Lynyrd Skynyrd, la tragedia del rock sure?o (al que llaman reaccionario)

La desgracia golpe¨® a los Lynyrd Skynyrd, grupo esencial del llamado rock sure?o, cuando al fin llenaban estadios. El 22 de octubre de 1977, el avi¨®n en que viajaba la banda se estrell¨® en Gillsburg, Misisipi. Murieron el cantante y l¨ªder, Ronnie Van Zant, los hermanos Steve Gaines (guitarrista) y Cassie Gaines (corista), el representante Dean Kilpatrick y los dos pilotos.

Fue la devastaci¨®n de aquel referente del rock con ra¨ªces, que enlazaba con el country y que juntaba muchas guitarras, tres, que se explayaban en largos solos. Y que hac¨ªa cosas que hoy ver¨ªamos muy mal, como tocar con una enorme bandera confederada detr¨¢s del escenario. Ese fue su emblema durante un tiempo, dijeron ellos que ideado por los estrategas del marketing, inconscientes de sus connotaciones racistas. Su p¨²blico era abrumadoramente blanco, como ellos mismos, aunque hab¨ªa muchas mujeres en la grada, desde luego m¨¢s que sobre las tablas.

El tr¨¢gico destino se masca durante todo el documental Lynyrd Skynyrd: If I Leave Here Tomorrow, de Stephen Kijak (en Filmin). Que pone bien el foco en Ronnie Van Zant, un tipo carism¨¢tico que, se dice, intu¨ªa que morir¨ªa joven. Los Lynyrd Skynyrd (el nombre sali¨® de las burlas al profesor de gimnasia Leonard Skinner, del instituto de Jacksonville, Florida, donde estudiaban algunos de ellos) ejerc¨ªan tanto el orgullo sure?o que escribieron el himno Sweet Home Alabama como r¨¦plica a las letras de Neil Young (Alabama, Southern Man) que criticaban el racismo y conservadurismo de los EE UU meridionales. Vieron en el cantautor canadiense un ejemplo de los prejuicios contra el sur que abundan entre los norte?os. Aunque cuentan tambi¨¦n que lo admiraban (Van Zant se retrat¨® con su camiseta), que el pique empez¨® m¨¢s que nada como una broma. Young estuvo en un concierto homenaje a la banda tras el accidente e interpret¨® en alguna ocasi¨®n Sweet Home Alabama, que le cita as¨ª: ¡°Espero que Neil Young recuerde que un hombre sure?o no lo necesita a ¨¦l¡±.

Se nota el af¨¢n del documentalista en rebatir una visi¨®n sesgada por los ojos de hoy del grupo que dej¨® obras maestras como Free Bird o Tuesday¡¯s Gone. Trata de desmontar su estampa de iconos de los rednecks, como se etiqueta despectivamente a esos trabajadores rurales, blancos, varones y reaccionarios que pueblan el sur de EE UU. Se muestra a un Van Zant que en declaraciones p¨²blicas rechazaba las armas, la violencia y el racismo; tambi¨¦n es cierto que en algunas de sus letras domina la ambig¨¹edad sobre estos asuntos. Se recuperan viejas entrevistas con ese objetivo, y se incluye el relato del guitarrista Gary Rossington, el ¨²nico miembro original que sigue en el grupo (reconstruido en 1990 y hasta hoy con la voz del hermano de Van Zant, ser¨ªa mejor llamarlo una banda homenaje).

Cuenta Rossington que nunca olvidar¨¢ la serenidad con la que sus compa?eros vivieron sus ¨²ltimos minutos en ese avi¨®n a la deriva. Sin caos ni p¨¢nico. Sab¨ªan que era el fin. Quiz¨¢s no que ser¨ªan tan recordados.

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