlamentaria de las que ya no se estilan
Tuve un profesor que nos preguntaba si hab¨ªamos vivido un amor como el de Trist¨¢n e Isolda. Alguien t¨ªmido levantaba la mano y musitaba que s¨ª. ¡°?Mentira!¡±, bramaba el profesor: ¡°Si conocierais esa clase de amor, no estar¨ªais aqu¨ª, aguant¨¢ndome y tomando apuntes. Est¨¢is aqu¨ª, mediocres sin remedio, porque no ten¨¦is ni idea de lo que es amar y ser amado¡±. Despu¨¦s de ese suspenso categ¨®rico, ya no importaba la nota del examen. Muchos alumnos se enfadaban por lo que cre¨ªan un insulto, pero yo le daba la raz¨®n: si me quisiera una Isolda, estar¨ªa en mi castillo bret¨®n oteando el horizonte, pendiente de la arboladura de su barco, y no escuchando las jeremiadas de un fil¨®sofo frustrado contra un aula de universitarios desarmados.
Desde entonces, admiro mucho a quienes viven sus pasiones a gritos, como Nacho Cano. El viejo mecanero proclam¨® a los vientos de Antena 3 este jueves, con Trancas y Barrancas de testigos, su amor por Isabel D¨ªaz Ayuso. Quiz¨¢ no sea un amor de pareja ni er¨®tico, pero tiene tanta fuerza wagneriana como la pir¨¢mide maya que se ha empe?ado en construir: ¡°?Se la juega por m¨ª y yo no me la voy a jugar por ella, aunque sea un poquito?¡±, se pregunt¨® ante unos peluches arrobados, como si escuchasen el aria O diese Sonne, del tercer acto de la ¨®pera de Wagner.
Ignoro qu¨¦ se han jugado Cano y Ayuso en un juego en el que uno ha ganado una medalla y un espect¨¢culo en Ifema, y la otra, una mayor¨ªa parlamentaria de las que ya no se estilan. Si el sacramento del matrimonio exige fidelidad en la pobreza y en la riqueza, estos c¨®nyuges solo han conocido la segunda. Aunque la verdadera prueba de amor est¨¢ en la primera, ojal¨¢ no la sufran nunca y no se caigan de la punta de la pir¨¢mide.
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