El problema de ?ngela Rodr¨ªguez
Su gesto pone de manifiesto que uno de los partidos m¨¢s importantes para asentar una mayor¨ªa de izquierdas en nuestro pa¨ªs tiene serios problemas para anteponer los intereses de la mayor¨ªa sobre los intereses personales
Que una secretaria de Estado de Igualdad bromee con la salida ¡°de violadores a la calle¡± despu¨¦s de que varios tribunales hayan reducido la pena impuesta a agresores sexuales de menores en aplicaci¨®n de la ley del solo s¨ª es s¨ª es una frivolidad lamentable. Que cuando se se?ala su error (desde la oposici¨®n y desde el Gobierno) su respuesta consista en subir a Twitter un v¨ªdeo donde se declara v¨ªctima del machismo imperante es problema pol¨ªtico que urge atender y cuyas consecuencias tendr¨¢n un largo recorrido. ¡°Lamentablemente, las feministas estamos acostumbradas a que mucho de nuestro trabajo queda reducido a bulos, noticias falsas y manipulaciones que ridiculizan y tergiversan las pol¨ªticas de igualdad¡±, ha declarado la ?ngela Rodr¨ªguez, la n¨²mero dos de Igualdad.
Y digo que es un problema pol¨ªtico grave porque est¨¢ directamente relacionado con la gobernabilidad de nuestro pa¨ªs. Sucede que existe un partido pol¨ªtico, Unidas Podemos, que ha demostrado en numerosas ocasiones la excelencia pol¨ªtica a la hora de representar los intereses de la mayor¨ªa. En este sentido, la ley del solo s¨ª es s¨ª, fue un avance importante a la hora de garantizar la libertad sexual de todas y todos y situ¨® por primera vez el consentimiento en el epicentro del tipo penal.
El problema apareci¨® cuando la aplicaci¨®n de dicha ley acus¨® inconsistencias indeseadas, en concreto la rebaja de penas a agresores sexuales, que evidentemente es preciso corregir y atajar. A partir de este momento, la consistencia democr¨¢tica de Unidas Podemos empez¨® a hacer aguas. Porque una vez m¨¢s, y cumpliendo con la tradici¨®n de este partido, sus responsables se mostraron incapaces de defender los intereses de la mayor¨ªa una vez que entraron en conflictos con sus intereses personales. Irene Montero estuvo muy torpe acusando a jueces y fiscales de interpretar mal la ley en vez de reconocer sus defectos formales. Claro que, en paralelo, la ultraderecha espa?ola se ocup¨® de someter a un acoso permanente e inaceptable a la ministra de Igualdad. Una persecuci¨®n machista que no ha tenido que ver con esta ley ni ninguna otra sino con una violencia pol¨ªtica organizada que solo puede ser condenada con firmeza por cualquier dem¨®crata. Precisamente porque los intereses de Irene Montero ¡ªel derecho al honor y a la libertad de expresi¨®n¡ª coincid¨ªan con los de la mayor¨ªa en este sentido.
Pero ahora la trama pol¨ªtica de la ley del s¨ª es s¨ª ha dado otra vuelta de tuerca. Y resulta que cuando ?ngela Rodr¨ªguez comete un error que debe rectificar, decide no hacerlo. Elige de nuevo anteponer sus intereses (su reputaci¨®n) a los de la mayor¨ªa (el respeto a las v¨ªctimas de abusos sexuales en nuestro pa¨ªs). Y lo que es peor, Rodr¨ªguez se permite explicar en un v¨ªdeo que no necesita disculparse porque ella es feminista. Pues bien, m¨¢s all¨¢ del esperable ruido medi¨¢tico y pol¨ªtico, sucede que este gesto pone de manifiesto que uno de los partidos m¨¢s importantes para asentar una mayor¨ªa de izquierdas en nuestro pa¨ªs tiene serios problemas para anteponer los intereses de la mayor¨ªa sobre los intereses personales. Escucho las declaraciones de Rodr¨ªguez y me pregunto ?qu¨¦ pasar¨ªa si en las pr¨®ximas elecciones generales lo mejor para las lideresas de Unidas Podemos no fuera lo mejor para la mayor¨ªa de la izquierda? Como recordar¨¢n esta pregunta ya tuvieron que responderla los l¨ªderes masculinos de Unidos Podemos. Y el error fue monumental. Ojal¨¢ ser feministas sirva de algo en las pr¨®ximas elecciones. Empecemos, por ejemplo, por aceptar que lo mejor para el feminismo no es lo mejor para la secretaria de Estado de Igualdad. Las ideas representan movimientos igual que el poder representa nombres propios. Y no se confundan: el v¨ªdeo de ?ngela Rodr¨ªguez responde antes a su apellido que a sus convicciones.
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