¡®Sin l¨ªmites¡¯: Los vikingos no peinaban tup¨¦
La serie que reconstruye la primera vuelta al mundo provoca la pol¨¦mica entre los amantes de la historia y los del cine
Dicen que el infierno est¨¢ empedrado de buenas intenciones, la serie Sin l¨ªmites (Amazon Prime Video), que relata la primera vuelta al mundo de la historia, tambi¨¦n. Ni el legendario Einar Lodbrok, interpretado magistralmente por Kirk Douglas en Vikingos (1958), peinaba tup¨¦, sino gre?as, ni el capit¨¢n Jack Aubrey, comandante del Surprise, se parec¨ªa ¨Dera m¨¢s bien regord¨ªo¨D al entonces esbelto y apol¨ªneo Russell Crowe en Master and Commander (2003). Sin embargo, eso no evita que sus figuras hayan pasado, como tantas otras, al imaginario colectivo como las de dos apuestos y valientes l¨ªderes que luchan por un ideal.
La imagen que de la expedici¨®n de Magallanes-Elcano ofrece la miniserie espa?ola navega lejos de la realidad ¨Del emperador Carlos I sentado en el trono en una d¨¢rsena sevillana esperando a que salgan los h¨¦roes que van a dar la vuelta al Globo recuerda a la loca Rebeca de El muelle de San Blas de Man¨¢¨D, pero tambi¨¦n es cierto que Drake no sigui¨® jugando tranquilamente a los bolos, hasta terminar la partida, mientras la Gran Armada de Felipe II estaba a tiro de piedra de las costas inglesas. Sin embargo, ese es el potente retrato que el Reino Unido ha transmitido a todo el mundo durante siglos para demostrar su supuesta superioridad moral, militar o religiosa. La reina Isabel tampoco se acerc¨® a las orillas de Tilbury, antes de la batalla naval, exhortando al pirata a lograr la victoria, como asegur¨® el poeta James Aske, en Isabel triunfante. Y muchos ¨Dla mayor¨ªa¨D han aceptado estas falsedades. El que de verdad sigui¨® oyendo misa cuando los campanarios de las iglesias no cesaban de doblar avisando de que ya eran visibles en el horizonte las naves inglesas que iban a atacar A Coru?a en 1589 fue el gobernador de la ciudad, Juan Pacheco y Osorio, marqu¨¦s de Cerralbo, pero eso no lo hemos sabido contar.
Los expertos y los divulgadores cient¨ªficos se muestran en las redes muy cr¨ªticos con Sin l¨ªmites ¨Duno de ellos recuerda que, en vez de tabernas andaluzas del siglo XVI, parecen las cantinas piratas de la isla de La Tortuga¨D, pero no tienen en cuenta la fuerza de la imagen y del relato. Y como pel¨ªcula, solo como pel¨ªcula, es m¨¢s que aceptable en cuanto a recreaci¨®n virtual de los escenarios, acci¨®n ¨Del guion convierte a Elcano en un violento buscavidas que reparte estopa en cada taberna que visita en vez de recordar que era un devoto marino¨D o la interpretaci¨®n de los protagonistas ¨Del Magallanes que encarna Rodrigo Santoro resulta bastante cre¨ªble¨D.
Que Sin l¨ªmites ¨Dsolo se han emitido dos cap¨ªtulos¨D es una aceptable serie, entretenida, con ritmo y con la luz ambiental exacta ofrece pocas dudas. Otra cosa es que en los siguientes cap¨ªtulos encalle. Pero, de momento, se deja ver, aunque en algunas reconstrucciones hist¨®ricas se parezca como el huevo de Col¨®n a una casta?a: afirma que la intenci¨®n de Magallanes era ¡°dar la vuelta al mundo¡± o que el puerto de Sevilla, el m¨¢s importante del mundo en aquel momento, solo ten¨ªa un barco y que se asemejaba a una aldea mexicana del desierto (solo les ha faltado introducir los famosos salicores rodando por delante de la c¨¢mara como en los w¨¦sterns). Qu¨¦ m¨¢s da, es cine. Einar Lodbrok nunca bail¨® sobre los remos de su drakar, mientras los vikingos aplaud¨ªan y re¨ªan, pero resulta imposible olvidar la eterna imagen de Kirk Douglas sobre las tablas con el tup¨¦ al viento. Porque era cine, solo cine. Como Sin l¨ªmites.
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