El caso del gale¨®n ¡®San Jos¨¦¡¯, hundido en el Caribe hace tres siglos, sigue abierto
Colombia convierte el hallazgo del pecio en un espect¨¢culo medi¨¢tico en plena campa?a electoral
Como si fuese una batalla entre dos flotas enemigas, Espa?a y Colombia mantienen un litigio sobre la propiedad del gale¨®n San Jos¨¦, hundido en el Caribe en 1708 y localizado por la sociedad cazatesoros suiza Maritime Archeology Consultans (MAC) en 2015 en aguas colombianas. Espa?a argumenta que es un barco de Estado y, por lo tanto, que es de su propiedad, como los ser¨ªa una embajada en territorio extranjero o un submarino nacional hundido en el ?rtico. Colombia, que es suyo, porque se lo trag¨® su mar. Ayer, el presidente de la Rep¨²blica, Iv¨¢n Duque, mostr¨® orgulloso las ¨²ltimas im¨¢genes subacu¨¢ticas del pecio, con lo que ven¨ªa confirmar que su pa¨ªs mantiene ¨ªntegras las expectativas de recuperarlo y no compartirlo. No ofreci¨® datos de c¨®mo se han obtenido las tomas, en qu¨¦ punto se encuentra el litigio con MAC, que reclama la mitad de un cargamento de valor incalculable ¨D600 metros c¨²bicos de tesoro¨D, qu¨¦ respuesta se le ha ofrecido a Espa?a ¨Des un barco militar fletado en ¨¦poca de Felipe V¨D, con qu¨¦ tecnolog¨ªa se pretende sacarlo de las profundidades marinas, cu¨¢l es el proyecto cient¨ªfico en que se basa la extracci¨®n... Nada. Solo que hay muchas riquezas y otros dos pecios cercanos.
Pero, en realidad, ?a qui¨¦n pertenece esta joya patrimonial cargada con toneladas de oro, plata y joyas? La Convenci¨®n de la UNESCO sobre la Protecci¨®n del Patrimonio Cultural Subacu¨¢tico, de 2001, que Colombia rechaza firmar, se?ala que el gale¨®n es Patrimonio de la Humanidad y que ambas partes deben llegar a un acuerdo sobre su extracci¨®n, mientras que la Convenci¨®n de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, de 1982, sostiene que, al tratarse de un buque de Estado, Espa?a es su aut¨¦ntico propietario. Este fue, por ejemplo, el argumento que permiti¨® que el reino de Espa?a recuperase, en los tribunales de Estados Unidos, el cargamento de la fragata Nuestra Se?ora de las Mercedes, que fue expoliado por la empresa cazatesoros Odyssey frente a las costas de C¨¢diz en 2007.
Parece incre¨ªble que dos Estados soberanos y amigos, con una historia com¨²n de siglos, no lleguen a un acuerdo sobre el gale¨®n. Espa?a ha intentado, infructuosamente, pactar con las autoridades colombianas la extracci¨®n de forma conjunta. En 2019, los entonces ministros de Exteriores, Josep Borrell, y de Cultura, Jos¨¦ Guirao, viajaron a Bogot¨¢ para reunirse con la vicepresidenta Marta Luc¨ªa Ram¨ªrez y firmar un acuerdo. Solo se rubric¨® un documento de palabras bellas, pero huecas.
La argumentaci¨®n de Colombia de que es suyo por haber sido encontrado en sus aguas territoriales resulta demasiado d¨¦bil. Por esa misma raz¨®n, cualquier barco hundido en aguas de otro ¨Dincluidos los colombianos¨D pasar¨ªan a ser propiedad de la naci¨®n a la que perteneciese esa parte del mar donde se produce la tragedia. En cuanto a la propiedad del cargamento, las mismas razones para reclamarlo asisten a Per¨² (plata del Potos?), China (cer¨¢mica del periodo K?han Hsi), Espa?a (22 ca?ones sevillanos fabricados por la familia Habet) o Panam¨¢, donde se llev¨® a cabo el traslado de la mercanc¨ªa del mar Pac¨ªfico al Atl¨¢ntico.
Espa?a, siempre lo ha mantenido, no desea el cargamento del San Jos¨¦ ¨Dlo de los espa?oles expoliando Am¨¦rica queda para las pel¨ªculas de Hollywood¨D, sino la infinita informaci¨®n hist¨®rica, cient¨ªfica y militar que de ¨¦l se puede extraer. En 1708, no exist¨ªa ni Colombia, ni Venezuela, ni Panam¨¢, ni Ecuador, solo el Virreinato del Per¨², que formaba parte de la monarqu¨ªa hisp¨¢nica.
La Espa?a actual dispone de la tecnolog¨ªa necesaria para devolver a la luz un tesoro sin igual que es acechado por los cazatesoros (una sola moneda de oro se puede vender por miles de d¨®lares en cualquier subasta en Estados Unidos), Colombia lamentablemente no. El pecio del gale¨®n es un cementerio militar, un buque de Estado, un yacimiento arqueol¨®gico, una oportunidad ¨²nica para unir m¨¢s dos pa¨ªses con una historia com¨²n, nada que ver con una jugada populista y publicitaria en ¨¦poca electoral.
Babelia
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