Campofr¨ªo y la gran familia: siente a un pobre a su mesa
El anuncio ofrece la misma gazmo?er¨ªa de siempre, el mismo serm¨®n de las familias numerosas desarrollistas, la misma letra del mismo villancico
He intentado apreciarlo, de verdad que he puesto la mejor de mis voluntades. Me dicen que Campofr¨ªo ha hecho este a?o un juego de despiste: lanzar un anuncio navide?o t¨ªpico de vuelve, a casa vuelve por Navidad, para desmentirlo unos d¨ªas despu¨¦s con el anuncio de verdad. Se supone que el aut¨¦ntico es descarado, castizo, un poquito punki, ¨¢cido, cachondo y representativo de la Espa?a de hoy. Pues yo no veo la diferencia entre la parodia del anuncio ?o?o y el anuncio de verdad. Y eso que, a m¨ª, Carlos Areces me convence de lo que sea. Yo voy con ¨¦l a tope siempre, pero a esa cena de Nochebuena prefiero excusarme.
No es cuesti¨®n de crear una nueva divisi¨®n entre espa?oles que aplauden el anuncio de Campofr¨ªo y espa?oles que lo abuchean. Burlarse de ese anuncio es ya un clich¨¦ c¨ªnico tan recurrente como el odio a las navidades mismas. Tampoco tiene nada de malo ponerse un poco gru?¨®n ¡ªpronto vendr¨¢ la loter¨ªa, y en el lamento nos encontraremos¡ª, pero el debate no es ese. Lo impresionante aqu¨ª es c¨®mo el esp¨ªritu navide?o sobrevive como lo hace el del capitalismo: fingiendo que incorpora a sus cr¨ªticos.
No he visto diferencia entre el anuncio verdadero y el falso, supuestamente hecho con Inteligencia Artificial, porque no la hay. Campofr¨ªo ofrece la misma gazmo?er¨ªa de siempre, el mismo serm¨®n de las familias numerosas desarrollistas, la misma letra del mismo villancico, la misma cursiler¨ªa. Al venderla con c¨®micos excelentes y recursos de guion gamberro, suena a cura enrollado que dice guay del Paraguay en sus sermones, sin que por ello dejen de ser tan sermones como los que echaban los curas carlistas en lat¨ªn. Hoy como ayer, predican los mismos valores ?o?os del ¡°siente un pobre a su mesa¡±. Son las fechas, qu¨¦ se le va a hacer, pero a m¨ª no me representan.
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