La risa
Hastiado casi siempre con los medios de comunicaci¨®n, alguien l¨²cido me aconseja que si no puedo pasar de ellos, intente imaginar que son una broma permanente
Certificaba un poeta: Si he perdido la vida, el tiempo, todo lo que tir¨¦, como un anillo, al agua, me queda la palabra. Ojal¨¢ que confiara en el gozo sanador de esta. En mi caso solo me queda la risa, el gesto m¨¢s liberador que conozco, esa sensaci¨®n que puede surgir en las circunstancias m¨¢s jodidas, pero que te asegura durante momentos milagrosos que todav¨ªa no eres un muerto viviente.
Y te r¨ªes por muchas cosas. L¨®gicas o absurdas, transparentes o surrealistas, naturales o sat¨ªricas, entra?ables o asquerosas. Y casi siempre exigen complicidad. Amo a las personas que me hacen re¨ªr, con las que comparto esa sensaci¨®n.
Hastiado casi siempre con los medios de comunicaci¨®n, con el cine, las series y la literatura regidos por el abusivo aval que exige el signo de los tiempos, alguien l¨²cido me aconseja que si no puedo pasar de ellos porque todav¨ªa no soy Robinson Crusoe, intente imaginar que son una broma permanente, que en realidad todos ellos est¨¢n fabricados por una genial f¨¢brica sarc¨¢stica como El Mundo Today, que ese esperpento impositivo es una ficci¨®n, que solo sirve para hacerte re¨ªr. Le hago caso, todo parece una broma siniestra, pero no logro prescindir de la sensaci¨®n de asco ante lo que dicen y hacen esos horrendos int¨¦rpretes dotados de poder.
Lo ¨²ltimo. Una ardorosa dirigente de Podemos, conocida como Pam, le aconseja a las chicas que practiquen la masturbaci¨®n en vez de la penetraci¨®n. Ambas cosas confirmo que dan mucho gusto. Pero priorizar la primera solo se le puede ocurrir a una tarada. Lo ten¨¦is crudo, ni Franco, ni Hitler ni Stalin evitar¨ªan que los hombres y las mujeres se siguieran atrayendo, que les encante follar entre ellos. Adem¨¢s de buscarse, incluso pueden amarse.
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