Dos horas y media con Elvis para no saber nada de ¨¦l

Lo malo de Elvis, la pel¨ªcula de Baz Luhrmann disponible en HBO Max, no es tanto que se tome m¨¢s licencias de lo habitual en el cine biogr¨¢fico. No pasa nada porque suenen versos de hip-hop sobre alguna canci¨®n, una proyecci¨®n del presente sobre el pasado como gui?o a las nuevas generaciones. Ni criticaremos que la voz de Austin Butler no est¨¦ a la altura sideral del Rey del Rock: casi ninguna en el planeta iba a estarlo. Por eso en la edici¨®n se mezcl¨® con partes de la aut¨¦ntica.

Lo malo no es que se muestre a Elvis como un tipo muy concienciado de los problemas de la comunidad negra, cuando se le ha reprochado lo contrario, su silencio en lo m¨¢s duro de la lucha por los derechos civiles. Lo malo no es que aparezca en una jam session improvisada con Little Richard, B. B. King y Sister Rosetta Tharpe. S¨ª, Elvis se crio en la m¨²sica negra, en el g¨®spel y el blues, pero tanta complicidad con las estrellas afroamericanas parece tratar de enmendar al mismo tipo que se ofreci¨® a Nixon como agente federal encubierto para perseguir a activistas raciales, comunistas, hippies y drogadictos.

Lo malo no es ni siquiera que se pase de refil¨®n por lo m¨¢s grimoso de su vida: su relaci¨®n con Priscilla, de 14 a?os, a la que instal¨® en su casa, cuando ¨¦l ten¨ªa 24. Ni que parezca estar componiendo canciones, cuando es sabido que cantaba y se mov¨ªa como nadie, pero ten¨ªa un equipo de autores a su servicio. Tampoco que su representante, el Coronel Parker, el verdadero protagonista (un casi irreconocible Tom Hanks), cargue con toda la culpa de la err¨¢tica carrera de un genio.

Lo peor, esto s¨ª que es imperdonable, es que no entramos ni por un momento en la cabeza del cantante, encorsetado en su versi¨®n p¨²blica. Qu¨¦ pensaba de todo esto, qu¨¦ le motivaba, qu¨¦ tem¨ªa, es el mismo enigma antes y despu¨¦s de estas m¨¢s de dos horas y media. La ¨²nica lecci¨®n de la pel¨ªcula es que Elvis fue un personaje secundario en su propia historia.

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