¡®Dulces magnolias¡¯, el culebr¨®n feminista que retrata la amistad en las profundidades de EE UU
Protagonizada por JoAnna Garcia Swisher, Brooke Elliott y Heather Headley, la serie de Netflix basada en las novelas de Sherryl Woods va m¨¢s all¨¢ de los estereotipos, mostrando las vidas de tres independientes mujeres sure?as
Todo es t¨ªpico en Serenity. Todo lo hemos visto ya. Sus casas blancas de porches perfectos, su estupendo instituto, cuyo campo tiene la hierba reci¨¦n cortada, su cafeter¨ªa de batidos y hamburguesas. Pero en Serenity, ese id¨ªlico pueblo imaginario de Carolina del Sur donde transcurre la trama de la serie Dulces magnolias (Netflix) todo es tambi¨¦n un poquito diferente. Porque en esos porches las escaleras est¨¢n desencoladas, junto al instituto los parques est¨¢n llenos de barro y columpios oxidados y se han derramado muchas l¨¢grimas sobre los manteles de la cafeter¨ªa. Pero, sobre todo, lo que lo diferencia son sus tres protagonistas, tres mujeres, Maggie (JoAnna Garcia Swisher), Dana Sue (Brooke Elliott) y Helen (Heather Headley) que consiguen convertir lo que podr¨ªa ser una sencilla serie de sobremesa con la que echar una cabezadita en algo m¨¢s que un culebr¨®n.
Los espectadores han sabido captar el alma de estas tres mujeres y de la comunidad que, en Dulces magnolias y en Serenity, aglutinan a su alrededor. La plataforma Netflix tambi¨¦n lo ha entendido y ha estrenado este 20 de julio su tercera temporada, despu¨¦s de que las dos primeras se colocaran entre el top 10 de series m¨¢s vistas en sus lanzamientos. As¨ª ha ocurrido de nuevo. Las magnolias (como se llama la tr¨ªada a s¨ª misma desde la infancia) regresan ahora replante¨¢ndose su base: la de la amistad. Esta temporada gira en torno a conflictos con parejas, hijos, amigos, empleados... y tambi¨¦n en torno a ellas tres y a su n¨²cleo, que se ver¨¢ afectado y al l¨ªmite.
Dulces magnolias tiene recuerdos de Las chicas Gilmore, m¨¢s por su escenario y sus tramas que por los ¨¢giles di¨¢logos que brillaban en la serie de los 2000 creada por el matrimonio Palladino. Pero aqu¨ª, en esta historia basada en las novelas de la popular Sherryl Woods (tiene 11 vol¨²menes centrados en Serenity, pero ya en la segunda temporada de la serie las tramas se desmarcaban de los libros), la sororidad est¨¢ tambi¨¦n muy presente. Las tres mujeres son el centro de la comunidad y rompen en buena parte con el estereotipo femenino y a veces ani?ado que se les ha otorgado durante d¨¦cadas en este tipo de producciones a las f¨¦minas del Estados Unidos rural. Aqu¨ª, tanto las actrices como sus personajes han cumplido hace tiempo los 40 a?os, son trabajadoras y propietarias de sus negocios (una due?a de un spa, la otra chef y propietaria de un restaurante, y la tercera, la abogada m¨¢s prestigiosa del condado) y, aunque las tramas rom¨¢nticas se sit¨²an en el centro de la acci¨®n, no las definen ni las marcan. Dos de ellas tienen hijos y los cr¨ªan sin (inicialmente; esto es una serie, todo cambia) maridos; la otra es soltera y no tiene descendencia. No son familias que sigan el est¨¢ndar heteropatriarcal. Ellas prefieren charlar mientras toman margaritas. Pero se habla de todo: de amores, de rupturas, de abortos, de accidentes, de padres e hijos, de la muerte.
Tampoco siguen un est¨¢ndar cl¨¢sico sus protagonistas. Una de ellas es de ascendencia latina (no en la serie, pero en la realidad Garcia Swisher es hija de padre cubano y madre de or¨ªgenes espa?oles), otra tiene un cuerpo y un peso que no suelen tener un hueco en la industria del audiovisual de Hollywood y la ¨²ltima es afroamericana. Sin embargo, nada de ello se menciona en sus conversaciones, ni siquiera est¨¢ presente de forma activa en la serie. Simplemente, es. Y para una serie que refleja el sur de Estados Unidos, por mucho que sea en 2023, es bastante.
La tercera temporada de Dulces magnolias no ser¨¢ una gran sorpresa para el espectador que la siga; tampoco lo pretende. Quien la vea busca tramas entretenidas, un poquito de drama, una pizca de diversi¨®n, una pincelada de redenci¨®n, unas gotas de tradici¨®n sure?a con platos m¨¢s que apetecibles, calles arboladas, fiestas populares y sobre todo con unas mujeres que buscan sacar adelante sus vidas y pretender que su legado sea un poco m¨¢s rico, que suponga un paso adelante. Porque los culebrones de verano tambi¨¦n tienen derecho a tener su propio legado y a crecer con los nuevos tiempos.
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