Xavier Dolan, cineasta: ¡°Tengo miedo a una guerra civil provocada por la intolerancia¡±

Xavier Dolan (Montreal, 34 a?os) siempre ha vivido a toda velocidad. Debut¨® a los 19, con una pel¨ªcula aplaudida en Cannes que le abri¨® todas las puertas en el cine de autor. Rod¨® ocho pel¨ªculas en una d¨¦cada con las que impuso un lenguaje propio, un cine manierista e histri¨®nico que rehabilitaba los tics propios de un videoclip noventero: colores saturados, im¨¢genes al ralent¨ª, canciones de C¨¦line Dion entonadas como si fueran himnos nacionales. No por ello se priv¨® de entrar en lo m¨¢s oscuro de la condici¨®n humana, en las familias m¨¢s turbias, las amistades m¨¢s t¨®xicas y los amores vividos como enfermedades terminales.

Y ahora, a una edad todav¨ªa tierna, Dolan se retira. ¡°Renuncio al cine y a dirigir¡±, dice por videollamada sobre su inesperada prejubilaci¨®n. ¡°Ya no tengo ganas ni fuerza para comprometerme dos a?os con un proyecto y que luego no lo vea casi nadie. Le pongo demasiada pasi¨®n para llevarme tantas decepciones. Me hace preguntarme si mi cine es malo, y s¨¦ que no lo es¡±. Antes de colgar los h¨¢bitos, ha rodado La noche que Logan despert¨®, su primera serie, que acaba de estrenar Filmin. Su nuevo trabajo es un thriller psicol¨®gico sobre una familia dividida por un hecho tr¨¢gico que sucedi¨® 30 a?os atr¨¢s, que se re¨²ne para velar el cuerpo de su madre, una pol¨ªtica en tiempos del refer¨¦ndum del Quebec que tuvo que interrumpir su carrera por ese suceso familiar.

No habr¨¢ m¨¢s pel¨ªculas ni v¨ªdeos para Adele. Dolan se limitar¨¢ a hacer publicidad. ¡°Rodar¨¦ una serie en ingl¨¦s para HBO a la que me compromet¨ª antes de la pandemia y luego lo dejar¨¦¡±, asegura el director

Pese al renombre internacional de su autor, solo se ver¨¢ en cuatro pa¨ªses: su Canad¨¢ natal, Francia, Jap¨®n y Espa?a. ¡°?Por qu¨¦ nadie m¨¢s la ha comprado? ?Por estar rodada en franc¨¦s, por tener solo cinco episodios?¡±, se pregunta. ¡°No he ganado nada con la serie, invert¨ª mi sueldo en la producci¨®n y mi padre me tuvo que prestar dinero. Es un proceso muy ingrato, estoy cansado y desanimado. La soluci¨®n m¨¢s sencilla es dirigir publicidad y construirme una casa en el campo¡±. En eso consiste su plan. Tampoco rodar¨¢ m¨¢s v¨ªdeos para Adele. ¡°Ya he hecho dos, creo que son suficientes. Hayao Miyazaki dice que hace cine solo te da sufrimiento. Lo confirmo¡±. Aunque a¨²n le queda un ¨²ltimo cartucho por quemar. ¡°Antes de la pandemia me compromet¨ª a rodar una serie con HBO en ingl¨¦s, que todav¨ªa est¨¢ en estado embrionario. Voy a cumplir con mi palabra y luego lo dejar¨¦¡±.

Su proyecto se abre con la muerte de esa matriarca opresora, una figura cl¨¢sica en su cine. Su primera pel¨ªcula se titulaba He matado a mi madre. En el resto de su filmograf¨ªa, que cuenta con t¨ªtulos como Los amores imaginarios, Laurence Anyways, Mommy o Solo el fin del mundo, tambi¨¦n abundan. ¡°Me parece anecd¨®tico, mi cine no habla solo de eso¡±, protesta el director, al que tampoco le gustan las comparaciones con Pedro Almod¨®var, que le parecen reductoras y un poco hom¨®fobas. Se dice que Dolan hace un cine de mujeres, aunque en realidad tambi¨¦n haya hablado de los hombres. Su nueva serie es el mejor ejemplo de ello: en el centro del relato est¨¢n tres hermanos y el mejor amigo de uno de ellos, ejemplos de una masculinidad fr¨¢gil y t¨®xica. ¡°Me interesa filmar a hombres con dilemas interiores, un poco monstruosos, con demonios contra los que luchan, que se expresan con violencia verbal y, a menudo, f¨ªsica¡±, reconoce. ¡°Esconden una grieta profunda y una gran necesidad de ser amados. La vida los ha herido y ellos se hieren a s¨ª mismos. No se quieren, por lo que tampoco saben querer¡±.

A Dolan no le parece que esos hombres chapados a la antigua est¨¦n en v¨ªas de extinci¨®n, pese a los cambios sociales. ¡°Me da mucho miedo, cada vez m¨¢s, la violencia de los hombres, porque no s¨¦ c¨®mo calmarla¡±, dice el director, cuyo cine tiende a hablar del rechazo a la homosexualidad. ¡°Cuando veo a hombres barbudos protestando en la puerta de una escuela de California contra la ense?anza de la historia del colectivo LGBTI+, me parece una imagen del fin del mundo. Tengo miedo a una guerra civil provocada por la intolerancia, por el temor a la diferencia que representamos. Est¨¢n convencidos de que los queremos someter, cuando no tenemos la voluntad de dominar a nadie. Nuestra aspiraci¨®n es vivir y dejar que los otros vivan¡±.

¡°Ver protestas contra el colectivo LGBTI+ me parece una imagen del fin del mundo. Creen que los queremos someter, cuando no tenemos la voluntad de dominar a nadie¡±

El adi¨®s de Dolan responde a un claro desencanto. Parec¨ªa que se iba a comer el mundo, pero su ascenso a la gloria se vio frenado por el fracaso de Mi vida con John F. Donovan, su fallido debut en ingl¨¦s, con estrellas como Kit Harington, Natalie Portman o Susan Sarandon en el reparto (adem¨¢s de Jessica Chastain, cortada en el montaje). Tras una larga gestaci¨®n, el proyecto se le fue de las manos. ¡°Es una pel¨ªcula que me gusta, aunque no pude profundizar tanto como me hubiera gustado, por cuestiones que es mejor que el p¨²blico no sepa¡±, esquiva. Despu¨¦s, volvi¨® a su Quebec natal, donde rod¨® una pel¨ªcula m¨¢s modesta, Matthias & Maxime, y luego esta serie, con la que ha vuelto a su primer amor: la televisi¨®n.

¡°Las series fueron mi primer contacto con el arte de contar historias. Soy hijo de una madre soltera que ve¨ªa culebrones canadienses sin parar. De adolescente, me refugi¨¦ en las series estadounidenses del canal WB, dobladas al franc¨¦s, como Buffy cazavampiros, Smallville, Roswell o Embrujadas, y luego me aficion¨¦ a las series de HBO como Los Soprano o A dos metros bajo tierra, a la que esta serie quiere rendir homenaje¡±, asegura. La noche que Logan despert¨® reivindica los c¨®digos de una televisi¨®n de otra ¨¦poca, de las subtramas sencillas al gusto por el cliffhanger, que Dolan asume sin iron¨ªa alguna. ¡°A diferencia de otros directores, no he querido hacer una serie que pareciera una pel¨ªcula. Lo que he querido hacer es buena televisi¨®n¡±, dice. Es una buena manera de cerrar el c¨ªrculo: volviendo al origen.

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